Bogotá y Medellín, un crecimiento ejemplar que no depende del dinero

Según un reconocido arquitecto chileno, las dos ciudades colombianas rompen todos los esquemas y demuestran que la clave del crecimiento económico reposa en la gestión eficiente y la innovación, más allá de la inversión financiera

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Bogotá y Medellín son un
Bogotá y Medellín son un ejemplo mundial por demostrar crecimiento sin necesidad de mucha inversión - crédito Europa Press

El arquitecto chileno Alejandro Aravena, ganador del Premio Pritzker en 2016, destacó las transformaciones urbanísticas de Medellín y Bogotá, en Colombia, como ejemplos claros de cómo la planificación y la coordinación pueden mejorar significativamente la calidad de vida en las ciudades.

Aravena, conocido por su enfoque en la arquitectura con responsabilidad social y diseño de espacios humanos, enfatiza que la economía no es el único factor crítico para el desarrollo urbano, sino la capacidad de generar oportunidades a través de la infraestructura y los servicios públicos.

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Las experiencias de los exalcaldes de las ciudades colombianas, como Enrique Peñalosa, Sergio Fajardo y Aníbal Gaviria, fueron resaltadas por Aravena en una entrevista con la agencia EFE, en la que subrayó la importancia de la coordinación multisectorial por encima de la disponibilidad de recursos financieros para alcanzar la integración social en áreas urbanas marginadas.

En Latinoamérica me interesa mucho lo que ha hecho Colombia, lo que ha hecho Medellín, por ejemplo, lo que ha hecho Bogotá y especialmente por medio de algunos alcaldes, como (Enrique) Peñalosa, o (Sergio) Fajardo o (Aníbal) Gaviria”, señaló en referencia a las autoridades de esas dos ciudades.

Este reconocimiento pone de manifiesto que, incluso frente a adversidades, es posible impulsar un cambio positivo en el entorno urbano. “El recurso más escaso en una ciudad no es el dinero, es la coordinación. Y ha habido una visión de esos políticos de coordinar acciones que son multisectoriales”, fue lo que expresó el arquitecto haciendo referencia a nuestro país.

En el caso de Medellín
En el caso de Medellín y Bogotá han sido galardonadas con premios que reconocen su progreso y enfoque innovador - crédito Forbes Colombia

Aravena, quien dirige el colectivo Elemental, especializado en proyectos de interés público y con un alto impacto social, advirtió sobre las consecuencias de las migraciones masivas del campo a la ciudad en América Latina y la consolidación de asentamientos informales.

El arquitecto se refirió especialmente al poder del narcotráfico en dichas periferias carentes de oportunidades como un factor que representa un desplazamiento de los valores de la civilización y del Estado de derecho. Establece, por tanto, una relación directa entre el correcto desarrollo urbano y la lucha contra los problemas socioculturales.

“Hay demasiada gente que no tiene nada que perder” y en ese momento es cuando “entra el poder paralelo del mundo narco: yo diría que es donde el Estado de derecho ha sido reemplazado por la ley de la selva”.

El reconocido especialista insistió en que los centros urbanos deberían ser vistos como eficientes corredores para la mejora de la calidad de vida y para la corrección de desigualdades, sin tener que esperar a una redistribución económica.

Pese a reconocer el modelo de ciudades como Copenhague, Aravena ve en el caso de las urbes colombianas un testimonio más relevante para la realidad de América Latina.

“Conjuga hábilmente la responsabilidad social, las necesidades económicas y el diseño de hábitats humanos”, y en el caso Colombia “con todas las circunstancias más adversas que uno puede imaginar, lograron hacer un cambio”, expresó Aravena refiriéndose a esta parte del continente en donde se ha evidenciado desde hace dos décadas la migración de muchas personas del campo a la ciudad.

El chileno Premio Pritzker Alejandro
El chileno Premio Pritzker Alejandro Aravena afirmó que Medellín y Bogotá son las capitales de Colombia en las que no es necesaria una gran inversión para crecer - Laura Serrano-Conde/EFE

“Cuando la gente está concentrada en el espacio, las políticas públicas las puedes distribuir de manera más amplia, más democrática, pero al mismo tiempo son como bombas de tiempo, porque vivir concentrado genera fricciones y en ese sentido, lamentablemente las ciudades reflejan nuestras inequidades de manera muy concreta”, resaltó Alejandro Aravena.

Estos casos son un claro ejemplo de que la riqueza de una ciudad no depende únicamente de sus finanzas, sino también de la capacidad para innovar, integrar y inspirar un cambio positivo en la sociedad. La experiencia de Medellín y Bogotá resalta cómo con visión y gestión adecuadas, los recursos existentes pueden ser optimizados para crear entornos urbanos más vivibles y equitativos.

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