Los incendios forestales que devastan los cerros orientales en Bogotá han causado una preocupante degradación en la calidad del aire de la capital colombiana. Los ciudadanos han estado expuestos a una atmósfera cargada de material particulado, afectando principalmente a las áreas residenciales cercanas a las montañas. La situación ha llevado a un aumento en el uso de tapabocas entre la población, en un esfuerzo por mitigar las consecuencias adversas sobre su salud.
En la ciudad, un total de 14 socorristas han requerido atención médica debido a incidentes ocurridos mientras combatían los recientes incendios forestales en los cerros de la capital. Todos ellos, después ser evaluados y trasladados a centros hospitalarios cuando fue necesario, han sido dados de alta.
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Paralelamente, se identificaron ocho ciudadanos afectados por problemas respiratorios relacionados con el humo de los siniestros, incluyendo a un menor de edad que permanece en observación médica. Estas emergencias ocurren en un contexto donde la ciudad enfrenta desafíos considerables por la calidad del aire, intensificados por factores climáticos y ambientales adversos
El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, informó que los esfuerzos para controlar el fuego en los Cerros Orientales, específicamente en la quebrada La Vieja, han logrado un 95% de eficacia, mientras que el incendio en el cerro El Cable se encuentra confinado a sectores específicos de la montaña. Según lo informado, más de 1.100 colaboradores están concentrando sus esfuerzos en estas áreas para mitigar el impacto de los incendios.
Alerta Fase 1 por calidad del aire
En respuesta a la situación, la Alcaldía Mayor emitió una Alerta Fase 1 por calidad del aire en varias localidades del suroccidente de la ciudad, incluyendo Bosa y Kennedy, debido a niveles preocupantes de material particulado PM 10 en el ambiente. Es preciso destacar que, la determinación de la alerta ambiental sigue a 18 horas de condiciones de aire calificadas como regulares o malas, según las mediciones de las estaciones de monitoreo.
Las autoridades anticipan que estos niveles de calidad del aire podrían mantenerse durante las próximas 48 horas. Asimismo, influencias como las altas temperaturas, los mencionados incendios forestales, inversiones térmicas y el fenómeno de El Niño han sido señalados como factores contribuyentes a la actual situación ambiental en Bogotá.
Es importante resaltar el impacto que estos eventos tienen en la salud pública, así como en los esfuerzos de los servicios de emergencia para controlar las llamas y proteger a la comunidad. Las autoridades continúan monitoreando la situación y trabajando en la mitigación de los efectos adversos generados por los incendios y la calidad del aire en la capital colombiana.
De igual forma, la problemática de la calidad del aire no se limita a los incendios locales, sino que también abarca aquellos que se han extendido por Cundinamarca y la Orinoquía, añadiendo complejidad a un escenario ya de por sí alarmante. Así, los residentes, especialmente en zonas aledañas a los incendios, han reportado una serie de afectaciones a su bienestar, incluyendo síntomas respiratorios entre niños y adultos mayores. Ante este escenario, la red hospitalaria de Bogotá se mantiene en estado de alerta, habiendo registrado ya ingresos por intoxicaciones relacionadas con la inhalación de monóxido de carbono.
Según explicaciones de profesionales de la salud, el humo emanado de los incendios transporta partículas minúsculas, prácticamente invisibles al ojo humano, pero de fácil inhalación, lo que representa un riesgo inminente para la salud. La recomendación vigente es evitar zonas afectadas por el humo y mantener cerrados puertas y ventanas para minimizar la exposición. En este contexto, el Hospital Universitario San Ignacio ha jugado un papel crucial, ofreciendo atención médica a afectados y propagando medidas preventivas ante la actual crisis ambiental y de salud pública.