Sembrar árboles en zonas de incendios forestales: Red Colombiana de Restauración explicó por qué no es buena idea

Restaurar zonas para la preservación ambiental requiere de conocimientos para que tenga el éxito y el impacto esperados

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Así quedó la zona de
Así quedó la zona de la Quebrada La Vieja, en Bogotá, tras el incendio que duró más de cinco días activo - crédito Cuerpo Oficial de Bomberos.

Las redes sociales se han convertido en un espacio para alertar sobre incendios forestales, convocar ayudas, agradecer a los cuerpos de atención de desastres y brindar ayuda. Algunos usuarios han propuesto acudir en masa a sembrar arboles sobre las cenizas que han dejado las llamas, pero a pesar de las buenas intenciones ciudadanas, la iniciativa podría ser un problema.

Según la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo y de Desastres, en lo corrido del año se han registrado 334 incendios forestales que han afectado 17.782 hectáreas del país. Con corte a la noche del 27 de enero, 17 de estos se encontraban activos.

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La situación ha causado preocupación en varias personas que han buscado medios para ayudar con la recuperación de los ecosistemas. Sin embargo, los expertos como la Red Colombiana de Restauración Ecológica (Redcre) recomiendan que sean los expertos quienes determinen cómo intervenir las zonas quemadas.

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Así quedó la zona de la Quebrada La Vieja, en Bogotá, tras el incendio que duró más de cinco días activo - crédito Cuerpo Oficial de Bomberos.

Restaurar no es solo sembrar árboles, requiere un conocimiento detallado del ecosistema, el disturbio y las especies de plantas presentes y pasadas. Los esfuerzos aislados de plantar árboles y reforestar sin conocimiento pueden traer grandes problemas a largo plazo”, señaló la fundación.

Durante esta temporada del año, el país atraviesa el Fenómeno de El Niño que ha registrado características inusuales en un mayor nivel de temperaturas, lo que a su vez intensifica la sequía. Bajo esas condiciones, sumadas a las heladas presentadas durante la noche y las madrugadas, es poca la probabilidad de que árboles nuevos recién sembrados puedan sobrevivir.

Por nuestra experiencia desde lo académico, y el conocimiento que hemos venido construyendo con comunidades locales y rurales, esta NO ES UNA TEMPORADA PROPICIA para hacer siembra de árboles, ya que vamos a desgastar recursos que podrían aprovecharse en otras acciones más urgentes, como apoyar a los organismos de gestión del riesgo como bomberos y defensa civil”, señaló la organización.

Otro aspecto clave es diferenciar entre reforestación y restauración. El primero se refiere a la recuperación de la cobertura vegetal, lo que sería apenas una herramienta del segundo concepto que busca reestablecer todo el equilibrio natural del ecosistema, teniendo en cuenta los tipos de plantas, fauna, clima y las interacciones entre los mismos.

“La restauración ecológica es una actividad compleja e integradora que debe ser direccionada por las entidades ambientales competentes y aliados con un conocimiento detallado del ecosistema”, señala la Redcre. En ese sentido, invitan a la ciudadanía que desea aportar a estar atentos a iniciativas de fundaciones o instituciones para realizar acciones que estén encaminadas a salvaguardar los ecosistemas.

“Los invitamos a vigilar y reportar cualquier nuevo incendio por manos criminales que generen nuevos focos de fuego. Así como tomar medidas desde las acciones cotidianas, a participar en las instancias y espacios como ciudadanía en toma de decisiones para prevenir, mitigar y adaptarse a los efectos de la variabilidad climática que estamos enfrentando, y que juntos y de manera organizada tenemos oportunidad de mejorar”, señalaron.

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Así quedó la zona de la Quebrada La Vieja, en Bogotá, tras el incendio que duró más de cinco días activo - crédito Cuerpo Oficial de Bomberos.

Desde la Redcre también explicaron que los incendios en los ecosistemas de alta montaña no son eventos espontáneos y en la mayoría de los casos son el resultados de actividades humanas. En el caso de las sabanas, señalaron que es posible que se generen por altas temperaturas y material vegetal seco, especialmente en temporadas como la del Fenómeno de El Niño.

En Bogotá, por ejemplo, donde dos focos de incendios estuvieron activos por cerca de una semana, se logró controlar el fuego el 27 de enero tras más de 300 descargas de agua. Ahora las autoridades avanzan en el análisis del área afectada para establecer sus dimensiones y las acciones de restauración que se emprenderán. Hasta el momento no se conoce el número de hectáreas que resultaron consumidas por las llamas.

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