Capellán de la Casa de Nariño recibirá nuevo y jugoso contrato para “mejorar el clima laboral”

Se trata del sacerdote Álvaro Duarte, que fue vinculado en el Gobierno del presidente Gustavo Petro y oficia, además, como consejero de la familia del presidente

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Álvaro Duarte, el capellán de la Casa de Nariño, firmará un nuevo contrato por 59 millones de pesos - crédito Presidencia - Colprensa
Álvaro Duarte, el capellán de la Casa de Nariño, firmará un nuevo contrato por 59 millones de pesos - crédito Presidencia - Colprensa

El sacerdote Álvaro Duarte Torres, que oficia como capellán de la Casa de Nariño, recibirá un nuevo y millonario contrato para seguir prestando sus servicios espirituales en la residencia del presidente de la República, Gustavo Petro, en calidad de prestador de servicios: una figura habitual en el Sistema Electrónico para la Contratación Pública (Secop).

El Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), a cargo de Carlos Ramón González, tiene lista la contratación del religioso para continuar con sus funciones en la residencia del jefe de Estado, con un contrato de $59 millones hasta diciembre, de acuerdo con información de Semana. Según se lee en el objeto del contrato, la permanencia del clérigo tiene como fin de mejorar el clima laboral de la entidad.

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Duarte Torres, que desempeña este papel desde agosto de 2022, cuando Petro asumió como jefe de Estado, continuará en su función con un salario mensual que supera los 4,9 millones de pesos. La renovación de su contrato hace parte de la tradición de los más recientes mandatarios, que han tenido en cuenta la figura de capellán ha sido una constante en la historia reciente del palacio presidencial.

¿Qué función cumple un capellán en la Casa de Nariño?

En su rol, el sacerdote deberá ofrecer soporte espiritual y orientación a los servidores públicos del Ejecutivo, además de promover actividades para el fortalecimiento de principios y valores y la mejora en la calidad de vida e integración del personal adscrito al Dapre: que es el que sirve al jefe de Estado, pues se encarga de coordinar las políticas y programas promovidos por el presidente.

Duarte Torres, que hace parte de la comunidad eudista, cuenta con un profundo recorrido en el campo religioso y educativo, siendo doctor en teología y director de la Unidad de Espiritualidad de esta congregación. Su labor en la Casa de Nariño, a juzgar por el contrato establecido, incluirá también la participación en eventos y actividades tanto internas como externas de la entidad.

Álvaro Duarte, sacerdote que oficia como capellán de la Casa de Nariño, está desde que inició el gobierno de Gustavo Petro - crédito Presidencia
Álvaro Duarte, sacerdote que oficia como capellán de la Casa de Nariño, está desde que inició el gobierno de Gustavo Petro - crédito Presidencia

Aunque el rol del capellán en el palacio presidencial ha estado presente en gobiernos de presidentes como Álvaro Uribe Vélez, Juan Manuel Santos e Iván Duque, durante la administración Gustavo Petro ha adquirido una inusitada relevancia: lo anterior frente a la necesidad de lograr la Paz Total en el país. Duarte reemplazó a Fray José Gabriel Mesa, capellán durante la presidencia de Iván Duque Márquez.

La escogencia del sacerdote que sirva a la Casa de Nariño hace parte de un convenio entre el Gobierno y la Conferencia Episcopal Colombiana, que es la que define cuál es el clérigo que estará al lado de la familia presidencial y sus empleados. “Es una relación católica e institucional que los gobiernos siempre han tenido con la Iglesia católica”, destacó en septiembre de 2022 el entonces director del Dapre, Mauricio Lizcano.

La noticia sobre el nuevo contrato del capellán de Palacio se conoció al mismo tiempo que estaría listo el nuevo contrato del artista Nerú Martínez Carrillo, con un valor de $88 millones, con el objetivo de contribuir al bienestar mental y físico de los empleados hasta diciembre de 2024, con un sueldo de más de 7 millones de pesos mensuales. Una vinculación que causó revuelo en las redes sociales.

Ambos, de acuerdo con la información que reposa en los respectivos contratos, tienen como objetivo el mantener la estabilidad emocional y ética de los trabajadores públicos: el primero, desde el ámbito espiritual, mientras que el segundo, a través de sesiones de ejercicio que han sido cuestionadas por parte de los sectores opositores, que han hecho énfasis en lo que sería el derroche de la Presidencia.

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