Recientemente, se reportó el abandono de dos menores africanos en el aeropuerto El Dorado en Bogotá. Un primer caso involucra a una niña, que permaneció sola en las instalaciones durante 10 días. Al día siguiente fue encontrado otro menor en similares circunstancias.
Los infantes se encuentran bajo el resguardo del ICBF mientras se adelantan las investigaciones pertinentes para esclarecer las circunstancias de su llegada y permanencia en Colombia. La institución se ha encargado de brindar los cuidados necesarios para garantizar el bienestar de los menores. Las autoridades aeroportuarias y la policía revisan las grabaciones de seguridad y coordinan con entidades internacionales para identificar a los responsables de estos hechos.
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El aeropuerto El Dorado ha intensificado sus protocolos de seguridad en respuesta a estos sucesos, poniendo especial atención en la vigilancia de menores de edad que transitan por sus instalaciones. Además hizo un llamado a la comunidad para reportar cualquier actividad sospechosa que pudiera señalar casos similares. Mientras tanto, el ICBF ha reiterado su compromiso con la protección de los derechos de los niños y adolescentes, trabajando en coordinación con otras entidades para retornar a los menores a un entorno seguro.
Este incidente ha generado reacciones tanto a nivel nacional como internacional, resaltando la vulnerabilidad de menores de edad en contextos migratorios y la necesidad de fortalecer los mecanismos de detección y prevención. Mientras se aguarda el avance de las investigaciones, los pequeños continúan en un entorno protegido, recibiendo asesoría legal y psicológica.
Ante lo ocurrido, la vicepresidenta Francia Márquez, se pronunció sobre la problemática migratoria. Márquez recalcó que estas circunstancias no deben ser manipuladas para sacar provecho político o fomentar odio en la sociedad. Insistió en que es un tema que concierne a diferentes naciones y subrayó la gravedad de lo sucedido recientemente en el aeropuerto El Dorado, así como la crítica situación en la región del Darién, una selva ubicada en la frontera entre Colombia y Panamá, donde miles de migrantes han atravesado en condiciones adversas durante este año.
Márquez expresó que: “No podemos permitir como colombianos y colombianas que el tema migratorio se use para tener réditos políticos o se use para sembrar odio en la sociedad, ese odio hay que erradicarlo y yo convoco e invito a una Colombia que pone la vida en el centro”. Hizo un llamamiento a la unidad y la acción colectiva, tanto en Colombia como a nivel internacional, para abordar con humanidad y solidaridad el fenómeno migratorio. Además, la vicepresidenta destacó la importancia de atender de manera urgente la crisis humanitaria que sufren los migrantes en su paso por el Darién, una de las rutas más peligrosas para quienes buscan alcanzar América del Norte.
La alto cargo del gobierno colombiano se refirió al compromiso necesario de diferentes países para afrontar este desafío y garantizar la protección y los derechos de los migrantes. Asimismo, no pasó por alto señalar la seriedad de los incidentes ocurridos en el aeropuerto El Dorado, remarcando la necesidad de una respuesta coordinada para abordar y mejorar las condiciones en las que se lleva a cabo la migración en la región del Darién. Márquez indicó que estas situaciones deben encaminarse hacia soluciones duraderas y respetuosas con la dignidad humana.
La crisis del Darién
La selva del Darién ha sido atravesada por al menos quinientas mil personas en lo que va del año, de acuerdo con la información provista por la Defensoría del Pueblo. Esta cantidad incluye un alarmante contingente de jóvenes: el 20% de los migrantes son menores de edad, una estadística que no contempla a aquellos niños y adolescentes que viajan sin compañía y que no han sido registrados oficialmente.
Muchos de estos menores están en riesgo de ser explotados por organizaciones criminales y grupos armados ilegales que se encuentran en la región. La preocupación es que estos jóvenes sean forzados a participar en delitos o a sufrir de explotación sexual y trata de personas. La institución encargada de velar por los derechos civiles ha manifestado su inquietud, señalando: “El subregistro de niñas, niños y adolescentes no acompañados que han estado expuestos a ser utilizados por los grupos del crimen organizado o las estructuras armadas ilegales para la comisión de delitos, o para ser víctimas de trata o violencia sexual”.
Las cifras y la alerta emitidas por la Defensoría del Pueblo resaltan la magnitud y la gravedad de la situación humanitaria en una de las fronteras más peligrosas del continente. El tránsito por la selva del Darién representa un desafío considerable por su geografía agreste y las amenazas de violencia. Esta problemática evidencia los desafíos que enfrentan los migrantes y refugiados, así como la necesidad urgente de intervenciones humanitarias y políticas de protección más efectivas.
A pesar de los riesgos conocidos, el flujo migratorio a través de esta región continúa, y la defensa de los derechos humanos de los más vulnerables, especialmente de los menores de edad, se ha convertido en una cuestión crítica. Organismos internacionales y locales se encuentran movilizados para atender la situación, aunque el alcance y la eficacia de las medidas implementadas todavía son una materia pendiente.