El 12 de octubre se registró la muerte de Luis Alfredo Garavito, también conocido como La bestia de Génova, uno de los mayores asesinos seriales del mundo, responsable de la muerte y violación de al menos 200 menores de edad.
A los 66 años, el mayor infanticida de Colombia falleció en un hospital de Valledupar al que había sido trasladado desde la cárcel de máxima seguridad La Tramacúa, debido a la leucemia y cáncer de ojo que padecía desde hacía varios años, lo que produjo su deceso.
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Desde ese día, se confirmó que el cuerpo de Garavito debía ser reclamado por sus familiares o sería enterrado en una fosa común en Valledupar, lo que quedo descartado después de que un sobrino del infanticida se acercará a Medicina Legal, pero este no tenía como comprobar su parentesco con el asesino serial, por lo que el proceso se retardó.
El 18 de noviembre se especuló con la cremación de Luis Alfredo Garavito, pero esto fue descartado por las autoridades, que revelaron que aún no había sido entregada la documentación de parentesco. Sumado a esto, se especuló con que la demora en el proceso era para comercializar el cerebro del asesino serial.
No fue sino hasta el 21 de diciembre que se registró la cremación del cuerpo de Luis Alfredo Garavito, luego de que el cuerpo permaneció 70 días en Medicina Legal. Las cenizas del asesino serial fueron dejadas en el Parque Cementerio Jardines del Recuerdo, en Valledupar.
Para Gabriel Alfonso Beltrán, abogado de Garavito, este fue un proceso innecesario, en el cual a los familiares del asesino serial les fue vulnerado el derecho fundamental a la dignidad humana y al duelo.
Por ello, interpuso una acción de tutela contra Keyla Loraine Cervantes Frías, directora encargada del Instituto Nacional de Medicina Legal, seccional Cesar, por la vulneración al derecho fundamental a la dignidad humana y al duelo de los familiares de Garavito. Recientemente, el proceso judicial falló a favor de la familia” afirmó Beltrán a El Tiempo.
De esta forma, el deseo final de Garavito fue cumplido a medias, ya que el asesino serial pidió que su cuerpo permaneciera en Valledupar, en donde estuvo durante gran parte de su condena tras ser capturado en 1999, pero este pedía que su cadáver fuera enterrado y no cremado.
Esto no fue posible porque los familiares del asesino serial no contaban con los recursos para pagar este procedimiento, mientras que los gastos de la cremación fueron donados por el alcalde de Valledupar.
El sueño que no cumplió Garavito
Además de haber confesado el asesinato y violación de más de 130 niños, aunque se especula que habrían sido al menos 200 casos, Luis Alfredo Garavito no mostró arrepentimiento de sus actos, sumado a que años después de su captura, afirmó que antes de ser detenido por las autoridades tenía planeado cumplir un sueño.
El infanticida aseguró que los últimos asesinatos que cometió le parecieron fáciles, por lo que tenía planeado intentar engañar a adultos, ya que su estrategia con los menores era infalible y los consideraba una presa sencilla.
Durante su tiempo tras las rejas fue entrevistado por Mauricio Aranguren, autor del libro El fracaso de la Fiscalía: 192 niños asesinados, que reveló algunos de los pensamientos sádicos que tenía Garavito en prisión.
“Me estaba preparando para hacerlo con adultos… Yo quería secuestrar a un montón de personas para matarlas ante los periodistas, así me matarán a mí después”, afirmó La bestia acerca del final que esperaba para su vida.