La mancha de las presuntas cuotas políticas apareció en el escándalo de los Juegos Panamericanos. Aunque no se hicieron las gestiones administrativas para garantizar la sede del evento en Barranquilla, desde hace más de un año se había nombrado un gerente, que no cayó bien entre las autoridades deportivas, y que está vinculado personalmente con el poderoso clan Torres.
En octubre de 2022, cuando se instaló la mesa técnica de Barranquilla 2027, la ministra María Isabel Urrutia anunció la designación, en nombre del Gobierno nacional, de Rodolfo Bossa Castillo como gerente. El anuncio no lo conocía nadie, ni al vocal del Comité Olímpico Colombiano, Helmut Bellingrodt; ni el alcalde Jaime Pumarejo ni la gobernadora del Atlántico Elsa Noguera, que se apartaron del evento de nombramiento.
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La designación cayó como un baldado de agua fría para todos los involucrados en la organización de los Juegos Panamericanos de Barranquilla. La razón es que esperaban, como lo decía el convenio, la conformación de un Comité Organizador que articulara a todas las partes. Con el nombramiento de un gerente, según dijo Pumarejo, se entendía que el Gobierno nacional tomaba las riendas del proceso y los dejaba por fuera de las decisiones.
“No se ha instalado el comité organizador, que se ha debido instalar desde hace tiempo, y no es un comité que se inventa Barranquilla, está escrito en la Carta Olímpica. En el organigrama no existe ningún tipo de gerente, existe el director general, y se nombra en consenso el comité organizador instalado. Eso está escrito”, señaló Bellingrodt a El Heraldo en ese momento.
Antes de cumplir con el proceso para realizar los Juegos, Urrutia decidió nombrar un gerente cuyo nombre tiene una profunda relación política con el petrismo en Barranquilla, pese a que la ministra defendió el nombramiento asegurando, en W Radio, que a ella no le interesaba lo político sino que se realizaran las justa deportivas.
Bossa Castillo es el esposo de ‘Mimi’ Torres, hermana de Euclides Torres, miembros de una poderosa familia de Barranquilla que, según Daysuris Vásquez y el propio Nicolás Petro, financiaron varios eventos políticos de Gustavo Petro en la ciudad, como el pomposo inicio de campaña a finales de 2021 con una tarima en forma de P en la plaza de la Paz.
Bossa, como lo hicieron los Torres, apoyó la campaña de Petro a la Presidencia de la República. Sin embargo, Urrutia asegura que su nombramiento no se hizo por ninguna relación política, sino porque tenía una hoja de vida excepcional en el deporte.
“Yo pedí hojas de vida y la del señor me llegó junto con otras y me pareció que era la mejor, por eso la escogí, no me la recomendó nadie. Él trabajó en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, eso dice en su hoja de vida. Yo no lo conozco ni conozco al señor Euclides Torres”, le dijo la exministra a El Tiempo.
Pese al recorrido descrito por Urrutia, nadie en la familia deportiva del Caribe conocía a Bossa. En su experiencia y en su discurso tras su designación sólo aparecen tres cargos relacionado con el deporte, que ocupó hace más de 20 años.
En su experiencia solo aparece que fue presidente de la Liga de Voleibol de Bolívar entre 1989 y 1999. Según dijo en su discurso al ser designado, fue además fundador de la Federación de Ligas Deportivas de Bolívar y miembro del Consejo Sudamericano de Voleibol Playa.
Sin embargo, según reconstruyó La Silla Vacía, su experiencia está más vinculada en otros sectores. Fue secretario general de la Alcaldía de Cartagena, donde es oriundo, en 2022, cargo en el que varias veedurías lo cuestionaron por presuntamente favorecer a su cuñado, Euclides Torres, en un contrato con alumbrado público.
Además, Urrutia señaló que la gerencia que habría adelantado Bossa fue solo en el aire y no recibió honorarios por su gestión. “A él no se le pagó nada, nunca hubo contrato, simplemente se hizo el nombramiento y cuando lo planteamos para que llegara ahí no se había hecho el comité, por eso no se le podía pagar a nadie porque no había disponibilidad presupuestal, no hubo desembolso”, aclaró Urrutia.