Una controversia se ha generado en Colombia tras las declaraciones de la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, quien reveló que las trabajadoras de la empresa Van Camp’s se ven obligadas a usar pañales para evitar descuentos salariales al acceder al baño durante sus jornadas laborales. Los testimonios de las mujeres operarias han destapado una serie de denuncias sobre violaciones a los derechos laborales de mujeres en distintas empresas del país.
Any Katherine Álvarez, abogada especializada en derechos laborales y violencia de género, acompaña algunos casos de trabajadoras de la empresa Seatech International Inc, principal productor de enlatados para Van Camp’s, así como de miembros de uno de los sindicatos de Tu Llave, es decir, de trabajadores de la empresa Recaudo Bogotá que presta servicio a la entidad distrital de transporte. Álvarez explica que situaciones similares se replican en diversas compañías, señalando un caso especialmente alarmante en Trasnmilenio.
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En el caso del sistema de transporte masivo, se han recibido denuncias de maltrato laboral y violencia contra la mujer. La mayoría de las estaciones de Transmilenio, a excepción de los portales y pocas estaciones, carecen de baños, “esto obliga a las trabajadoras a aguantar largos periodos de tiempo y, en algunos casos, a realizar sus necesidades en canecas para evitar ausentarse de sus puestos de trabajo”, narra Álvarez, quien agrega que esta situación es de larga data.
Las denuncias vienen desde hace más de cuatro años
En julio de 2019, Citynoticias conoció un video en el que se ven marcas de orina en el pantalón de una de las trabajadoras, luego de que pasaran horas sin que pudiera ir a un baño. “Le ha pasado varias veces a esa compañera que trabaja en la troncal de la calle 26; ella le insistió al jefe y él la hacía esperar hasta que no pudo ir al sanitario”, dijo a dicho medio Maver Doncel, una taquillera.
Aunque las mujeres no afirman que les descuenten algún monto si se ausentan de su puesto de trabajo, sí es cierto que dentro de sus funciones no pueden dejar los espacios solos; así que cuando no tienen compañeros, muchas de ellas se decantan por aguantar, lo que tiene consecuencias para su salud.
“Si bien esto afecta tanto a conductores, que son hombres en su gran mayoría, como a las mujeres encargadas del recaudo, la situación tiene un impacto desproporcionado en las mujeres, sobre todo durante la menstruación, ya que no pueden dejar sus puestos solos”, explica Álvarez.
La respuesta de TransMilenio sobre las denuncias por falta de baños
La respuesta de Recaudo Bogotá, según cuenta la abogada, ha sido la promesa de instalar baños en más estaciones, en coordinación con TransMilenio; aunque hasta el momento esta medida no ha sido implementada, dicen las trabajadoras.
Hace cuatro años, TransMilenio respondió a El Tiempo que los encargados del recaudo están comprometidos a que los comercios cercanos a las estaciones presten servicios de aseo y baño para los trabajadores; además, deben acordar también los tiempos de descanso del personal.
No obstante, en su cuenta de X dijo que “la infraestructura inicial no contemplaba baños” pues las estaciones eran “de paso” para los usuarios. Enseguida, la empresa menciona que los diseños de las próximas troncales, como la de la avenida 68, la de la Cali y la de la Séptima, sí tienen incorporados estos servicios. Sin embargo, después de cuatro años, todavía faltan varios más para que estas entren en operación.
TransMilenio, el sistema masivo de transporte, dispone de un total de 172 sanitarios (algunos concentrados en los portales) destinados al uso de funcionarios, conductores y usuarios del sistema. Los portales Norte, Suba, 80, Sur, Usme, Tunal, 20 de julio y El Dorado, junto con las estaciones Bicentenario y Ricaurte, están equipados con baño dentro de las mismas instalaciones del sistema.
En 2016, el Ministerio de Trabajo impuso una cuantiosa multa tanto a TransMilenio como a la empresa Recaudo Bogotá: establecieron una sanción, para cada una, de alrededor de 690 millones de pesos por falta de baños en sus instalaciones. El problema, según cuentan trabajadoras, persiste siete años después.
Estos testimonios resaltan la urgencia de abordar las condiciones laborales injustas que afectan a las mujeres trabajadoras en Colombia, impulsando la necesidad de acciones inmediatas por parte de las autoridades y las empresas involucradas.