La última rumba del 2023 tendría endeudado al bloguero Andy Martínez, luego de que lo convencieran de asistir a una discoteca en la que iban a pagar su entrada, pero terminó cubriendo los gastos de un grupo de personas a las que apenas conocía.
Así lo denunció a mediados de enero del 2024 a través de sus redes sociales: “me estafaron con la excusa de que me iban a invitar a una rumba en Theatron y resulté perdiendo casi 500.000 pesos. Les cuento por si llegan a conocer a alguien así, para que no les pase”.
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Según explicó Martínez, hace un tiempo conoció a su presunto estafador, “un sujeto llamado Jonathan Marchena. El chico era mejor amigo de una influencer a quien no voy a mencionar, pero nos conocimos a través de ella y de algunos otros contactos del mundo de los reinados y certámenes de belleza. Lo venía conociendo, distinguiendo, hablando con él de vez en cuando y de un día para otro empezamos a coincidir más por un trabajo que tuve con un centro comercial del norte de Bogotá, que el frecuentaba porque esta influencer tiene su local de spa, uñas, etc. En el mismo lugar”.
Cada tanto se encontraban y no pasaban del saludo, pero “un día cualquiera”, le propuso que fueran a bailar a Theatron, bajo la excusa de que él iba a pagar todo. Entonces, animado, Martínez aceptó, pues, como reza el dicho “regalado hasta un puño”.
“Eso fue el 4 de noviembre del 2023 y todo pintaba bien. Íbamos a ingresar, se demoró un poco en llegar, pero una vez nos encontramos, en la taquilla, él preguntó si podía pagar por Nequi y le contestaron que solo recibían tarjeta o efectivo, entonces me pidió que pagara y luego me devolvía el dinero”, detalló en un video que superó las 15.000 interacciones.
Pensó que era un inconveniente común, así que aceptó, pues, otros amigos ya habían pasado por una situación similar y le habían devuelto el dinero casi que de inmediato. Pero este no fue el caso.
“Desde la confianza, desde la buena voluntad pensé que no pasaría nada. Nos separamos porque la discoteca tiene distintos ambientes y yo iba más por la rumba electrónica, entonces” les propuso que se quedaran a ver el espectáculo por el que ellos iban, mientras él tomaba un rumbo distinto, pues, además, se encontraba sofocado por la cantidad de personas que se encontraban en la sala principal.
Ellos se quedaron con su chaqueta y cuando volvió para recuperarla, su “amigo” le dijo que estaban muy sobrios y, por tanto, el ambiente estaba tornándose algo aburrido, así que le pidió dinero para comprar una botella en la barra.
“Lo más económico era una botella de Bacardí de limón y la compramos, pero el compromiso era que ellos tenían que devolverme el dinero, porque yo no iba a tomar”. Pero, no contentos, le pidieron dinero para una segunda botella, que, supuestamente, iban a pagarle ese mismo fin de semana.
“Como ese era el compromiso accedí sin problemas y volví al lugar de rumba electrónica”, hasta donde llegaron sus amigos a explicarle que les habían robado la botella y necesitaban dinero para reemplazarla.
“Entre gasto y gasto de todo lo que se generó, la cuenta ya iba como por 500.000 pesos. Entonces, pensé que ya se estaba saliendo de todo pronóstico, porque normalmente en una rumba yo no me gastaba más de 100.000 pesos”.
Entonces, decidió salirse por la tangente y les dijo que, como al otro día madrugaba, debía irse, pero, según recuerda, no terminaron en malos términos, sino, por el contrario, se despidieron como siempre.
“Ya después, yo empecé a cobrarle”, porque necesitaba el dinero para pagar su tarjeta de crédito y la primera respuesta que recibió fue positiva, pero, conforme fue pasando el tiempo, “él sacaba excusas” cada que quedaba de realizar el pago.
Primero, le dijo que le habían robado los documentos y su celular, luego, que tenía que mudarse, “respondiendo los mensajes de WhatsApp cuando se le daba la gana y selectivamente. En esas estuvimos días y días hasta que pasó un mes y ya se cumplen dos meses y nada. Así que lo tomo como una estafa, como un robo. Por favor no se dejen convencer de la gente que los invita para luego pedirles que paguen ustedes”.