La integración de las emociones en el proceso educativo actualmente empieza a ser considerado fundamental para el desarrollo integral de los estudiantes. Tradicionalmente, se ha dado más peso a los componentes cognitivos en comparación a los emocionales, lo cual, según expertos en pedagogía, no favorece un crecimiento pleno de los alumnos. En este sentido, se destaca la necesidad de analizar la naturaleza de las emociones y su impacto en el aprendizaje, así como también la relevancia de comprender cómo estas influyen en los estilos de aprendizaje.
Aunque las emociones son consideradas, por muchos, como un elemento separado de los aspectos cognitivos, es en realidad un ingrediente esencial en el engranaje pedagógico. Con este panorama, los profesores están llamados a comprender y valorar las emociones propias y las de sus alumnos, asumiendo así un rol activo en el manejo de estas dentro del aula.
Rafael Bisquerra Alzina, doctor en Ciencias de la Educación, licenciado en Psicología y Pedagogía, enfatiza en la relevancia de las emociones dentro de los procesos educativos. Como presidente de la Red Internacional de Educación Emocional y Bienestar (RIEEB) y director de Posgrados relacionados con la educación emocional en la Universidad de Barcelona, Bisquerra Alzina contribuye con perspectivas significativas para mejorar las estrategias de estudio y enseñanza.
Las investigaciones que Bisquerra Alzina ha liderado revelan cómo las emociones pueden influir positivamente en el aprendizaje, abriendo nuevas puertas hacia métodos de enseñanza más efectivos. Este enfoque se considera crucial para el desarrollo de competencias emocionales en ámbitos académicos y corporativos.
El especialista propone recomendaciones centradas en este enfoque para potenciar los resultados de estudios y proyectos educativos. La adopción de estas estrategias educativas se basan en la evidencia acumulada donde se ha confirmado la conexión entre las emociones y la capacidad de aprender de manera más eficiente.
Reconociendo este vínculo se indica que las emociones desempeñan un rol fundamental en el funcionamiento del razonamiento, la memoria y la toma de decisiones, afectando directamente la disposición para aprender. En este contexto, se subraya que las emociones constituyen una parte integral de cómo asimilamos y procesamos la información.
El experto sostiene que “aprendemos aquello que realmente queremos aprender”, destacando la relación intrínseca entre la motivación personal y la relevancia que se le da al conocimiento. Según esta perspectiva, lo que no se considera importante se descarta y olvida. Este fenómeno refleja la importancia de la conexión emocional con el material de aprendizaje, influenciando significativamente en la capacidad de retención y el enfoque cognitivo.
Adicionalmente, se reconoce que no todas las emociones impactan de la misma manera: la curiosidad, por ejemplo, puede incentivar el aprendizaje, mientras que el miedo puede frenarlo, manifestándose en una reducción en la capacidad o el deseo de aprender.
Con esta premisa, se plantea que existen emociones capaces de ayudar a mejorar los procesos de aprendizaje, mientras que hay otras que lo obstaculizan.
Emociones que favorecen el aprendizaje:
- Seguridad.
- Entusiasmo.
- Alegría.
- Expectación y asombro.
- Sensación de triunfo.
- Curiosidad.
Dificultan el aprendizaje:
- Miedo y ansiedad.
- Tensión.
- Ira y enfado.
- Culpabilidad.
- Aburrimiento.
- Envidia y celos.
Gestión de las emociones
También resulta interesante que el manejo de emociones como el miedo y la ansiedad pueden ser fundamentales para el éxito académico, expertos indican que una persona con cierto nivel de ansiedad podría incrementar la motivación y el rendimiento, sin embargo, estas emociones en exceso pueden llevar a un bloqueo que impide alcanzar los objetivos de aprendizaje. La capacidad de autocontrol emocional es identificada como una competencia clave en este proceso.
Autocontrol emocional, esencial para un aprendizaje efectivo.
Investigaciones revelan que las emociones intensas, ya sean positivas o negativas, pueden impactar significativamente en la concentración y retención de información. Una dosis moderada de nerviosismo puede ser útil para mantenerse en alerta, sin embargo, un exceso de esta puede obstaculizar significativamente el proceso de aprendizaje. Por lo tanto, gestionar adecuadamente las emociones resulta crucial en la educación y el desarrollo personal.
La capacidad para regular las emociones tiene ventajas en diversos aspectos de la vida, incluidos los ámbitos personal, social, profesional y salud. Específicamente en el entorno educativo, el manejo de las emociones puede traducirse en un mayor éxito académico. Desarrollar habilidades para el autocontrol emocional no solo mejora la eficiencia al estudiar, sino que también ayuda a mantener la motivación y evitar la pérdida de interés frente a los desafíos académicos. Esto señala la importancia de implementar técnicas y estrategias de autocontrol en el contexto educativo.