El 2023 está a punto de terminar, así como la administración de la alcaldesa de Bogotá, Claudia López. La exsenadora del partido verde es la primera mujer parte de la comunidad LGBTIQ+ en ocupar este cargo, el segundo más importante de Colombia.
López, quien fue elegida en 2019, entregará su puesto el 1 de enero de 2023 al alcalde electo, Carlos Fernando Galán. A pesar de tener que sortear varios retos en el tiempo de su gobierno, como el estallido social o la pandemia del Covi-19, lo cierto es que la mayoría de bogotanos se ha mostrado inconforme con su gestión. La firma Invamer dio a conocer el miércoles 13 de diciembre los resultados de la encuesta que evalúa la favorabilidad de los mandatarios de las cinco ciudades principales del país. Según el estudio, la alcaldesa del distrito registró un 54% de imagen desfavorable.
Este descenso contrasta con las expectativas generadas al inicio de su mandato, cuando Claudia López contaba con un respaldo del 67%. Incluso, su aprobación tuvo una tendencia a la baja solo desde octubre de 2020; pues en abril de ese año, un mes después del inicio de la cuarentena, alcanzó un apoyo del 89%: la mayor en 20 años.
Muchos de sus opositores, como el concejal Carlos Carrillo consideran que su desfavorabilidad tiene que ver con que no le cumplió a los ciudadanos. “Le faltó ponerse boina del Che Guevara y tirar piedra en campaña; se disfrazó de izquierda, de antipeñalosista y terminó siendo la alcaldesa que más TransMilenio quiso contratar”, expresó el concejal.
En los últimos días, Claudia López ha venido revelando cuáles son las frustraciones que le quedan tras cuatro años de mandato, aunque también ha reconocido varios aciertos. En noviembre, López dijo que aunque se destinó una inversión de 1,1 billones de pesos al sector de seguridad, quedó con un sinsabor al señalar que los recursos invertidos no se materializaron en los resultados que esperaba.
Falta ver si la ciudadanía, políticos y expertos conocedores de la capital del país coinciden con lo expresado por López. Por esto, en Infobae Colombia presentamos los pendientes que deja la alcaldesa en diferentes frentes como movilidad, seguridad y planeación urbana.
Las deudas en seguridad
Al igual que como lo dijo Carlos Fernando Galán en su discurso el 29 de octubre de 2023, cuatro años atrás Claudia López se había comprometido con los bogotanos a mejorar este aspecto de la ciudad: “Hoy Bogotá votó para recuperar su seguridad y su tranquilidad; para derrotar la impunidad”, fueron las palabras de Claudia López cuando se conoció el 27 de octubre de 2019 que sería la próxima alcaldesa.
Uno de los aciertos de Claudia López, según el exsubsecretario de Seguridad de Bogotá Alejandro Londoño, fue priorizar el problema del crimen organizado, identificando 454 bandas delincuenciales en 2020. No obstante, el experto considera que también hubo varios aspectos que le fueron imposibles de corregir. Esto hizo que, entonces, un 52,4% de los habitantes de la capital colombiana se sintiera inseguro, según la última Encuesta de Percepción Ciudadana, llevada a cabo por Bogotá Cómo Vamos.
Pero no solo es la percepción lo que preocupa, pues las cifras coinciden con el sentir de los capitalinos: algunos delitos de alto impacto en la ciudad terminaron creciendo, especialmente el hurto a personas, a automotores, los secuestros y los homicidios. Puntualmente frente a este último delito, Diego Molano, exministro de Defensa y excandidato a la Alcaldía de Bogotá, dijo a Infobae Colombia que “en los últimos años en Bogotá el homicidio estaba relacionado con problemas de convivencia o riñas; mientras que hoy, la gran mayoría se da entre grupos de narcotráfico y microtráfico: esto significa que la ciudad está tomada por las bandas”.
Londoño menciona que esto no sería una responsabilidad de la saliente administración; sino un resultado colateral de la pandemia. El exsubsecratrio dijo a Infobae Colombia que, de hecho, en este periodo se logró crear el inventario criminal unificado, el primer instrumento de este tipo en la historia de Bogotá, donde se registró el número de vándalos integrantes y su ubicación. “Gracias a esos esfuerzos se pudo contener el problema”, a corte de agosto de 2023, se reportaron 238 bandas delincuenciales activas, lo que significa que casi la mitad fueron desarticuladas.
Pero para Molano, si bien la pandemia tuvo impactos en la salud mental y los niveles de violencia a nivel mundial, después de esta existían disposiciones para abordar la inseguridad. “No logró una estrategia para controlar las bandas, pues sobre todo en Kennedy, Bosa y Ciudad Bolívar siguen operando algunas de las más peligrosas como el Tren de Aragua, que amedrenta a los ciudadanos con extorsión y hasta secuestros”.
Además del “insuficiente control de las bandas criminales”, Molano considera que otros tres puntos débiles de Claudia López frente a la seguridad fueron la expansión del microtráfico, la sensación de inseguridad en el transporte público y la falta de una nueva cárcel. “La presencia del microtráfico en parques y colegios ha generado problemas de convivencia y riñas”, expresó.
En el mismo plan de Gobierno de Claudia López se prometía duplicar las Unidades de Reacción Inmediata (URI): “Pasaremos de cinco unidades a diez, con fiscales 24 horas asignados exclusivamente a Bogotá”, se lee. Sin embargo, la Secretaría de Seguridad comunicó en septiembre de 2023 que apenas se había logrado la construcción de una URI más, la de Campo Verde en Bosa, y se habían dejado contratadas otras dos.
