Expertos explican por qué algunas especies no nativas agravan la situación de los incendios forestales en Bogotá

La introducción de vegetación no nativa ha transformado el paisaje bogotano, exacerbando los incendios y ponen en jaque a las autoridades

Especies invasoras como el retamo espinoso hacen difícil las labores de control de las llamas pues sus características facilitan la propagación de las llamas - crédito Instituto de Investigación de Recursos Biológicos

Los incendios forestales que están azotando a Bogotá y otros municipios de Cundinamarca no solo están vinculados con condiciones climáticas, como El Niño y la intervención humana, sino también se intensifican por la presencia de especies vegetales invasivas y exóticas.

Estos factores complican las labores de contención de los fuegos, que han persistido durante más de 72 horas. Alfred Ballesteros, director de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), habló con El Espectador y advirtió sobre el papel combustible de estas especies no autóctonas en los ecosistemas modificados de la región.

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El desafío para apagar las llamas se agrava debido a las dificultades de acceso a las áreas siniestradas y las características únicas de la vegetación involucrada. Las especies como el eucalipto, Cynodon nlemfuensis y el retamo espinoso liberan materiales altamente inflamables que alimentan y expanden los incendios. Ballesteros explicó en el mismo medio de comunicación que el proceso por el cual la vegetación exótica puede formar capas de detritos de hasta “dos o tres metros de profundidad”, las cuales pueden ocultar focos ígneos subterráneos que reavivan el fuego horas después de creer controlado el incendio.

Dicha problemática se une a la constante preocupación por los efectos de El Niño y las actividades antrópicas como factores predisponentes de estos desastres naturales. En particular, la contribución de vegetación foránea en la propagación de las llamas resalta el impacto ecológico adverso de la introducción de especies no nativas en ecosistemas sensibles. Además, resalta la necesidad de estrategias de gestión de la flora y prevención de incendios que tomen en cuenta estas interacciones ecológicas complejas.

Especies invasoras como el retamo espinoso hacen difícil las labores de control de las llamas pues sus características facilitan la propagación de las llamas - crédito Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt

Según investigaciones dirigidas por Dolors Armenteras, directora del Grupo de Investigación y Docencia en Ecología del Paisaje y Modelación de Ecosistemas (ECOLMOD) de la Universidad Nacional, las especies no nativas plantadas en los Cerros Orientales de Bogotá, como el eucalipto y el pino, han desarrollado una adaptación al fuego que incrementa la frecuencia de incendios. Estos árboles regeneran con rapidez post-incendio, lo que conduce a su dominancia en el paisaje y, sin controles adecuados –que no se han aplicado hasta la fecha–, perpetúan un patrón cíclico de incendios forestales.

La Sabana de Bogotá y los Cerros Orientales, según documentación histórica del Archivo de Bogotá, sufrieron una intensa deforestación desde tiempos coloniales, lo que llevó a la casi total eliminación de árboles nativos para mediados del siglo XX.

Posteriormente, intentos de reforestación con especies foráneas resultaron contraproducentes. Además de su alta inflamabilidad, estas especies alteran el equilibrio ecosistémico por su competencia con la flora nativa por recursos como minerales y agua. Oswaldo Cortés, biólogo y director de Bogotá Birding, señala en El Espectador a la ausencia de depredadores naturales y la inhibición del crecimiento de especies endémicas como problemas adicionales.

Desde la perspectiva de expertos en conservación y gestión del paisaje como Armenteras y Cortés, identificar y revertir los impactos ambientales causados por tales especies se convierte en un asunto primordial para la restauración ecológica. Adoptar medidas de manejo adecuadas y políticas públicas informadas puede ser clave para mitigar la amenaza de incendios recurrentes y promover la recuperación de los ecosistemas nativos.

El eucalipto absorbe demasiada agua y obliga a especies nativas a desplazarse a otros lugares, dejando un espacio árido que ayuda en la propagación de incendios forestales - crédito X

En este contexto, se subraya la importancia de estrategias de prevención y control de incendios que contemplen la erradicación progresiva de especies altamente inflamables, y la promoción del crecimiento de flora autóctona. No obstante, es fundamental que dichas estrategias se elaboren con base en un conocimiento científico sólido y con la colaboración de actores locales.

