Un fuerte remezón mediático causaron las revelaciones hechas por el coronel (r) de la Policía Nacional y exgobernador de Santander Hugo Aguilar Naranjo, durante la audiencia única de aporte a la verdad efectuada por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), el martes 23 de enero de 2024. El exalto oficial, que participó en el operativo que dio muerte al narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, prendió el ventilador.
Entre los aspectos de los que hizo mención Aguilar, condenado por sus nexos con los paramilitares cuando fue mandatario regional, se destaca el que tiene que ver con la conformación del grupo Los Pepes: un grupo creado a mediados de 1992 con el único fin de dar de baja al capo del cartel de Medellín, que recién se había fugado de la cárcel La Catedral de Envigado y desde la clandestinidad manejaba los hilos de su organización.
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A la confesión del coronel (r) de que Los Pepes —acrónimo de Perseguidos por Pablo Escobar— jugaron un papel determinante para asesinar a Escobar, en un colectivo paramilitar que tomó justicia por su propia cuenta, se sumó la del origen de este particular nombre: que empezó a aparecer al lado de cadáveres de los empleados del narcotraficante antioqueño, o incluso de sus seres queridos, como duros golpes propinados a la entonces organización criminal más poderosa.
¿De dónde surgió el nombre de “Los Pepes”?
Durante la audiencia, a la que Aguilar acudió de forma presencial, este detalle no pasó desapercibido. Y en su comparecencia, el policía, que en su momento recibió toda clase de condecoraciones por la muerte de Escobar, pero que en la actualidad es señalado de ser cómplice de crímenes de lesa humanidad, contó que la denominación surgió de forma circunstancial, en un instante en el que planificaban el objetivo principal de su conformación.
“Y en una reunión de inteligencia, nosotros determinamos qué hacer para que no nos estuvieran inculpando, porque nos iban a judicializar. Sobre todo a los que integrábamos el grupo de operaciones especiales”, dijo en su relato Aguilar, que más adelante entregó más detalles de cómo un pantalón de un uniformado dio origen a uno de los remoquetes que más impacto tuvo en la sociedad colombiana de inicios de la década de los 90, pese a su fin criminal.
Y es que la prenda de moda por esa época en la ciudad de la Eterna Primavera, llamado el jean Pepe, tuvo cuota en el apodo que recibió la agrupación delictiva. Llama la atención que la marca aún existe, como una de las empresas del sector de la confección que tiene aceptación entre los antioqueños.
“Pasó un policía que tenía un jean Pepe. Entonces, a mí se me ocurrió decirles a todos los mandos y oficiales que participábamos: ‘mire, ahí está la sigla. Los que están haciendo eso son Los Pepes’, Perseguidos por Pablo Escobar, es agregarle una S’. Y en eso se confeccionaba en Medellín el jean Pepe”, expresó Aguilar en su comparecencia ante el tribunal transicional.
De hecho, en el entramado para darle un sello característico a estos asesinatos, cometidos por los enemigos del temido capo, se estableció hasta la tipografía del aviso que era encontrado en cada golpe. “Acordamos que un mismo tipo de letra de máquina, cada vez que la unidad de levantamiento fuera hacer alguna diligencia sobre cadáveres, o un atentado terrorista, ellos colocaban un papel que decía que fueron Los Pepes”, dijo el alto oficial.
Esta organización, desde su fundación hasta el abatimiento de Escobar, propinó bajas considerables al Cartel de Medellín, entre ellas la del abogado de Pablo: Guido Parra Montoya, y su hijo Guido Andrés Parra Sierra, el 17 de abril de 1993; además de destruir dos haciendas de Hermilda Gaviria: nada menos que la madre del narcotraficante paisa. A lo que se suman el asesinato sistemático de escoltas y demás empleados del capo, que se vio mermado.