Molano destaca la responsabilidad de la alcaldesa en la falta de liderazgo y coordinación en la gestión de la seguridad. “A pesar de la promesa de gestionar una nueva cárcel para abordar el problema de hacinamiento en las estaciones de policía y la creación de nuevas URI, la alcaldesa no cumplió con esta iniciativa”, mencionó. Al mismo tiempo dijo que si bien el Gobierno Nacional le quitó 1.500 policías, “no le puede echar toda la culpa al Gobierno o a terceros”, pues el último año el Distrito bajó el presupuesto destinado a inversión en seguridad, cuando ella había mencionado en campaña que, en cambio, lo aumentaría. Para 2023 la alcaldía informó que los sectores de Educación, Salud, Integración Social, Hábitat y Movilidad recibieron la mayoría de recursos, concentrando el 84% del total de la inversión.
Finalmente, Molano critica la falta de respaldo inicial de la alcaldesa a la policía, así como la ausencia de medidas efectivas para abordar la problemática de seguridad en las localidades, delegando responsabilidades en cascada.
A pesar de otros puntos fuertes que destacó Londoño, como el programa “Red Ciudadanos” que organizaba comunidades para generar confianza y colaboración con las autoridades o la estrategia para intervenir en riñas, con gestores especializados en resolución de conflictos, el experto concluyó que “la inseguridad ha sido un problema grave durante el gobierno de Claudia López”.
La ciudad está rota y la movilidad, complicada
Durante los cuatro años de la administración de López se entregaron 65 obras, según datos consultados al IDU (Instituto de Desarrollo Urbano). Sin embargo, comparados con los frentes de obra activos, que para mitad del 2023 eran 500, este no representaría un número tan significativo.
Es usual encontrar quejas de ciudadanos en redes sociales por los trancones en Bogotá; en muchas ocasiones derivados de los cierres viales por obras, como en la calle 100 y la avenida 68. Para Mario Noriega, arquitecto y experto en urbanismo, “lo más complicado de la alcaldesa no es lo que le quedó faltando, sino lo que hizo y le dejará al alcalde electo”.
López dejó a Bogotá como la ciudad más congestionada del mundo según un informe de Financial Times. Nada más en 2022 los bogotanos perdieron 132 horas en trancones, lo que equivale a haber estado atascado en un mismo punto durante más de cinco días. “Bogotá siempre ha tenido una movilidad complicada, pero le faltó un plan de manejo del tráfico y un análisis de la parálisis generada por las obras sin que se evaluara el costo real”, precisó Noriega.
Y es que los ciudadanos también se quejan del poco avance en algunas obras que llevan meses sin que se note algún cambio relevante. De hecho, de las 15 más relevantes para la ciudad (por su inversión e impacto), diez tienen un avance negativo; es decir, van retrasadas. Las que presentan un panorama más grava son el puente vehicular de la calle 153, una obra de valorización contratada desde el 2018 y que está retrasada en un 45%; las ciclorrutas entre Héroes y la Calle 128B, también una obra valorización, con un retraso del 27%; y la construcción de TransMilenio por la avenida Ciudad de Cali; que está casi un 18% retrada.
Las obras de valorización son 15 proyectos por los que cientos de miles de bogotanos, que supuestamente se verían beneficiados, pagaron de más. Todos estos deberían estar listos para enero de 2024 y su ejecución costó más de 700.000 millones de pesos. Noriega considera que aunque Peñalosa tuvo responsabilidad por dejar los contratos, “se descubrió que las firmas a cargo no cumplían y que los contratos eran malos, pasaron cuatro años y ella no supo manejar eso. Para vengarse le va a dejar un lío mayor a Galán”.
Líderes opositores de la Alcaldía manifestaron a este medio que Claudia López “se ha dedicado a complacer a los contratistas, más que a la ciudadanía; incluso, algunos proyectos los ha adjudicado a empresas vinculadas al carrusel de la contratación en la época de Samuel Moreno”.
Por su parte, el concejal del Polo Democrático Alternativo Carlos Carrillo, le dijo a este medio que “Claudia López incumplió la principal propuesta que la puso como alcaldesa en 2019 en vez de a Galán: su promesa de no construir TransMilenio por la carrera 68″. Habían pasado solo 19 días desde que López llegó al palacio Liévano cuando reversó su decisión de no poner biarticulados por dicho corredor.
De hecho, Noriega cuestiona que se mantenga el TransMilenio por la Caracas: “¿Cuál sería la necesidad, además de mantener felices a los consorcios de TransMilenio, de que circulen buses por debajo del metro elevado; tan ineficiente va a ser el metro de Bogotá?”
Tanto Noriega como Carrillo añaden un punto más con lo que respecta a las decisiones que López pudo tomar para mejorar la ciudad, pero no hizo: el nuevo POT favoreció la hiperdensificación en Bogotá. Ambos consideran que este puso como prioridad los intereses de los privados sobre el bien para la ciudad. “El POT es básicamente un manual para demoler la ciudad y convertir a Bogotá en la segunda ciudad más densa del mundo a costa de favorecer a las empresas inmobiliarias”, concluyó Noriega.
Ahora, es el turno de Galán para darle continuidad a los proyectos que, como dijo en campaña, han sido favorables, como jóvenes a la U y las manzanas del cuidado; pero también, para asumir el reto de continuar con la construcción de la primera línea del metro, así como descongestionar la ciudad, mejorar los índices de seguridad, poner en marcha la unión entre Cundinamarca y Bogotá, así como muchos otros más desafíos que se presenten hasta el 2027.