Las autoridades siguen revelando nuevos detalles del doble atentado sicarial ocurrido en el barrio Villas de Granada, localidad de Engativá, en el occidente de Bogotá.
Esa noche, un grave accidente de tránsito dejó al descubierto una persecución a muerte que cobró la vida de Abigail Guerra, de 21 años, y Andrés Prieto, de 31.
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De acuerdo con información conocida por el diario El Tiempo, ambas víctimas se habrían acercado al mencionado barrio para reclamar una dosis de tusi y un arma de fuego. Así lo pudo saber un investigador del caso al entrevistar a uno de los testigos.
Según el relato, los dos jóvenes habrían sido amenazados por las personas que les iban a entregar el encargo y que la orden de asesinarlos habría llegado desde la cárcel La Modelo, donde tenían cuentas pendientes con un cabecilla del que, además, ya se conocería su alias y su identidad.
Al verse amenazados intentaron huir en su vehículo de placas BRE-664, marca Hyundai Accent GL, modelo 2005, pero fueron alcanzados por dos sujetos a bordo de una moto de alto cilindraje, quienes les propinaron varios disparos que les provocaron heridas mortales y los hicieron estrellar contra un taxi, cuyo conductor se salvó del fuerte choque y de la lluvia de balas.
El testigo también entregó material fotográfico de los asesinos, el arma que supuestamente iban a recibir las víctimas, dio detalles del punto de encuentro en donde iban a recibir la encomienda, y sobre la ruta de escape que intentaron usar. Por lo pronto, el vehículo está en poder de las autoridades para ser analizado.
Sobre las personas que resultaron asesinadas, se supo que Prieto era un exconvicto que había salido de la cárcel apenas unos días atrás, luego de haber pagado una pena de cinco años por delitos de narcotráfico y hurto. Guerra era su pareja sentimental, se desempeñaba como modelo y creadora de contenido para adultos, y era oriunda de San Jacinto (Bolívar), pero llevaba radicada en Bogotá algunos años.
Un guardia de seguridad del sector le relató al Ojo de la noche de Noticias Caracol cómo se desarrollaron los hechos la noche de la muerte de ambas personas. “Me encontraba pasando revista por acá, por el conjunto, y en la 114 con 78 vi cuando un carro venía acelerando y un hombre que iba detrás le disparó en tres ocasiones y ahí el carro salió embalado a toda y se pasó un pare y terminó estrellándose con un taxi”.
Agregó que sacó “dos heridos del carro, a la muchacha y otra persona. El conductor del carro lo alcancé a sacar. Ahí hay uno tirado, pero, exactamente, no sé si es el conductor del carro o fue el otro que saqué porque estaba muy embolatado (sic)”.
Las autoridades siguen recopilando datos mediante las cámaras de seguridad del sector para poder establecer la cronología de los hechos. “Estamos haciendo toda la investigación pertinente y ubicando todas las cámaras del sector para determinar qué fue lo que pasó en este hecho”, le dijo el teniente coronel Ronald Mariño, comandante operativo de seguridad número 3, al noticiero matutino Arriba Bogotá.
El sicariato en Bogotá viene aumentando desde 2022
Entre julio de 2022 y julio de 2023, la ciudad de Bogotá vivió un deterioro en sus indicadores de violencia, marcado por una transformación en las dinámicas de las organizaciones criminales. Estas, abandonando sus áreas de influencia habituales, se diseminaron a través del territorio urbano.
Dicha situación se reflejó en un ascenso en la cifra de homicidios, documentándose 596 casos solo en los primeros siete meses de 2023. Es importante subrayar que los asesinatos por encargo representaron cerca de la mitad de estos delitos.
Analistas de seguridad vinculan esta escalada de violencia con las operaciones contra el crimen organizado llevadas a cabo entre 2021 y 2023, efectivas pero perturbadoras. Estas intervenciones impulsaron a las facciones criminales a reestructurarse y expandirse hacia nuevos territorios, provocando conflictos internos por el control del tráfico de drogas.
La pugna por la hegemonía en este sector no solamente alteró la estructura criminal en Bogotá, sino que también precipitó una serie preocupante de actos delictivos. Entre estos, el descubrimiento de 30 cadáveres con indicios de tortura y abandono, denotando un grave deterioro en la seguridad de la ciudad.