El Gobierno de Gustavo Petro estableció un alza de 12,07% para el salario mínimo de los trabajadores en Colombia. Con esto, sin auxilio de transporte, dicha remuneración para 2024 es de $1.300.000. El alza se dio luego de que los empleadores y los trabajadores no hayan logrado consenso sobre la cifra, debido a que, por un lado, se pedía que el alza se ubicara por debajo de los dos dígitos, para proteger la generación de empleo, y, por el otro, se pedía 18% para mejorar el poder adquisitivo.
Ante esto, el Banco de la República presentó el documento denominado “Salario mínimo y ajuste macroeconómico: lecciones de una economía emergente, pequeña y abierta con trabajo formal e informal”, que hace parte de la serie Borradores Económicos y refleja el impacto de un aumento de salario mínimo desproporcionado.
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El mismo analiza los efectos macroeconómicos del salario mínimo en una economía emergente pequeña y abierta con trabajo formal e informal. Para ello, construye un modelo cuantitativo que refleja las principales interacciones entre las empresas, los hogares, el gobierno y el banco central bajo una estructura de producción flexible y una regla de ajuste del salario mínimo.
Con resultados, el documento encuentra que un aumento inesperado del salario mínimo tiene efectos significativos sobre los trabajadores no calificados y efectos moderados sobre la inflación y la tasa de política monetaria.
“Un aumento del salario mínimo eleva los costos de producción y provoca la sustitución de trabajo formal no calificado por trabajo informal y maquinaria, lo que se traduce en una reducción de la producción, un aumento de la inflación y una mayor tasa de política”, advierte.
El documento también encuentra que el salario mínimo influye en la propagación de los choques convencionales, aumentando su persistencia y reduciendo la efectividad de la política monetaria para controlar la inflación.
“Estos resultados sugieren que el salario mínimo tiene importantes implicaciones macroeconómicas y afecta a las economías emergentes a través de canales diferentes a los de las economías desarrolladas”, concluyó el mismo.
Error para la reactivación económica
Algo parecido habían advertido los gremios del país. Por ejemplo, el presidente de la Federación Nacional de Comerciantes Empresarios (Fenalco) Jaime Cabal, calificó el alza del 12,07% como un error para la reactivación de la economía.
“Es un aumento exagerado teniendo en cuenta la productividad negativa y la inflación esperada del 9.4%. El incremento generará más informalidad y le impedirá al Banco de la República continuar bajando las tasas de interés, por los efectos inflacionarios que una decisión de esta magnitud traerá”, afirmó el vocero de los comerciantes en su momento tras conocer el alza.
Cabal precisó que el sector comercio, gran generador de empleo en el país, será el primero en resentirse, de hecho así lo han demostrado las cifras negativas registradas durante 2023.
“El comercio es un sector, por regla general, formalizado y el que más empleos con salario mínimo genera en el país, situación que lo hace más vulnerable frente al tipo de decisiones como la tomada hoy respecto del salario mínimo”, agregó.
Recalcó que se advirtió, precisamente a partir de un estudio del Banco de la República, que cada aumento porcentual del salario mínimo, por encima de la inflación y de la productividad —en el caso del año pasado, negativa—, implica la pérdida de cerca de 72,000 empleos.
También, que es evidente que el aumento del salario mínimo implicará mayores costos para el Gobierno. Por cada punto porcentual de aumento, por encima de la inflación, se calcula que los costos correspondientes a nómina en el sector oficial aumentarán en $800,000 millones.
“Estos recursos provienen de los impuestos que pagamos todos los colombianos”, concluyó el presidente de Fenalco, Jaime Cabal