Barranquilla, ahora sí, perdió cualquier posibilidad de albergar los Juegos Panamericanos 2027, luego de que el jueves 1 de febrero Panam Sports descartara la aspiración de la capital del Atlántico y confirmara que Asunción (Paraguay) y Lima (Perú), esta última sede de las justas de 2019, seguían en carrera para recibir las competencias más importantes del calendario olímpico, en lo que respecta en el plano continental.
La determinación, que se tomó el 3 de enero, al final se ratificó por parte de la Organización Deportiva Panamericana (Odepa), como también se le conoce al organismo, pese a las infructuosas gestiones del Comité Olímpico Colombiano (COC) y la incapacidad del Gobierno nacional: que incumplió los acuerdos con la entidad y no abonó los USD4 millones iniciales que tenía que girar el 30 de diciembre de 2023, de los UDS8 millones acordados.
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Pese a que el presidente Gustavo Petro quiso bajarle la temperatura al tema y anunció que haría todo lo que estuviera a su alcance para garantizar la recuperación de la localía de los juegos, lo cierto es que no cumplió su promesa. Y fue uno de los protagonistas principales de uno de los fracasos deportivos más grandes de la historia del país, que se suma a uno de marca mayor: el haber renunciado a organizar la copa del mundo de la FIFA en 1986.
Al fuerte impacto para los atletas que esperaban recibir las justas en suelo atlanticense, en lo que debían ser los segundos Juegos Panamericanos celebrados en Colombia, luego de los efectuados en Cali en 1971, se suma el descalabro económico que sufrió Barranquilla por esta determinación, pues ya había hecho un abono multimillonario para asegurarse la sede, que a la postre perdió cuando fue elegida por aclamación y no por votación.
El dinero que Barranquilla botó a la basura por la pérdida de la sede de los Juegos Panamericanos
Según indicaron en su momento el alcalde de Barranquilla, Alejandro Char Chaljub, y el gobernador del Atlántico, Eduardo Verano de la Rosa, fueron 2.250.000 millones de dólares los que pagó la ciudad sede para recibir los Juegos, dinero que no podrá ser recuperado por las autoridades locales. Así estaba estipulado en los documentos firmados por Panam Sports, como parte de las cláusulas que indicaban que, en caso de incumplimiento, se ejecutaría la misma.
“En Hacienda Pública debieron girarse cuatro millones de dólares el 30 de diciembre y no se hizo, un trámite por demás decirlo extraño, pero no se dio cuando ya tenía la orden presidencial. Entonces la plata se tiene hoy, se tiene completa los ocho millones de dólares, y ya se está trabajando”, indicó el 3 de enero de 2024 el alcalde Char luego de hablar con el jefe de Estado, en un asunto en el que la principal señalada fue la ministra del Deporte, Astrid Rodríguez.
No obstante, luego de 29 días de incertidumbre y, si se quiere, de guardar una remota ilusión con respecto a las justas, la misma se desvaneció con el nuevo pronunciamiento de Panam Sports, que dejó sin piso la posibilidad de la capital del Atlántico. Será el 12 de marzo de 2024 cuando se conozca qué ciudad recibirá las competencias, entre las dos únicas metrópolis que se le midieron al reto de presentar su candidatura tras el fiasco ocurrido con La Arenosa.
“Estimado Presidente: los Juegos Panamericanos son el evento multideportivo más importante de América, son el gran anhelo para todos los deportistas, y es responsabilidad de Panam Sports velar por el fiel cumplimiento de los contratos firmados, de manera que se garantice un evento de excelencia para los deportistas de América”, indicó el 8 de enero Neven Ilic, presidente de Panam Sports, al presidente Petro.
“Luego de todos los incumplimientos al contrato de ciudad sede y a las prórrogas concedidas, es que el comité ejecutivo, en sesión del día martes 2 de enero de 2024, decidió retirar la sede a Barranquilla, Colombia”, se destacó posteriormente en la misiva, que fue respondida con ironía en redes sociales por el jefe de Estado, con su famoso: “Hasta donde sé, el 30 de enero no ha llegado”, que se lo cobraron en la red social X tras el revés sufrido por el país deportivo.