“Las colombianadas”, el terror de los que viven en el país tricolor. El 2023 no hizo caso omiso a esta particular forma de actuar y dejó en el recuerdo varios momentos bochornosos, que empañaron la cara de una institución tan relevante como es la Policía Nacional.
Y es que, los uniformados no pasaron la oportunidad de ser protagonistas, y no por sus labores como funcionarios del orden y el control; sino por, su desobediencia, particularidades en hacer respetar el reglamento y una que otra corrupción.
Ahora puede seguirnos en WhatsApp Channel y en Google News.
Infobae Colombia realizó un breve recuento de las noticias escandalosas por parte de uniformados de la institución, que nos recordó que no todos “somos perfectos” y que muchas veces “por la plata baila el perro”.
Iniciamos esta carrera por lo que no se debe hacer en Soacha, Cundinamarca. El 13 de junio, un insólito caso de corrupción empañó la credibilidad de esta institución cuando dos agentes fueron sorprendidos tras recibir dinero de una extorsión contra un par de comerciantes de la región.
Aunque la noticia como tal ya es un escándalo, uno de los agentes no quiso dejarlo ahí y se ganó las cámaras de todos los medios cuando decidió tragarse el dinero efectivo, que había recibido minutos antes.
La ardua acción no impidió ocultar la falta y quedó en evidencia cuando se atragantó. Además, tuvo que ser auxiliado y posteriormente trasladado a un centro hospitalario para ser evaluado.
“El material con que se realizan los billetes es fuerte, es papel moneda y no se digiere fácilmente. Incluso él trata de atorarse cuando ingiere los billetes, tenemos un video que demuestra eso y posteriormente con el pesar de las horas presenta una afectación estomacal que es la que motiva su atención médica”, contó el director de Fiscalías de Cundinamarca, Carlos Silva.
Los agentes implicados fueron capturados por el Gaula, que los llevó ante un juez con funciones de control de garantías para imputarles los delitos de secuestro extorsivo y extorsión agravada.
En cuanto al oficial que tuvo la viveza de tragarse el dinero, fue imputado con los mismos cargos, además de destrucción de material probatorio. Se desconoce cuántos laxantes tuvo que tomar para limpiar el estómago.
Cabe resaltar que el irrespeto a la autoridad no es solo algo que se puede registrar entre los mismos miembros de la institución, sino que, también por parte de la ciudadanía.
Retrocedemos unos meses y nos situamos el 4 de enero cuando un curioso hecho quedó registrado en un video durante una fiesta en Buenaventura. Uniformados que fueron citados por vecinos del sector, llegaron a la vivienda donde se reportó una ruidosa reunión; sin embargo, lo que vendría después es de no creer.
Los patrulleros que atendieron los llamados de la comunidad terminaron encerrados con candados al interior de la vivienda ubicada en el barrio Mi Barquito Marinero. En las imágenes que fueron captadas por uno de los testigos que se encontraba en lugar, se puede detallar las caras de aburridos de los dos oficiales a lado de los fiesteros que trataban de controlar.
Después del “despelote” la historia concluyó de la mejor manera posible, los dos oficiales fueron por los propios asistentes de la fiesta; y los alborotadores le bajaron el volumen al equipo.
La forma en como se comunican muchas veces los oficiales para imponer respeto no es la más adecuada, y si no que lo diga el oficial que quedó registrado en la cámara de un dispositivo móvil en Bucaramanga.
Hacemos un salto hasta el 20 de octubre, cuando un caso de violencia verbal por parte de un agente de tránsito de La Ciudad Bonita fue denunciado por parte del grupo de veedores bumangueses VeeMovilidad, a través de una prueba captada por el ciudadano afectado.
En el video se puede observar como el miembro de la Dirección de Tránsito de Bucaramanga reaccionó con improperios y acusaciones contra el ciudadano, que decidió sacar su dispositivo para grabar el hecho.
Y es que lo incoherente del caso, tal como lo quiso dar a entender el ciudadano, es que en un simple daño de latas convocó a once agentes, lo que para el sujeto podría ser una irregularidad del procedimiento.
Ante dicho panorama decidió registrar el procedimiento, lo que disgustó a uno de los oficiales que sin pelos en la lengua demostró su inconformidad: “Venga, usted es un pobre bobo que no sabe ni qué es lo que está pasando aquí y le gusta prender un teléfono. No sea ridículo, vaya trabaje, haga algo por la vida”.
