El dólar en Colombia ha venido experimentado en las últimas semanas una marcada disminución en su valor, alcanzando cifras próximas a los $3.800 pesos. Esta cifra no se había observado desde mayo de 2022, mostrando una notable tendencia a la baja en el mercado cambiario del país.
En términos comparativos, el descenso representa una curva significativa desde cotizaciones que, hace un mes, se ubicaban por encima de los $4.100.
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Si bien esta caída del dólar representa un cambio importante dentro del espectro económico colombiano, aún se mantiene una distancia con respecto a las tasas de cambio que rigen en otras naciones de Latinoamérica, las cuales presentan valoraciones diferentes de la divisa estadounidense.
El comportamiento de la moneda en Colombia se ve influenciado por diversos factores, como lo son las fluctuaciones del mercado global, las decisiones políticas internas, y las dinámicas de comercio exterior. Dicho comportamiento de la moneda genera tanto oportunidades como retos para la economía local, afectando desde la inflación hasta el poder adquisitivo de los colombianos.
A pesar de esta tendencia bajista del dólar, es fundamental observar la evolución de las próximas semanas para determinar si esta disminución se sostendrá a largo plazo o si se trata de un ajuste temporal. Los inversores y economistas se mantienen atentos a los indicadores nacionales e internacionales que pueden influir en el curso del dólar en Colombia.
El dólar en Colombia registra una tendencia a la baja en el mercado cambiario debido a una combinación de factores nacionales e internacionales, según expertos del sector. El comportamiento de la Reserva Federal (FED) y el efecto de las remesas han sido identificados como los principales motores de esta disminución al finalizar el año.
A nivel internacional, la decisión de la FED de mantener estables las tasas de interés impacta las expectativas de un dólar fuerte, creando un escenario donde podría anticiparse posibles recortes en el 2024.
Según Alexander Ríos, director de Inverxia, las expectativas de tasas al alza se han moderado, contribuyendo a la debilidad del dólar. En el ámbito local, el incremento del envío de remesas, que superó los 9.000 millones de dólares anuales, se concentra mayormente en el último trimestre, influyendo también en el descenso de la divisa estadounidense en el país.
“El primer elemento externo es la decisión de la FED de dejar las tasas quietas, eso ya entra contrajo las expectativas de tasas al alza, las voltea a la baja y eso ayuda, pues que básicamente digamos que las expectativas sobre un dólar fuerte para el 2024 empiezan a disminuir no quiere decir que no pueda pasar, pero simplemente mercado juega con las expectativas y el hecho de que no hayan seguido subiendo tasas este fin de año ya marca, digámoslo así como la iniciativa de que van a ver recortes en el 2024″, indicó Ríos a Valora Analitik.
La política monetaria del Banco de la República también juega un rol significativo, ya que la baja en la tasa de interés podría afectar las expectativas de los agentes económicos. Pese a que una disminución de la tasa de interés usualmente no se asocia con el fortalecimiento de la moneda, puede tener un “cierto grado de impacto” en la percepción de los inversores y actores del mercado.
“Tiene que ver con el tema de la desaceleración obviamente no es una buena noticia en términos del tipo de cambio, pero por ejemplo que el Banco de la República haya bajado tasas puede tener cierto grado de impacto en las expectativas de los agentes, si bien es contraintuitivo pensar que la tasa de interés bajando va a fortalecer la moneda”, resaltó el analista económico.
No obstante, se prevé un posible rebote del dólar al iniciar el año, coincidiendo con el periodo en que las empresas realizan giros de recursos para el nuevo año fiscal.
Por otro lado, expertos como Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria le dijo al medio citado que resaltan la baja liquidez del mercado en las últimas semanas del año como un factor adicional en la caída del dólar. En días normales, el mercado bancario maneja transacciones diarias superiores a un billón de dólares, pero recientemente ni siquiera alcanza la mitad de este volumen, lo que introduce una mayor volatilidad y permite a pequeños agentes influir significativamente en el precio del dólar.