Alcalde de Tuluá aseguró que la anterior administración estaba vinculada con la banda criminal ‘La Inmaculada’: “Podemos dar mil ejemplos”

El alcalde de Tuluá, Gustavo Vélez, realizó una denuncia pública relacionada con el asesinato del concejal Eliecid Ávila y los nexos de la administración anterior con el grupo criminal la Inmaculada.

Vélez, dio sus declaraciones en el programa de Mañanas Blu, allí expresó que dicho grupo opera desde las cárceles y estaría conectado con la elección del personero en el municipio de Tuluá, en la región de Valle del Cauca.

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El asesinato de Ávila ha suscitado preocupación debido a que el concejal, previo a su muerte, había revelado irregularidades en dicho proceso electoral y fue amenazado por involucrarse.

Las alarmantes declaraciones del alcalde Vélez hacen hincapié en la influencia que la Inmaculada busca ejercer sobre la política local y la seguridad de quienes participan en ella. “Esas amenazas se cumplieron”, lamentó el mandatario al referirse al trágico destino de Ávila.

El caso del concejal Eliecid Ávila pone de relieve la situación de violencia que afecta a Tuluá y la presunta implicación de actores políticos con estructuras delincuenciales. La denuncia del alcalde Gustavo Vélez abre un capítulo más en la compleja relación entre política y criminalidad en Colombia, especialmente en regiones como el Valle del Cauca, donde grupos ilegales buscan infiltrar y controlar las instituciones gubernamentales.

Las palabras puntuales de Vélez en Blu Radio fueron: “Solo le voy a decir: en una dependencia, como Movilidad, hubo once atentados contra personas que laboraban allí. (…) Y así también se presentaba en Hacienda, Planeación, en la expedición de licencias. Es claro que hubo una complicidad entre la administración municipal y esa banda delincuencial. Podemos dar mil ejemplos”.

Un total de once atentados se han registrado contra empleados de la dependencia de Movilidad, hechos que sugieren una posible colusión entre la administración municipal y organizaciones delictivas. Este patrón de agresiones se ha observado también en otras áreas como Hacienda y Planeación, especialmente en procesos relacionados con la expedición de licencias. La gravedad de la situación fue denunciada por fuentes que prefieren mantenerse en el anonimato por seguridad.

El alcance del problema trasciende a los empleados gubernamentales, llegando a ciudadanos y empresarios locales. Según testimonios recogidos por el representante Vélez, numerosas personas han sido objeto de extorsión y amenazas, forzadas a abandonar la ciudad y dejar atrás sus hogares y negocios. Esta ola de violencia e intimidación ha desplazado familias enteras, con individuos como Vélez, que reveló: “Mis hijos todos se tuvieron que ir de tu lado, mis nietos. Yo me quedé solo con mi esposa”.

Tuluá se ve sacudida por una creciente ola de inseguridad, generando una atmósfera de miedo entre la población. Los recientes acontecimientos de violencia y criminalidad han puesto en alerta a los tulueños, quienes claman por acciones efectivas por parte de las autoridades para restaurar el orden y la tranquilidad en la localidad.

Los niveles de criminalidad en Tuluá han alcanzado picos alarmantes, con reportes de homicidios, robos y extorsiones que forman parte del día a día de los residentes. Estos sucesos, que han escalado en las últimas semanas, plantean un serio desafío para las autoridades locales. La comunidad, por su parte, expresa una profunda consternación y exige medidas urgentes para contrarrestar esta inseguridad que asola sus calles y afecta la calidad de vida de sus habitantes.

Las estadísticas de seguridad revelan un panorama desalentador, con un incremento en los índices de delitos en comparación con periodos anteriores. Este cambio negativo ha sido notorio en distintos sectores de Tuluá, sin discriminar entre zonas residenciales o comerciales. En respuesta a esta situación, colectivos ciudadanos y organizaciones locales han comenzado a organizar rondas comunitarias y a fomentar la colaboración vecinal para proteger sus bienes y a sus familias ante la ausencia de una solución inmediata por parte de las fuerzas del orden.

El afán de las autoridades locales es incrementar la presencia policial y fortalecer las estrategias de vigilancia para ofrecer respuestas a la demandas de seguridad por parte de los ciudadanos. En reuniones recientes, representantes gubernamentales y de la policía han delineado planes de acción que implican mayor inversión en recursos de seguridad y la implementación de programas de prevención del delito a nivel comunitario.

Este entorno de inseguridad también ha tenido repercusiones económicas, con una disminución en la actividad comercial, especialmente en horas nocturnas, que ha perjudicado a pequeños y medianos empresarios de la región. Debido a este fenómeno, la urgencia de restaurar la confianza y la estabilidad en Tuluá se ha convertido en un clamor generalizado, de modo que la economía local no se vea afectada a largo plazo.