La mañana del miércoles 27 de diciembre los habitantes del barrio Normandía, en el noroccidente de Bogotá, se llevaron una tremenda sorpresa al encontrarse con una escena escalofriante junto a uno de los contendedores de basura del sector.
Según testigos, la acera se cubrió de sangre, que durante la noche fue derramándose de una de las bolsas colocadas en la parte exterior del container.
Con la luz del día, la escena digna de una película de terror alertó a la comunidad que no tardó en comunicarse con las autoridades para denunciar el hallazgo.
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A lugar llegaron miembros de la Seccional de Investigación Judicial y Criminal (Sijín), que acordonaron el contenedor y sus alrededores, pensando que podría tratarse de un cuerpo.
Sin embargo, tras examinar las bolsas a detalle encontraron instrumentos médicos en su interior y bolsas de sangre, en estado avanzado de descomposición, que fueron derramándose al haber sido dejadas sobre el suelo, sin protección alguna que recubriera el líquido.
Se cree que las bolsas con sangre fueron dejadas la noche anterior, pero, por el estado en el que se encontraba la sangre –descompuesta y con gusanos en su interior– es probable que haya sido tratada de manera inadecuada durante horas e, incluso, días.
Las autoridades se encargaron de retirar los desechos y conducirlos, en condiciones optimas, al lugar en el que debieron depositarse desde el principio, e iniciaron una investigación para dar con los responsables de haber dejado a mitad de la calle los residuos hospitalarios.
No es para menos. La Ley es clara y establece multas millonarias para quienes no cumplan con la cadena de recolección de residuos, pues, es un riesgo latente para quienes participan del proceso de eliminación.
¿Cómo funciona el modelo de recolección de residuos hospitalarios en Bogotá?
Desde el 1 de febrero del 2022, el modelo de recolección de residuos hospitalarios en la capital pasó a ser de libre competencia, luego de que la Alcaldía interviniera el modelo de exclusividad en recolección y transporte que, hasta entonces, regía a:
- Los servicios de salud (clínicas, centros odontológicos), además, de farmacias y droguerías.
- Bancos de sangre, tejidos y semen.
- Centros de docencia e investigación con organismos vivos o con cadáveres.
- Bioterios y laboratorios de biotecnología.
- Los servicios de tanatopraxia, morgues, necropsias, y exhumaciones.
- El servicio de lavado de ropa hospitalaria o de esterilización de material quirúrgico.
- Servicios veterinarios: consultorios, clínicas, laboratorios, centros de zoonosis y zoológicos, tiendas de mascotas, droguerías y peluquerías.
- Establecimientos destinados al trabajo sexual y otras actividades ligadas.
- Servicios de estética y cosmetología ornamental tales como: barberías, peluquerías, escuelas de formación en cosmetología, estilistas y manicuristas, salas de belleza y afines.
- Centros en los que se presten servicios de piercing, pigmentación o tatuajes.
Desde entonces los generadores de residuos hospitalarios deben contratar de manera directa “los servicios de transporte, aprovechamiento, tratamiento y disposición final con un gestor externo autorizado”.
Lo que, en otras palabras, quiere decir que cada generador de residuos es responsable por la correcta disposición de los mismos hasta el último eslabón de la cadena de desperdicios, entendiendo que, los únicos gestores autorizados:
“Deberán contar con la licencia ambiental vigente, además de entregar las certificaciones del tratamiento y disposición. Los transportadores tienen que cumplir con la normatividad ambiental vigente”, según la administración distrital.
Además, “cualquier situación o anomalía ante una mala disposición de residuos hospitalarios y similares, debe notificarse a través de la Línea 123 y denunciar el manejo inadecuado, ya que es un riesgo para quienes manipulan estos elementos o para la población en general que pueda verse expuesta”.