Con el caso de Geraldine Fernández aún acaparando las portadas de los principales medios de comunicación, recordamos el caso de Jaime Torres Ortiz, un seminarista que en la década de los 60s engañó a toda Neiva, haciéndose pasar por un diplomático de un país con el que, en ese entonces, Colombia no tenía relación.
“Sí, muy pintoresco lo que hizo Geraldine Fernández, pero nadie va a superar a Jaime Torres Ortiz. La historia que generó este seminarista quería ser borrada por sus víctimas, pero una canción y, años más adelante, una película, mantienen fresco este episodio de la historia colombiana”, explicó en un video publicado a mitad de enero (2024) el bloguero y comediante John Erik.
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“En resumen, en 1962, en Neiva, la gente estaba esperando a un diplomático. Por azares de la vida Jaime Ortiz venía en un bus y, muy cómico, se puso a hablar en un inglés un poco atravesado. Empezó a charlar con algunas personas de este bus y les dijo que él era el embajador de la India, pero que no debían decirle a nadie porque era un secreto”.
Con apenas 28 años, conocimiento en varios idiomas y un sentido del humor difícil de entender, Torres, según testigos, llevó su broma hasta donde los habitantes de Neiva se lo permitieron. Y es que nadie se detuvo para revisar si era verdad lo que estaba diciendo.
“Ustedes saben cómo es Colombia. El chisme se regó inmediatamente se bajaron los pasajeros de ese bus y empezó la parafernalia. El hotel más lujoso de Neiva lo estaba esperando, el gobernador, el coronel, comida de los mejores restaurantes, paseos patrocinados por los empresarios y hasta condecoraciones militares. Todo esto recibió Jaime Ortiz, que, con una sábana improvisada amarrada como turbante, logró engañar a toda Neiva”, explicó John.
Pero la suerte de Torres terminó al cuarto día, cuando, a uno de los eventos que preparó la elite huilense asistió uno de sus compañeros de trabajo y lo saludó como siempre, frente a los demás asistentes.
“No fue sino hasta que un compañero de su seminario lo reconoció y les dijo a todos que él era de Neiva y no el embajador de la India que lo descubrieron y fue retenido, pero no pudieron procesarlo. No suplantó a nadie porque en ese tiempo Colombia no tenía relaciones diplomáticas con India, no robó a nadie porque toda esa lambonería llegó gratis y decidieron que no cometió ningún delito, así que solo se fue”.
Quienes fueron engañados y no pudieron hacer nada al respecto intentaron olvidar la farsa de Torres, pero les fue imposible, pues, a unos años de haber sido engañados el maestro Jorge Villamil compuso una canción sobre el caso: “Señores, voy a contarles lo que en Neiva sucedió (Bis) la llegada de la India del supuesto embajador (Bis)”.
Y “posteriormente sacaron la película apegada a la realidad en un 80% de la realidad sobre el suceso de hace 60 años”, que, según comentaron en redes quienes fueron sumándose a la conversación es la calara muestra de que algo está mal en Colombia:
“Lo mismo que con Gerladine, la culpa es de la gente”, “¿O sea que siempre hemos hecho el oso?”, “Si Geraldine hubiera hecho lo que hizo en los 60s, cuando no había Internet, habría salido impune”, “¿O sea que Colombia es el problema?”, “¿Pinocho tambipen era colombiano?”, “Geraldine hizo un Jaimazo”, “Neiva no olvida. En sus desfiles aparece la figura del falso embajador junto con otras personalidades del Huila”, “Se nos está convirtiendo en costumbre”, “Aquí es cuando se aplica el realismo mágico de García Márquez”, “Toda una historia digna de Bollywood”.