El exnarcotraficante Carlos Lehder promete sacudir a la política colombiana con la publicación de su libro ‘Vida y muerte del cartel de Medellín’, en el que relata detalladamente cómo se infiltró el dinero del narcotráfico en las campañas presidenciales de los años 80 en Colombia y que fue dado a conocer por Semana.
El excapo afirma que Pablo Escobar y otros narcotraficantes contribuyeron económicamente a la campaña del candidato del Partido Liberal, Alfonso López Michelsen, en un intento por contrarrestar la extradición a Estados Unidos.
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Según Lehder, cuya residencia actual es en Frankfurt (Alemania), la inversión en la política era parte de una estrategia mayor para evitar la temida ley de extradición. En la obra de 416 páginas revela que cada narco aportó 100.000 dólares para la campaña de López Michelsen y apoyó a candidatos del Partido Liberal y Conservador para garantizar protección.
Dichas declaraciones apuntan a la implicación de figuras políticas de alto perfil como el expresidente Belisario Betancur y el asesinato del exministro Rodrigo Lara Bonilla. El excapo, que fue extraditado y condenado en Estados Unidos, detalla que Escobar había conseguido sobornar previamente a políticos significativos en Antioquia.
La narración de Lehder incluye un encuentro en la hacienda Nápoles donde Escobar exigió a López Michelsen encontrarse con los narcotraficantes en Medellín para hablar de la extradición y recibir el dinero.
El libro cuenta que, tras la reunión, el paquete de dólares y cheques fue entregado por Escobar a un asistente de López Michelsen, identificado como Diego Londoño White, un jefe de la campaña en Medellín. También señala que Gonzalo Rodríguez Gacha, alias el Mexicano, tenía vínculos con el Partido Conservador y el expresidente Belisario Betancur.
Respecto a Luis Carlos Galán, candidato del Nuevo Liberalismo, Lehder señala que Escobar intentó aproximarse, pero Galán lo rechazó. El libro también refiere encuentros con líderes como alias Tirofijo, máximo líder de las Farc, y la relación entre Escobar y la toma del Palacio de Justicia por parte del M-19. Carlos Lehder, a sus 74 años, se describe como un ciudadano “contrito, rehabilitado, obediente de las leyes y, por fin, libre”, tras cumplir una condena de 33 años en Estados Unidos.
Así mismo, el exnarcotraficante revela una supuesta traición política y promesas de Alfonso López Michelsen, candidato presidencial en 1982, que según señala, terminaron en un estrecho vínculo con Pablo Escobar.
Lehder narra cómo el cartel sintió la traición cuando la campaña de López anunció la intención de extraditar a narcotraficantes, pese a haber aceptado una donación de 800.000 dólares. Esta revelación forma parte de una serie de afirmaciones que repasa la relación entre políticos y el mundo del narcotráfico colombiano de esa época.
El libro también detalla que, tras sentirse burlado, Escobar ordenó la realización de una rueda de prensa en la que se denunció la actitud de López Michelsen y se expuso la donación monetaria al candidato, mostrando el descontento frente a sus posturas políticas.
Además, refiere que otros miembros del cartel, incluido Gonzalo Rodríguez Gacha, contribuyeron financieramente con el Partido Conservador en esa contienda electoral. El texto también menciona cómo Belisario Betancur, quien finalmente ganó la presidencia, habría presentado una postura contraria a la extradición, actitud que en retrospectiva Lehder califica de ingenua.
En el ámbito político, el libro sostiene que la relación del cartel con López Michelsen no terminó con las elecciones. Diego Londoño White, apodado el Santo, habría mediado para apaciguar los ánimos, poniendo de manifiesto el peso que el cartel detentaba entonces en la política colombiana.
La llegada de Rodrigo Lara Bonilla al Ministerio de Justicia en 1983, quien fue un duro opositor del narcotráfico, reavivó el temor a la extradición entre los narcotraficantes, poniendo en evidencia la volatilidad de las alianzas y los intereses cruzados entre el poder político y el crimen organizado.
Contrariamente a las afirmaciones de Lehder, López Michelsen refutó enérgicamente cualquier vínculo con el Cartel de Medellín, tal como se desprendió en un artículo del periódico El Tiempo.
A nivel judicial, también se defendió al señalar que las finanzas de su partido habían sido auditadas y aprobadas por un tribunal de honor, y negó cualquier vinculación directa con el cartel. La controversia sobre estas relaciones ha mantenido un lugar en el debate público sobre la influencia del narcotráfico en la política colombiana, siendo una huella indiscutible de la historia reciente del país.