Fenómeno de El Niño asfixiaría el bolsillo de los colombianos: exministro advierte elevados precios de la energía

Los altos costos de energía que pagan los colombianos son solo un pequeño síntoma de los profundos problemas estructurales que sufre el sector energético. Una regulación deficiente y arcaica resultó en una infraestructura insuficiente que permite abusos en el mercado de actores oportunistas.

Esta es la conclusión que hace el exministro de Minas y Energía Rodrigo Villamizar, director de Electra CDP, centro de pensamiento, cuyo principal objetivo es defender la equidad y la eficiencia del sector eléctrico colombiano.

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Villamizar, quien es académico de las universidades de Texas y San Diego y consultor internacional en política energética, aseguró que es necesario unir esfuerzos de expertos, líderes académicos y empresariales para reformar el sector eléctrico colombiano, y así acabar de manera definitiva con esta problemática que afecta por igual al país, a las empresas y a los ciudadanos.

Según él, no es necesario hacerle un remiendo a un sistema obsoleto que no está cumpliendo con los principios de eficiencia y equidad, sino adelantar una reestructuración total de la regulación que sea justa para toda la cadena”, expresó el exministro.

En diálogo con Infobae Colombia, el exministro se mostró muy preocupado por Colombia, ya que lo que se quiso hacer alguna vez con la Creg es que se pensaba cambiar el esquema de regulación, lo que, finalmente, no se ha podido dar.

¿Por qué está mal el sistema?

La verdad es que esto ha venido cada vez de mal en peor. Esto es una colcha de retazos llena de remiendos y creo que es la hora de hacer un planteamiento de fondo para no reformar, no cambiar, no transformar, sino reemplazar el modeloEs algo que he estudiado bastante.

No es un tema político. Es necesario que Colombia tenga la oportunidad de que no se sigan presentando los problemas que estamos viendo todos los días con unas tarifas desorbitadas, unos manejos y abusos de cierta posición dominante.

¿Qué plantea exactamente?

Para resumirlo se plantean dos cosas: una, es tarifa justas. Y dos, que la transición energética se realice en Colombia, porque eso también va a ayudar, obviamente, no solamente a las tarifas, sino que a mejorar la calidad de vida de la gente, del consumidor final, que es lo que la Constitución previó desde un principio. También se puede descarbonizar la economía, lo cual es totalmente coincidente con el cambio climático.

La Creg intervino el mercado, ¿le parece bien?

Estamos muy contentos de que la Creg haya dado un paso muy importante en intervenir el mercado. Es algo insuficiente, le falta, se quedó corto, pero va en la dirección correcta.

¿Qué le preocupa del sistema?, ¿qué le ve mal?

El sistema se basa en lo que se llama un sistema de bolsa de precios marginales en donde los ofertantes ponen un precio y el precio más alto es el que domina en el mercado y todo lo demás se ajusta. Eso ha funcionado parcialmente en algunas cosas, pero introduce demasiados desequilibrios y, además, trae demasiadas consecuencias. Genera muchos problemas.

Es necesario un sistema diferente, basado en costos marginales y no en subasta de precios. No se necesita un sistema en el que se le pregunte a cada generador cuánto le cuesta producir un kilovatio adicional, ni que se le pregunte a cada generador y al sistema de transmisión cuánto cuesta en el largo plazo transmitir o mover un kilovatio adicional. Tampoco que al distribuidor y al comercializador se le pregunte lo mismo.

Urge un sistema que, en vez de tener cuatro entes descoordinados, desunidos, tenga a todo el mundo en la misma canasta, en la que todo el mundo muestre sus precios.

¿Esto es lo que está haciendo que las tarifas de energía estén cada vez más costosas en el país?

Esa es una de las fuerzas que hace que no solamente estemos pagando tarifas por encima de lo que deberíamos pagar en Colombia, sino también da la impresión que está generando tal volatilidad, que hizo pasar de $200 a $1.500, como lo hemos visto en los periodos recientes.

Esto es inaceptable que en un país que es fundamentalmente hidráulico, donde pese a sequías, fenómeno de El Niño, variaciones de niveles en los embalses, es el país que tiene la quinta mayor riqueza de agua del planeta.