El bochornoso hecho no quedó ahí, el agente continuó con su ofensa y agregó: “No sea pendejo y estúpido. Ridículo es lo que es usted (…) Una persona ridícula es usted. Usted es un pobre bobo ignorante de la vida. Tiene hasta un teléfono que, mejor dicho, con eso gana muchísimo usted, bobo ridículo”.
En esta misma línea, de los agentes de tránsito, una patrullera en Bogotá se robó el sueño de cientos de moteros de la capital de la República. A finales de octubre un conductor expuso a la funcionaria cuando está realizó la inmovilización del vehículo por una peculiar razón.
La patrullera Jénnifer Zulay Sánchez, adscrita a la Seccional de Tránsito y Transporte de la Policía de Bogotá, se robó los reflectores cuando inmovilizo una moto por tener calcomanías en el tanque del vehículo.
“Ella me dice que la motocicleta me la inmoviliza por cambio de color, en la tarjeta de propiedad dice que es blanca con negro, pero yo no la veo ni verde, ni rosada, ni azul, ni roja”, comentó el dueño del vehículo.
De acuerdo con el conductor, todos los papeles estaban en regla; sin embargo, la agente reiteró en más de una oportunidad que las calcomanías modificaban el color oficial o que se encontraba en la tarjeta de propiedad.
Posteriormente, lanzó la frase que le puso la piel de gallina a más de uno “Aprenda de colores, caballero”. El coco de los moteros no paró ahí, y el 26 de octubre se registró otro caso cuando Sánchez inmovilizó otra motocicleta bajo el mismo procedimiento.
Dichas acciones provocó que otros oficiales iniciarán una cacería en contra de los conductores, no solo motociclistas. Y es que, como lo denunció en su tiempo el Señor Biter, el Código Nacional de Transporte “está obsoleto”, lo que permitió que las autoridades de tránsito aplicaran la ley según su juicio y percepción.
Lo anterior levantó el disgusto de los conductores capitalinos, quienes al no encontrar una respuesta por parte de las autoridades distritales (la Policía de Tránsito y la Secretaría de Movilidad) llegaron hasta la última instancia cuando convocaron a una reunión al viceministro de Transporte, Carlos Eduardo Enríquez, que sí generó una respuesta ante la falta de empatía y procedimientos irregulares por partes de los agentes.
El 5 de diciembre de 2023, el Ministerio de Transporte emitió la circular 20234000000767, en la que se imparten las instrucciones en cuanto al inicio de acciones administrativas e inclusión de la inmovilización de automotores por efecto de la imposición de una falta B7, del Código Nacional de Tránsito.
En otras palabras, conductores: 1 - patrullera Jénnifer Zulay Sánchez: 0. Y es que con dicha circular la cartera de Transporte no solo se aseguró que los procedimientos por parte de las autoridades se hiciesen de manera correcta, sino que permitió que los conductores tenga una guía legal para la defensa.
Concluimos este recuento con la interrogante: ¿cuánto valor tienen los elementos de la institución por parte de los agentes? Noviembre será recordado por los curiosos préstamos por parte de las autoridades para llevar a cabo tareas que no son precisamente institucionales.
En las horas de la mañana del 11 de noviembre, las redes sociales difundieron un video en el que se puede observar como un camión de la Policía Nacional es captado en la localidad Kennedy realizando un trasteo.
El vehículo que fue identificado con el número 10-0413, el cual estaba al frente del conjunto residencial Camino de la Américas, en la calle 6B #74-21, alertó a la institución que inició un proceso disciplinario para determinar las circunstancias que enmarcaron en la denuncia ciudadana.
Pero la cereza de ese postre se la llevó tres uniformados que prestaban su servicio en el CAI de Belén, Cúcuta, cuando por $500.000 los agentes prestaron una motocicleta a uno de los presos para visitar a su familia.
Tras conocerse el hecho, la coronel Sandra Mora, comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta, se presentó de inmediato en el lugar para tomar medidas diciplinarias contra los agentes.
“No vamos a aceptar la corrupción al interior de la institución. Seguimos trabajando en temas de sensibilidad y transparencia de los funcionarios que se pierden y rompen la misionalidad, alterando el ordenamiento constitucional”, añadió.
Las rápidas acciones por parte de las autoridades, en un trabajo con la Fiscalía y la Dijín, permitió la detención de los tres agentes implicados en el caso, quienes se encontraban en las instalaciones del comando de la Policía de Norte de Santander. En resumen, les salió caro el Picap.