Desde el inicio de los efectos del fenómeno de El Niño, en redes sociales rondan las devastadoras imágenes que dan muestra de la inclemencia del clima que viene azotando diferentes regiones del territorio colombiano. Las llamas, que avanzan a pasos agigantados, han consumido gran parte de la vegetación, afectando miles de ejemplares de fauna y flora.
De acuerdo con el más reciente balance entregado por las autoridades, hay 26 incendios activos en el país, que han consumido alrededor de 7.401 hectáreas, en zonas protegidas como el Parque Nacional Natural El Cocuy, el páramo de Berlín, el ecoparque El Tuparro, entre otras importantes reservas ecológicas de gran importancia para el desarrollo medioambiental del país.
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No obstante, en las plataformas digitales se han viralizado clips que dejan ver un asomo de esperanza de vida en medio de escenas desgarradoras, como el cementerio de frailejones o un puercoespín seriamente afectado por las llamas. La lucha contra estos incendios ha revelado ejemplos de solidaridad y heroísmo. Incontables colombianos están ofreciendo su apoyo a los héroes sin capa; bomberos y voluntarios que arriesgan sus vidas para sofocar las llamas y salvar tanto a animales como ecosistemas en peligro.
Asimismo, se ha destacado la compasión hacia los animales desplazados, con imágenes conmovedoras de ayuda hacia la fauna silvestre circulando en internet. Un ejemplo palpable de esta solidaridad es un video en el que un miembro de la Policía Nacional socorre a un colibrí sediento, un acto simbólico de la tenacidad frente a la adversidad que enfrentan.
La ciudadanía también ha atendido el llamado de las autoridades ambientales, que han instado en múltiples ocasiones a socorrer a los animales silvestres que huyen de las devastadoras llamas, dejando en sus balcones y jardines recipientes con agua limpia para que tanto aves como mamíferos puedan acceder a ella y calmar su sed.
A lo largo de estas extensas jornadas de mitigación de incendios, los integrantes de las unidades de socorro han rescatado varios ejemplares como búhos, coatís, topos, ratones saltadores, reptiles, anfibios, entre otras especies que lograron sobrevivir al la intensidad del fuego.
“La herencia y pasión es servir y salvar vidas” es la frase que motiva día a día en sus labores a Billy Cantor, un integrante del Cuerpo de Bomberos de Bogotá, que desde su infancia soñó con seguir los pasos de su padre y hermano y convertirse en un ‘bombero de corazón’.
Cantor expuso la realidad a la que se enfrentan los bomberos, asegurando que en muchas ocasiones su trabajo solo es visible en eventualidades de alto impacto, como el devastador incendio de la capa vegetal que sufren por estos días los cerros orientales de Bogotá: “Nos llaman los héroes y heroínas sin capa, pero a veces somos olvidados y no se nos reconoce la importancia de nuestra labor”.
Más allá de los esfuerzos individuales y colectivos en curso, la situación enfatiza la fragilidad de los ecosistemas colombianos frente a fenómenos climáticos extremos. También resalta la interconexión entre la supervivencia de la fauna y flora locales y el bienestar de la sociedad colombiana en su conjunto. La recuperación de las áreas afectadas y la rehabilitación de la vida silvestre serán procesos largos y complejos, demandando una acción coordinada entre el gobierno, organizaciones no gubernamentales, y la ciudadanía.
Este evento crítico invita a una reflexión profunda sobre la importancia de la gestión de riesgos y la adaptación al cambio climático como prioridades nacionales e individuales. La pérdida de biodiversidad y hábitats pone en evidencia la urgente necesidad de políticas robustas de conservación y restauración ecológica, que aseguren la resiliencia de Colombia frente a futuros desafíos ambientales. La esperanza persiste, no obstante, en el corazón de los colombianos que continúan luchando por preservar la rica diversidad natural de su país.