El 15 de diciembre se venció el primer plazo para que empresarios y trabajadores concertaran el aumento del salario mínimo para 2024. No se llegó a un acuerdo y habrá que esperar una nueva decisión en los próximos días. Como se recordará, si no hay concertación, el Gobierno nacional será el que establezca el alza por medio de decreto.
Pero todo parece indicar que no habrá acuerdo, debido a que las propuestas de ambas partes están muy lejos la una de la otra. Por un lado, los trabajadores piden un aumento del 18% para mejorar el poder adquisitivo, mientras que, por el otro, los empresarios buscan que no llegue a los dos dígitos para garantizar la generación de empleo.
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Mientras se toma una decisión, las voces de expertos sobre lo que le conviene al país siguen avivándose. Incluso, el defensor del Pueblo, Carlos Camargo, aseguró que es vital lograr una concertación técnica que reconozca la inflación y el comportamiento de la productividad para que se pueda mantener el poder adquisitivo de los colombianos, sin castigar el crecimiento económico y la generación de empleo.
Ahora, por medio de una columna de opinión para La República, el presidente de la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia (Asobancaria), Jonathan Malagón, aseguró que si bien el incremento del salario mínimo suele ser una decisión de gran importancia que debe tener en cuenta múltiples aristas, en este año se puede decir que el asunto pareciera tener una mayor relevancia que en años anteriores.
“Por un lado, es importante que se busque retribuir los esfuerzos de los empleados que se han visto abocados a las presiones inflacionarias del último año, pero por otro, cabe recordar que la evidencia empírica apunta a que aumentos significativos del salario mínimo, en términos reales, tienen un efecto negativo sobre la generación de empleo, especialmente en el sector formal. A su vez, en un país con marcadas diferencias regionales y entre grupos poblacionales como Colombia, estos incrementos pueden exacerbar las brechas dados los disimiles niveles de productividad”, escribió.
Adicionalmente, dijo que deberá tenerse en cuenta que esta decisión también termina afectando a la población más vulnerable. Por eso, advirtió que, en caso de que el incremento supere de manera amplia lo que dicta la regla universal de inflación más productividad, se generará una presión adicional sobre los precios.
Malagón insistió en que así, en lugar de impulsar la demanda, como señalan algunos, se propiciaría una mayor indexación y se ralentizaría tanto la convergencia de la inflación al rango meta (entre 2% y 4%, establecida por el Banco de la República) como el ritmo de los esperados recortes a la tasa de política monetaria.
Debate de la reforma laboral
El presidente de la Asobancaria, Jonathan Malagón, aprovechó el momento para cuestionar que se esté concertando el salario mínimo, al tiempo que se esté debatiendo el proyecto de reforma laboral del Gobierno Petro.
“No puedo dejar de mencionar que, de manera paralela a esta negociación, en el legislativo también se está llevando a cabo el debate de la reforma laboral. En particular, se estima que, de aprobarse, su articulado tenga implicaciones significativas para la generación de empleo formal y la competitividad de las empresas, razón por la que la decisión sobre el aumento del salario mínimo toma mayor relevancia”
Al respecto, Malagón manifestó que es claro que las posturas entre los participantes en la mesa de concertación son diferenciadas. Sin embargo, frente a un panorama económico sujeto a riesgos externos y locales, se deberán realizar análisis meticulosos y comprensivos de la coyuntura. Todo esto con el objetivo de preservar el poder adquisitivo de la población, haciendo énfasis en la de menores ingresos; impulsar la generación de empleo, especialmente el formal, y mejorar la competitividad de las empresas.
Lo anterior se considera condición sine-qua-non (indispensable) para alcanzar mayores tasas de crecimiento económico y reducir la incidencia de la pobreza.
Malagón indicó que en “este escenario, con una inflación que en 2023 bordeará 9,4%; una productividad multifactorial que cae 1,0%; una productividad laboral por hora que crece a ritmos de 0,76%, y un salario mínimo que en 2023 creció en términos reales 4,2%, la propuesta de los sindicatos de un incremento para 2024 en torno a 18% claramente no se ajusta con la realidad económica nacional”.
Por ello, para el presidente de Asobancaria, en el espíritu de concertación, el sistema financiero espera que se acerque a una cifra que permita garantizar el poder adquisitivo de los trabajadores sin comprometer la formalidad laboral y la recuperación económica.