Incendio incontrolables

En la vereda La Puerta del municipio de Nemocón, los bomberos del departamento llevan más de un día combatiendo un incendio forestal. Las llamas, alimentadas por la introducción de especies no nativas como la acacia africana y la “ojo de poeta” y la alta carga de combustible vegetal presentes en los Cerros Orientales de Bogotá, representan un desafío significativo para la región.

Los esfuerzos de reforestación realizados por el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, que incluyen la extracción de especies invasoras y el reintroducción de plantas autóctonas como el botoncito y el bejuco lechoso, enfrentan el reto de la lenta maduración de estas especies. Los planes para reforestar con vegetación local han tenido un éxito limitado, lo que se suma a los problemas de los cerros, según manifestó Cortés el en medio anteriormente mencionado.

Un reciente estudio del Grupo de Investigación y Docencia en Ecología del Paisaje y Modelación de Ecosistemas de la Universidad Nacional, en asociación con el Cuerpo de Bomberos de Bogotá y el Batallón de Logística del Ejército, subraya la vulnerabilidad de la zona a incendios, debido a la gran cantidad de material combustible.

El pino es otra de las especies invasoras que más afecta la flora del país - crédito Cristiana Espinosa/cuartoscuro.com

Estas zonas ya dañadas por incendios previos son propensas a una regeneración que implica un incremento en la acumulación de hojarasca y madera, lo que aumenta la probabilidad de nuevos incendios. Según la directora del grupo de investigación, Dolors Armenteras, así mismo hay plantas con características que favorecen la propagación de los incendios, como el tamaño y grosor de las hojas y su contenido de aceites o resinas. La corteza de los eucaliptos que se desprende fácilmente, por ejemplo, puede ayudar a la propagación del fuego.

Por otro lado, especies como el eucalipto y ciertos tipos de pasto absorben grandes cantidades de agua del suelo, desplazando a las especies nativas que requieren menos agua y complicando aún más el manejo del ecosistema local. La capacidad de regenerarse tras un incendio es otra de las condiciones definitorias en la influencia sobre la propagación y la recuperación post-incendio de las especies plantadas en los cerros.

La CAR ha anunciado un plan para enfrentar el problema de las especies invasoras agravado por incendios en la región. En un proceso de recuperación ambiental, la entidad planea plantar más de cinco millones de árboles nativos en los próximos cuatro años. Las medidas fueron comentadas por Alfred Ballesteros, quien enfatizó en la restauración de suelos y la reforestación de áreas dañadas, según reportó el diario El Espectador.

Estas acciones se desarrollarán en consenso con la comunidad científica y productiva local, comentó Dolors Armenteras, experta de la Universidad Nacional y una de las autoras del documento de la ONU, el cual propone una gestión integral de incendios forestales. Este enfoque incluye prevención, preparación y recuperación, evitando atribuir la totalidad del problema solo al cambio climático. Más bien, se busca una gestión activa de los bosques y la gestión de combustibles en zonas de alto riesgo. Según El Espectador, Armenteras sugiere medidas como la creación de cortafuegos y la implementación de quemas prescritas previas a la temporada de alto riesgo.

La acacia africana es una especie invasora que está dañando grandemente la los ecosistemas andinos - crédito Freepik.com

En el documento “Se extienden como un reguero de pólvora: la amenaza creciente de los incendios extraordinarios de paisajes”, lanzado hace dos años por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, se aboga por la integración de estrategias para una gestión eficaz contra los incendios extraordinarios. La iniciativa de CAR se alinea con tales recomendaciones, proponiendo soluciones concretas y a largo plazo para enfrentar los desafíos ambientales en Cundinamarca.

Estas declaraciones llegan en un momento en que la región está buscando formas de mitigar los efectos de los desastres naturales y fortalecer la sostenibilidad del medio ambiente local. Con la colaboración de diversos actores y una apuesta por la restauración ecológica, se espera crear un modelo replicable para otras regiones que enfrentan desafíos similares.