Entonces, uno dice que aquí hay algo que no está claro y lo que queremos es aclarar si es que alguien está manipulando dentro del mercado, si alguien está abusando esa posición que tiene, saber qué es lo que está pasando, pues es posible que sea o es posible que no.

¿El sistema no es transparente?

Es necesario poner en un sistema transparente, simple, sencillo, en el que se miran los costos marginales y el Estado pone una tasa interna de retorno razonable importante para motivar la inversión encima de los costos y se acabó el cuento. Un sistema en el que cada jugador reporta y el Estado vigila, que es su papel.

Así nos dejamos de esta pelea interna en que no sabemos cuál es el precio sombra del agua, que es un término muy de economistas, y es saber cuánto cuesta el agua realmente, porque, entre otras cosas, nadie la paga, aunque la usen.

Mencionó usted el fenómeno de El Niño, ¿qué espera para este año en Colombia? ¿cómo cree que va a afectar al sector?

Ahí hay varias versiones. Hay una versión de que el fenómeno de El Niño es relativamente suave, pero entiendo que hay una visión de que puede poner bastante más fuerte.

Todos coinciden en que, seguramente, para mayo o junio ya se estará la cola de El Niño, pero el filósofo Federico Nietzsche daba una definición de niño como “un niño o un niño son muchos niños”. Entonces, el fenómeno de El Niño son muchos fenómenos de El Niño.

A veces, la gente piensa que eso es una sola cosa, pero aquí tenemos una cantidad de variables dificilísimas de modelar, tan difíciles como modelar también el mercado de precios de la energía eléctrica. Son modelos muy complejos. Son modelos estocásticos, neurales y hasta la inteligencia artificial se está moviendo con eso, pero todavía no tenemos algo que nos diga con precisión.

¿Pero y las tendencias?

Hay tendencias todos los días, pero la complejidad es mayor de la que nosotros podemos manejar. Entonces, El Niño siempre baja los niveles y nos asusta un poco, pero cuando hay partes del sistema que se aprovechan de ese temor y de esa preocupación y pueden hacerlo, porque no hay modo de regularlos, de controlarlos, se puede decir que se debe guardar el agua, porque no la puedo soltar, lo que quiere decir que el precio de la energía tiene que subir.

Es necesario ver la racionalidad de eso de irnos a un sistema totalmente transparente. Es necesario cambiar el sistema de hoy, de precio marginalista por costo marginales. Eso sería cambiar de carro, con nuevo modelo, nuevo motor y más sencillito.

¿Si aguantará el bolsillo de los colombianos esto que viene con El Niño?

Yo estoy muy preocupado con los precios. Los precios que tenemos hoy día son superiores a muchos países a los cuales deberíamos estar por debajo. Es posible que suban más. No sabemos, pero el hecho de que la Creg haya intervenido y haya puesto un techo es muy bueno.

Podemos discutir si ese techo es alto o bajo, lo que sea, pero, aparentemente, es como una especie de promedio y ellos han mirado muy bien el detalle de los precios marginales de las plantas térmicas, especialmente, las que son a gas, y por eso decidieron ese precio.

La verdad es que creo que está muy por encima todo esto de lo que el colombiano debería estar pagando.

Si se estuviera manejando bien toda esta situación, ¿en cuánto debería estar el precio de la energía?

Cuando yo salí a estudiar por fuera, hace mucho, me decía uno de mis profesores que Colombia es un país privilegiado, porque tiene un precio que, en ese momento, si trasladáramos el precio de ese momento a hoy, equivale como unos $200, que me parece a mí que era el costo marginal de producir energía basada, sobre todo, en agua, en embalses y hidráulica.

Hoy estamos muy por encima. La Creg acaba de poner un techo en $532 y hay gente que dice que de pronto está un poco por debajo de donde debía haberlo puesto.

Estamos frente a una situación en donde lo que creíamos que era un modo de generación muy barata ya no lo es. La pregunta que uno tiene que hacer es qué está pasando.

Miremos las piezas móviles del sistema para ver qué es lo que está funcionando. Por eso, invito a la gente, a los gremios, a quienes estamos comprometidos, a los usuarios, expertos académicos, a que discutamos esto, porque, afortunadamente, el Gobierno abrió la puerta y hay que aprovechar eso.