Las dinámicas de la música popular son singulares por su tendencia a cambiar todo el tiempo. Hay momentos en los que el público quiere ver a sus ídolos en su esplendor, mientras que en otros, buscan ver lo que hay detrás. Abordar la vida y la carrera de Diomedes Diaz ofrece ese particular reto, porque mientras unos desean que la imagen idealizada del mayor exponente del vallenato en toda la historia prevalezca, otros quieren explorar más profundo entre las situaciones de su vida privada, y en especial de las más escandalosas.
Pero sin importar de cuál de esas dos facetas se analice, El Cacique de La Junta siempre sale ganando. Fundamentalmente, se debe a que ni en público o en privado presumió de ser alguien perfecto. Incluso sabiendo que era el más popular y el más querido de todos los artistas colombianos, reconocía su mortalidad y mantuvo una conexión con sus raíces que lo acompañó desde su nacimiento, el 26 de mayo de 1957, hasta su muerte, el 22 de diciembre de 2013, luego de sufrir un paro cardiorrespiratorio mientras dormía.
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La mejor prueba de ello se encuentra en Diomedes Diaz El Inmortal, un trabajo documental que corrió a cargo del periodista musical Víctor Sánchez Rincones y Javier Klever. En él se muestran momentos de una gira que realizó el artista por Europa, en la que recorrió España, Países Bajos y Francia entre 2011 y 2012. Dicho trabajo se ve complementado por entrevistas con distintas figuras durante esa gira, que incluyeron a su mánager, José Zequeda, su acordeonero, Álvaro López, y el mismísimo Diomedes.
Que el Cacique apareciera como entrevistado no es un detalle menor, pues fueron muy pocas las veces que compareció ante medios de comunicación a lo largo de su carrera, con el fin de cuidar al máximo su vida privada y la de su familia. De ahí lo destacado del logro de los realizadores en ese momento, que en 2015 trasladaron a un libro en el que se recopilan estas conversaciones entre Victor Sánchez y Diomedes Diaz.
Entre los momentos destacados del largometraje se incluyen cuando Diomedes llevó a que su última pareja, Luz Consuelo Martínez, conociera la nieve, demostrando a lo largo del viaje el amor que sintió por ella. Cuando le preguntaron a la mujer qué la enamoró del cantante, señaló que fue su sencillez. “Nunca fue creyéndose quién es. Siempre me conquistó, me enamoró, y me respetó”.
Además de captar momentos de los conciertos que brindó en Barcelona, Amsterdam y París, hubo sendas reflexiones de Diomedes sobre lo que significa el arte, no solo en el vallenato con la llegada de la llamada Nueva Generación del Vallenato, sino en el folclor.
De igual modo, dejó momentos donde su sentido del humor salió a relucir, incluso si se refería a situaciones algo siniestras. Uno de ellos fue cuando el Cacique señaló que seguía sonando a la par con las nuevas figuras del vallenato de ese tiempo, como Silvestre Dangond, y que podría retirarse en ese momento si quisiera, “pero la casa disquera me lo exige, y el mismo público me lo pide, y el talento todavía me da”. En ese momento apuntó que si se retirara en ese momento “les dejó 3.000 años de enseñanzas a los que vienen, si el mundo no se acaba”.
Sobre la muerte, Diomedes también tuvo algo que decir:
“Yo estoy seguro que comercialmente voy a producir más muerto que vio en estos momentos. Pero hay dos problemas: uno es estar vivo, y el otro es estar muerto. Porque si yo supiera que uno puede estar mejor muerto, tal vez yo hubiera hecho la diligencia. Pero no se sabe”
En definitiva, es el testamento del ídolo popular colombiano por excelencia. Uno que todavía en medio de su ocaso mantuvo la lucidez para mostrarse sin filtros, con sus aciertos y sus errores, de una manera que hasta ese momento no se había captado. Es sencillamente Diomedes, hablando de lo que él mismo llama “el don que Dios me dio”.
Puede observar Diomedes Diaz El Inmortal a continuación.