En septiembre de 2023, Danilo Rueda, el alto comisionado para la Paz de aquel entonces, anunció el comienzo de las negociaciones de paz con las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada (Acsn). Este proceso, según se dijo, arrancaría de manera privada y sin un marco jurídico inicial, pero contaría con la presencia de testigos. El anuncio se realizó en un encuentro que congregó a más de 200 asistentes, entre ellos pobladores locales, delegados internacionales y de la iglesia, funcionarios gubernamentales y miembros del grupo armado.
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La iniciativa de paz buscaba abrir un canal de diálogo con las Acsn, un grupo que había expresado su interés en avanzar hacia la desmovilización después de meses de solicitudes. Este histórico acercamiento se llevó a cabo bajo la promesa de iniciar conversaciones que pudieran allanar el camino para encontrar una solución pacífica al conflicto. Sin embargo, la esperanza de progreso se vio empañada por la ausencia de avances significativos en los meses siguientes. Danilo Rueda, figura clave en este proceso, dejó su posición dos meses después de hacer el anuncio, lo que, de acuerdo con informaciones de personas cercanas al proceso, puso en peligro la continuidad de las negociaciones con el grupo armado.
Este cambio en la administración del proceso de paz generó incertidumbre respecto a la futura interacción con las Acsn y el destino de los esfuerzos de pacificación. La salida de Rueda y la falta de avances concretos dejaron flotando interrogantes sobre la viabilidad y el futuro de este proyecto de diálogo, crucial para la estabilidad y seguridad de la región afectada por el conflicto. La falta de un marco jurídico definido y el cambio en el liderazgo del proceso han sido señalados como factores que podrían complicar aún más el panorama.
El gran anuncio
Las Autodefensas Conquistadoras han anunciado una pausa en sus operaciones militares, en un gesto anticipado a la reunión programada con representantes del gobierno el 29 de enero. Este encuentro busca reanudar el diálogo para avanzar en la consecución de una paz duradera en la región. La cita apunta a contar con la participación del alto comisionado para la Paz, aunque su asistencia aún no está confirmada.
El grupo, que ha estado activo en conflictos armados en la región por más de tres décadas, expresó su compromiso con la paz y el desarrollo social en un comunicado emitido el 23 de enero. En este, las Autodefensas Conquistadoras invitaron al alto comisionado para ser parte de las soluciones a los problemas que han azotado a la región, subrayando su deseo de lograr una vida digna para sus habitantes. Se vio a este anuncio como un paso positivo hacia la disminución de la violencia, asegurando además la protección de los participantes al cesar temporalmente sus acciones ofensivas.
Sin embargo, hasta el momento, la confirmación oficial por parte de Otty Patiño, o cualquier otro representante de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz (Oacp), sobre su asistencia al evento planificado sigue en el aire. A pesar de esta incertidumbre, fuentes locales indican que se ha compartido de manera privada que un delegado de la Oacp estará presente. Este movimiento de las Autodefensas Conquistadoras y la posible participación del gobierno podrían marcar un punto de inflexión significativo en el proceso de paz de la región.
Ante el desafío de establecer la paz con grupos armados, Colombia se encuentra en una fase crucial, esperando que el Congreso de la República promulgue una ley determinante para el sometimiento de estos grupos, tal como lo mandató la Corte Constitucional en noviembre, cuando revisó la Ley de Paz Total. Este paso es indispensable para avanzar hacia un dialogo constructivo que pueda conllevar al cese de las actividades criminales y finalmente a la paz.
La discusión sobre cómo abordar este proceso se vio revitalizada a principios de enero, cuando Germán Navarrete, un abogado vinculado a la negociación con las Acsn, enumeró los aspectos prioritarios que deberían atenderse una vez reanudado el contacto entre el gobierno y dichos grupos. Según Navarrete, es fundamental instaurar mesas de dialogo, definir ceses al fuego supervisados, crear canales de comunicación directos para discutir las bases legales que permitan la desmovilización y, por último, diseñar una hoja de ruta clara hacia la paz. Estas declaraciones fueron reportadas por Colombia+20, destacando la importancia de establecer mecanismos eficaces para una paz duradera.
La propuesta de Navarrete, que subraya la importancia de un cese al fuego verificado y el establecimiento de incentivos para el sometimiento de estos grupos, resalta la complejidad de alcanzar una paz total en el país. Estos aspectos, sumados a la necesidad de una ley que regule el proceso, ponen de manifiesto los desafíos que enfrenta Colombia en su camino hacia la reconciliación.
La expectativa ante la próxima reunión y las declaraciones de las partes involucradas serán clave para entender las posibilidades reales de avanzar hacia una solución pacífica del conflicto. La atención tanto de la comunidad nacional como internacional permanece fija sobre el desarrollo de estos acontecimientos, esperando que se logren avances significativos en la aspiración colectiva de paz.