Los ciudadanos de Colombia enfrentan una creciente preocupación por el costo de sus facturas de servicios públicos, especialmente la electricidad. Este incremento se atribuye en parte a la constante utilización de aparatos tecnológicos, y en concreto, a un fenómeno denominado “corriente vampiro”.
Se trata de un patrón de consumo de energía donde los dispositivos electrónicos consumen electricidad aunque estén en modo de espera o aparentemente apagados, representando un costo extra en la economía doméstica.
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¿Qué es la ‘corriente vampiro’?
La Agencia Internacional de Energía señala que la ‘corriente vampiro’ podría ser uno de los principales culpables de las cifras elevadas en los recibos de servicios, ya que estima que este tipo de consumo inactivo representa entre el 5 % y el 10 % del uso total de energía de una vivienda promedio. Tal gasto energético se debe a la electrónica de consumo que, incluso no estando en uso activo, sigue requiriendo electricidad para mantener funciones como la muestra de hora, programas preconfigurados o simplemente por estar conectados a la toma de corriente.
El impacto económico de la ‘corriente vampiro’ en los bolsillos de los colombianos es significativo, considerando la porción que podría estar añadiendo a su factura mensual de electricidad sin un beneficio aparente. La preocupación por estos costos ocultos se suma a la necesidad de un consumo de energía más eficiente y consciente por parte de los usuarios. Medidas simples, como desconectar aparatos que no estén en uso, podrían resultar en ahorros importantes en el mediano y largo plazo para los hogares del país.
Recomendaciones para reducir el consumo
Para mitigar el efecto de la “corriente vampiro” y reducir el monto de las facturas de electricidad, se recomienda a los usuarios tomar medidas preventivas. Entre ellas se incluyen desconectar los cargadores de dispositivos móviles cuando no estén en uso, utilizar regletas con interruptores para apagar completamente aparatos electrónicos, y priorizar la compra de dispositivos con certificación de bajo consumo energético. Estos pequeños cambios podrían traducirse en un alivio económico y contribuir a un estilo de vida más sostenible.
En resumen, el fenómeno de la ‘corriente vampiro’ no solo revela oportunidades de ahorro para los consumidores sino que también destaca la importancia de una mayor conciencia energética en el consumo diario. Con acciones sencillas y un enfoque en la eficiencia, los hogares colombianos pueden reducir su huella energética y sus correspondientes costos.
Los que más consumen
Los decodificadores, computadoras portátiles y de escritorio lideran la lista de electrodomésticos que más energía gastan aun estando apagados. Un reciente informe del Laboratorio Lawrence Berkeley alerta sobre la continua demanda energética de estos aparatos, la cual puede ser significativa y contribuir al incremento de la factura de electricidad en los hogares.
El estudio detalla cómo, aún sin estar en uso activo, ciertos electrodomésticos incurren en un consumo oculto de electricidad. Computadoras portátiles conectadas a su fuente de energía pueden consumir hasta 8,9 W/hora (8.9 watts por hora), en tanto que computadoras de escritorio en modo hibernación absorben hasta 21,1 W/hora (21.1 watts por hora). Este fenómeno se convierte en una preocupación no solo por su impacto económico en los usuarios sino también por las implicaciones ambientales del gasto energético innecesario.
Además, el consumo discontinuo de energía no se limita a la tecnología de oficina. Electrodomésticos comunes en el hogar como lavadoras, secadoras, aires acondicionados, hornos eléctricos y refrigeradores se suman a los grandes consumidores de energía residual. Estos aparatos pueden representar más del 11 % de la factura eléctrica total de una vivienda, marcando la importancia de considerar prácticas de ahorro de energía y toma de conciencia sobre el uso responsable de dispositivos eléctricos.
Para los consumidores y el planeta es crucial poner atención a la eficiencia energética de los electrodomésticos, tanto en su elección como en su uso. La identificación de aquellos dispositivos con mayor tendencia al consumo eléctrico fantasma y la correcta gestión de su funcionamiento son pasos esenciales para reducir gastos superfluos y la huella de carbono asociada a la producción de energía eléctrica.