Bien dicen que la intolerancia es enemiga de la seguridad vial. Cuenta de ello el accidente registrado la mañana del domingo, 7 de enero, en la calle 90 con avenida Ciudad de Cali, entre en un camión y un vehículo particular.
Según testigos, minutos antes ambos conductores se habrían enfrascado en una disputa, luego de que el camión realizara una maniobra irresponsable en la que el vehículo particular estuvo a punto de accidentarse.
Lejos de evitarlo, durante el resto del trayecto el conductor del automóvil rojo optó por alcanzar al camión y “cerrarlo” de la misma manera en la que él lo habría hecho, a unas cuantas calles del lugar en el que, finalmente, ocurrió el incidente.
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En las cámaras de seguridad instaladas en el sector se aprecia cuando, por fin, logra su cometido, aunque, la situación termina saliéndose de sus manos, pues, al ir a la misma velocidad, el camión termina llevándoselo por delante.
El vehículo rojo, con cuatro ocupantes –uno de ellos menor de edad– quedó sobre el separador de la calle 90, en sentido oriente-occidente. Pero, no contento, su conductor salió por la ventanilla del vehículo e intentó agredir a los ocupantes del camión.
Una tarea en la que habría recibido ayuda del copiloto, mientras, los pasajeros de la parte de atrás eran socorridos por la comunidad. Del área de carga del camión se ve como algunas personas bajan tras el accidente y emprende la huida de manera sospechosa, pero, aun así, quienes se sumaron a la conversación generada por el video en redes sociales concuerdan en que pudo haber sido peor:
“Claramente se observa como el carro rojo excede en velocidad al camión para cerrarlo, pero mi pregunta es ¿Qué debe tener en la cabeza el tipo para arriesgar así a su familia, entre ellos un menor de edad?”, “El camión iba por su carril”, “Un carro pequeño difícilmente podría hacer algo contra ese camión, si no es por que frena, fácilmente, pudo haberlo volteado”, “A simple vista se sabe quien de los dos es culpable”, “Ahora a la violencia y agresividad las llamas intolerancia”, “Las consecuencias pudieron haber sido más graves”, “¿En serio el del carro pensó que iba a arrumar al del camión?”.
¿Quiénes suelen irritarse, con mayor facilidad, al volante?
Un estudio de la Universidad de Temple, con sede en Filadelfia, realizado en 2017 reveló patrones específicos de comportamiento agresivo al volante, más comúnmente identificado como “síndrome de ira al volante”.
Según la investigación, publicada en la revista “Psychology & Marketing”, ciertos rasgos de personalidad, estimulados por el estrés del tráfico, pueden desencadenar reacciones desproporcionadas de furia entre conductores considerados “pacíficos” en condiciones normales.
El estudio titulado “Conducción agresiva: una experiencia de consumo” se basa en dos investigaciones realizadas en Israel, que incluyeron a 134 sujetos de un promedio de 23 años y a otra muestra de 298 personas.
En este se examinaron aspectos como la personalidad, las actitudes, los valores, la atracción hacia el riesgo, la impulsividad y la conducción como una actividad hedonista. Los resultados siguieren que individuos con tendencias narcisistas y competitivas tienden a mostrar una agresividad mayor al conducir. Estos conductores ven el automóvil y el espacio vial que ocupan como una extensión de su territorio personal, defendido agresivamente si se sienten amenazados.
El informe señala, además, que el narcisismo, la competitividad, e incluso la juventud y la masculinidad pueden amplificar la probabilidad de involucrarse en conflictos con otros conductores. Los hombres, en particular, serían más propensos a adoptar conductas agresivas al volante. Según el estudio, el respaldo del vehículo actúa como un liberador de la ira, permitiendo que el conductor actúe con menos inhibiciones al sentirse protegido y menos visible. Esta actitud refleja también un consumismo vehicular que interpreta la conducción como una oportunidad para ejercer un supuesto poder o estatus.
Las recomendaciones finales del estudio apelan al autocontrol y la autoreflexión como claves para prevenir situaciones de riesgo en la carretera, desde edades tempranas, pues jóvenes en el proceso de formar su identidad pueden confundir la confianza con la temeridad, subestimando los riesgos reales de conducir de manera imprudente.