En medio de cuestionamientos y luchas políticas trascurrió la vida de Piedad Córdoba, una de las figuras más representativas de la izquierda colombiana. Su carrera se caracterizó por su papel activo en la defensa de los derechos de las mujeres y las minorías étnicas, aunque su marcada postura política le trajo muchas simpatías y antipatías.
Nacida en Medellín en 1955, logró abrirse paso en la política antioqueña, una de las regiones más conservadoras del país, a pesar de nunca ocultar su ideología. Se graduó como abogada en la Universidad Pontificia Bolivariana, en su ciudad natal, en 1977.
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Durante esos años, se desempeñaba como líder comunal, lo que le permitió conocer y estrechar vínculos con el exsenador liberal y exalcalde William Jaramillo, con quien Córdoba empezó su carrera política y quien la nombró como su secretaria privada durante su periodo como alcalde de la capital antioqueña.
En 1988 fue electa en el Concejo de Medellín por el Partido Liberal y luego llegó a la Cámara de Representantes entre 1992 y 1994. Después de eso, ocupó la curul de Jaramillo en el Senado, entre 1994 y 1998.
A partir de ese entonces, comenzó su carrera política con una agenda social centrada las mujeres, las comunidades negras y las víctimas del conflicto. Se hizo notar por su marcada postura de izquierda, lo cual la fue alejando del partido, pero lo cual le fue otorgando notoriedad y protagonismo.
“El papel de Piedad Córdoba en relación con distintas luchas sociales y culturales es innegable. Siempre tuvo muy claro que las luchas sociales debían ir de la mano de las reformas políticas y legales, de las cuales, en muchas, fue protagonista como la ampliación de la participación política de las mujeres, la garantía de espacios de representación para más comunidades afro y la búsqueda de la igualdad ante la ley de las minorías sexuales”, le explicó a Infobae Colombia Juan David Cárdenas, especialista en Opinión Pública y Marketing Político y docente de la Facultad de comunicación de la Universidad de La Sabana.
Una de sus principales luchas fue una salida negociada del conflicto armado con la antigua guerrilla de las Farc, lo cual era para ese momento muy rechazado por la opinión pública colombiana.
Lo anterior la puso en el ojo de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) de Carlos Castaño, quien ordenó su secuestro en Medellín el 21 de mayo de 1999. De todas formas, la liberaron varias semanas después y al recuperar su libertad, ella decidió exiliarse en Canadá por un tiempo.
Durante la presidencia de Álvaro Uribe logró convertirse en mediadora entre el Gobierno y las antiguas Farc y gestionó la liberación de algunos secuestrados en poder de esa guerrilla, lo cual le valió numerosas críticas por una cercanía con el grupo armado.
“Eso es algo muy colombiano, la terminaron incriminando de ser una promotora de la guerrilla. También por ejemplo le ha pasado a (Álvaro) Leiva, le pasó de hecho al excomisionado de Paz Danilo Rueda, en fin. En Colombia hay tanto grado de polarización con el tema de la paz, que quienes promuevan la paz o quienes sirvan de mediadores los acusan de estar con las guerrillas. Incluso a Juan Manuel Santos se le ha acusado de ser un comunista encubierto y un guerrillero”, expresó Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario.
Su cercanía con Hugo Chávez y sus supuestos vínculos con las Farc
Piedad Córdoba era muy cercana al expresidente venezolano Hugo Chávez, por lo que fue ampliamente criticada. Además, había sido designada por Álvaro Uribe para gestionar la liberación de secuestrados de las Farc, pero el Gobierno la acusó de no respetar los acuerdos y de filtrarle información clasificada a la guerrilla.
De todas formas, la exsenadora continuó trabajando en la liberación de secuestrados junto con Chávez. Los señalamientos y suspicacia sobre su supuesta relación con las Farc aumentaron cuando se revelaron fotos de comandantes guerrilleros junto a ella en el Palacio de Miraflores.
Posteriormente, se encontró en el computador del comandante alias Raúl Reyes que ella era conocida bajo el alias de Teodora Bolívar y que las liberaciones de los secuestrados las hacía bajo intereses políticos y económicos.
Por todos esos señalamientos, la Procuraduría General de la Nación, entonces dirigida por Alejandro Ordóñez, la destituyó en 2010 de su curul en el Senado y le impuso una inhabilidad de 18 años. Sin embargo, en 2016, el Consejo de Estado revocó esa decisión y Gustavo Petro la revivió políticamente al incluirla en la lista cerrada del Pacto Histórico, con lo que llegó al Congreso nuevamente.
Alex Saab
Otra acusación en contra de Córdoba es la de haberle presentado a Nicolás Maduro al empresario colombiano Alex Saab, que estuvo preso en Estados Unidos por ser el supuesto testaferro del régimen venezolano. Según las investigaciones, Saab vendió con sobreprecio al Gobierno de Maduro alimentos y víveres que iban para Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), algo que no solamente lo habría enriquecido a él, sino a Piedad Córdoba.