Con el inicio del año, algunas personas vuelcan su fe en agüeros o pensamientos para tener éxito y así comenzar una nueva vida, algunos buscan amor y otros, dinero, y entre esas costumbres hay una creencia que revive en los primeros días de enero, las cabañuelas.
En Colombia se conoce con el término de cabañuelas a la creencia de que los primeros días de enero pueden predecir cómo será el clima de los doce meses del año, por lo que es común que se preste atención a la salida del sol o a la presencia de lluvia.
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Infobae Colombia entrevistó al creador de contenido y divulgador de la cultura llanera Alexis Puerta que a través de sus redes sociales Soyllanero.co comparte con el mundo curiosidades y hechos de esta región colombiana, entra las que se encuentran las cabañuelas, una creencia que, por muchos años, sirvió para programar el trabajo agropecuario en la región y hasta ha aparecido en varias canciones.
Alexis Puerta comenzó explicando que, como no existen registros escritos, se estima que la creencia de que los primeros días de enero reflejan el clima de los doce meses del año se expandió en América Latina con la llegada de los españoles en 1492.
“El conocimiento que tengo yo es que es una creencia heredada de los españoles, por eso se puede ver en casi toda Latinoamérica. Por ejemplo, en México no las llaman cabañuelas allá, y en parte de Centroamérica, las llaman pintas y repintas, pero para el resto de Suramérica tengo entendido que las llaman cabañuelas”
Si la creencia en las cabañuelas llegó con los españoles, eso quiere decir que ha acompañado varias generaciones de colombianos, pero, ¿en qué consiste?, Alexis Puerta explicó cómo se debe tomar el clima de los primeros días de enero para relacionarlos con el de su respectivo mes.
“La forma más común es tomarlas como el clima del día, es decir, si el primero de enero está lluvioso, entonces indicará que en el mes de enero van a haber lluvias, si el día dos de enero, que correspondería al mes de febrero, hay mucho sol, quiere decir que en febrero va a haber verano. Ahora, si en la mañana del día hay lluvia, pero en la tarde hay sol, entonces dicen que significa que la primera mitad del mes va a haber lluvia y en la segunda mitad va a estar soleado”
Una parte fundamental de la cultura llanera es su expresión musical, por lo que la creencia de las cabañuelas también está presente en las canciones, por ejemplo, el Cholo Valderrama narra en uno de sus versos que el quinto día de enero refleja el clima de mayo en Mañana me voy pa’ Pore.
Como en todo tipo de tradiciones orales, las cabañuelas también han cambiado con el paso de los años, por lo que se pueden encontrar algunas variantes, en una de ellas se cree que el primero de enero es el espejo del año, por lo que la previsión del clima de los meses comenzaría a partir del dos de enero.
“Para algunos no inicia el primero de enero, sino el dos de enero porque el primero de enero es el espejo del año, es decir, el clima de todo ese día va a ser, en términos generales, cómo va a estar el clima del año, pero la técnica es la misma, el día que se le asigna es el día que se toma cómo va a hacer el clima”
Pero, en algunos lugares no solo se cree que los primeros doce días reflejan el clima de los meses del año, sino que a partir del día trece las cabañuelas de vuelta también cuentan, incluso, hay quienes afirman que son más precisas y que se les debe creer más.
“También están las cabañuelas de ida y las cabañuelas de vuelta, que dependiendo la región se llaman pintas o repintas, entonces las de ida o las pintas comienzan el primero de enero y terminan el 12 cuando se acaban los meses del año, las de devuelta o las repinta comienzan el día 13 empezaría otra vez diciembre, el 14 sería noviembre, el 15 octubre y así hacia atrás. Hay quienes creen que las cabañuelas de devuelta o las repintas son las más efectivas en las que más hay que creer”
Otra de las canciones que incluye una referencia a las cabañuelas es Caricias de la Sabana de Walter Silva, en la que se entiende que las cabañuelas se toman desde el segundo día del año, haciendo referencia a que el primero de enero es el espejo del año.
Alexis Puerta agregó que en zonas de Venezuela y Bolivia la manera en la que funcionan las cabañuelas varía a la creencia colombiana, pues, por ejemplo, en el país Andino, no se toman los primeros días de enero como referencia, sino los de agosto.
“El tema de las cabañuelas es más de la ruralidad, no solo de Colombia sino de Latinoamérica, y al ser una creencia popular resulta que cambia mucho dependiendo la región y las creencias de las personas. Por ejemplo, en una zona de Bolivia las toman no en enero sino en agosto, entonces existen muchas versiones, muchas verdades y digamos que todas pueden ser válidas porque es una creencia popular, no hay una base científica, al menos aún, para poder justificarla y decir que esta es la verdadera”
Estas variaciones, según Puerta, son el resultado de la mezcla de factores como la fe y las tradiciones indígenas, por lo que se han arraigado a la cultura de las zonas rurales de, por ejemplo, Colombia, sin necesidad de una justificación científica.
“La ruralidad de Latinoamérica es el resultado del mestizaje, la fe y el conocimiento indígena, entonces eso lleva a que se crea en un montón de cosas que pueden tener un sustento científico, pero el desconocimiento del vulgo impide que se le dé la justificación científica y se busque entonces una justificación más sobrenatural o imaginaria”.
Alexis Puerta terminó por explicar que el paso de los años ha llevado a que muchas personas dejen de ponerle cuidado a los primeros días de enero para conocer el clima, pero que durante años fue utilizado para los cultivos, aunque aún hay personas que tienen presente las cabañuelas y las toman como un anticipo de lo que sucederá en los próximos doce meses.
“Es una práctica que se usó mucho o se tuvo muy en cuenta por la gente de antaño, aún hay gente que la utiliza y la sigue creyendo y las tomas fervientemente, eso es indiscutible, pero en su tiempo se utilizó mucho para los temas de cultivos y para todo el tema de la producción agropecuaria. Aunque, en mi opinión, el inevitable progreso que llega al campo hace que se pierdan ciertas costumbres, pero aún hay gente, yo conozco historias de personas que aun las toma y las tiene muy presente, puede que no tanto para los cultivos, pero sí para tener esa información”