La crisis migratoria desde América del Sur hasta Centroamérica y posteriormente hacia Norteamérica se ha agudizado en 2023. Esto se debe a que las personas que tienen el sueño de llegar hasta Estados Unidos no lo hacen solo por el Tapón del Darién, única frontera terrestre entre Colombia y Panamá.
Debido a la importancia que los gobiernos de estos países le han dado al Tapón del Darién, y considerando los testimonios de personas que atravesaron la jungla, la cual está llena de peligros y riesgos, organizaciones criminales de redes de trata de personas buscaron en San Andrés una nueva sede para engañar a los migrantes.
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De esta forma, cientos de personas fueron convencidas de llegar a Centroamérica por una “ruta VIP” desde San Andrés, en la que muchos fueron persuadidos con promesas de que no habría ningún riesgo. Sin embargo, hay 42 personas reportadas como desaparecidas tras llegar a esta isla en el mar Caribe.
Los migrantes pagan a los coyotes entre 1.500 y 5.000 dólares para tramitar el permiso de entrada a la isla. Posteriormente, son trasladados hasta Nicaragua con el objetivo de continuar el recorrido que busca llegar a Estados Unidos en busca del “sueño americano”.
En los últimos meses, se ha registrado el naufragio de varias embarcaciones colombianas en el mar Caribe. La mayoría de ellas transportaban un número superior de personas al permitido y buscaban llegar a Nicaragua de manera ilegal.
Sumado a esto, la Armada Nacional ha logrado salvar a múltiples migrantes que fueron víctimas de engaños y terminaron siendo abandonados en mar abierto. En diciembre, las autoridades capturaron a 24 personas que hacían parte de una organización de trata de personas, mientras que la Procuraduría alertó sobre la transformación de San Andrés hasta convertirse en “un segundo Tapón del Darién”.
Sobre los desaparecidos, las autoridades tienen pocos indicios de su paradero, han resaltado el riesgo que trae estar en el mar Caribe sin protección y conocimiento de la marea, pero se ha descartado que hayan muerto hasta que no se descubran sus cuerpos.
De esta forma, los familiares de estos 42 migrantes deben pasar las festividades de diciembre con la incertidumbre sobre la vida de sus seres queridos, misma que ha permanecido en algunos casos durante más de un año.
En diálogo con la BBC, algunos de los familiares de los migrantes desaparecidos resaltaron el dolor que sienten en la actualidad. Debido a que la mayoría son de nacionalidad venezolana, la ausencia de sus seres queridos se suma a la lejanía que tienen para pedir ayuda al gobierno colombiano.
“La noche que mi esposo salió en la lancha tuve una pesadilla. Soñé que me pedía auxilio... Pensó en irse por el Darién, pero como estaba gordito sintió que no tenía condición física para cruzar la selva. Además, la gente en redes sociales decía que a los migrantes los asaltaban en el camino o se morían arrastrados por los ríos”, afirmó a la BBC Ester, una mujer que se encuentra buscando a su esposo, que pagó 2.600 dólares con la promesa de que llegaría a salvo a Estados Unidos.
Luis Guillermo Inciarte, director de la Organización Nacional de Salvamento y Seguridad Marítima de los Espacios Acuáticos de Venezuela, que se encuentra ayudando a estas personas, reveló que hay un grupo de Telegram para actualizar sobre posibles avances, pero se deben expulsar a varios integrantes que no logran tranquilizarse.
Sumado a que se tiene el riesgo de ser perseguidos por organizaciones criminales que puedan ver en su presencia un riesgo para sus negocios.
“Los familiares vienen a nosotros porque no saben qué hacer en esta situación. Se sacaron a las personas que no se contenían emocionalmente por la angustia y a los que no se identificaban. Sabemos que miembros del crimen organizado pueden tratar de entrar a nuestros chats para obtener información y sabotear la búsqueda”, aseguró Inciarte a la BBC.