El desplazamiento forzado separó a una familia en 1991, que ahora, 32 años después, volvió a encontrarse. En Mocoa (Pumutayo), una madre, cuyo nombre real no ha sido revelado, tuvo que huir de su casa junto con su hijo de dos años, luego de que su pareja fuera asesinada y de que empezara a recibir amenazas en su contra. Se fue, dejando a su otra hija de ocho años, llamada Irene, con su abuela. Tiempo después, la niña también tuvo que escapar, y la comunicación entre madre e hija se cortó por completo.
Así lo relató la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (Ubpd) que se encargó de poder juntar a la familia de nuevo. De acuerdo con la entidad, Irene intentó en reiteradas ocasiones ponerse en contacto con su madre, pero la falta de información, la guerra y la desconfianza impidieron que pudiera tener algún dato sobre su paradero. Más de tres décadas pasaron para que supiera que existía una manera de buscar a su mamá.
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En septiembre de 2022 fue informada sobre la Ubdp y solicitó ayuda para encontrar a su madre, que para ella estaba desaparecida. La entidad buscó el nombre en varias bases de datos, hasta que lo hallaron en un listado, conde aparecía como víctima de desplazamiento forzado y de homicidio.
Sin embargo, la información estaba errada, pues registraros adicionales indicaban que podía estar con vida, de hecho, dieron luces sobre su paradero. Había una dirección de domicilio, una constancia de afiliación a una EPS y otras de votación, así como el tipo de vacuna que recibió para prevenir el covid-19.
Un año después de que la Ubpd empezó las investigaciones, madre e hija pudieron reencontrarse en Mocoa. Allí, notaron que la familia había crecido: Irene ya tenía dos hijos, y uno de ellos también tenía otro. Nietos y bisnietos pudieron conocer a la madre de Irene, que por años estuvo lejos de sus seres queridos.
“Las vidas de Gloria e Irene son un testimonio de resiliencia. Estamos muy felices de que después de un año de trabajo lográramos reencontrar a una hija y a una madre con sus respectivas familias y que después de 32 años de estar separadas se da este abrazo que demuestra el perdón, la reconciliación y el ánimo de seguir adelante. Nos alegra que esto pase especialmente en esta época de Navidad”, expresó David Fernando Narváez Gómez, coordinador del Grupo Interno de Trabajo Territorial en Putumayo de la Ubpd, citado por la entidad.
Mientras en Mocoa hubo una familia que pudo volver a verse, en otros todavía hay quienes buscan a los suyos: son por lo menos 5.000 grupos familiares que siguen esperando el regreso de sus desaparecidos en el departamento.
En Colombia, hay más de 100.000 personas dadas por desaparecidas, de las cuales 11.292 carecen de cualquier información; no se sabe nada de ellas. Más de 25.000 desapariciones son atribuidas a las guerrillas, y más de 29.000, a grupos paramilitares.
En una buena parte de los casos, las personas no tienen la suerte de reencontrarse con los que esperaban, sino que reciben un féretro con sus restos. En diferentes partes del país, la Unidad de Búsqueda ha logrado hacer la entrega digna de los cuerpos que ha logrado identificar mediante contraste de ADN y con la intervención de cementerios y fosas comunes.
La entidad cuenta con un total de 26.481 solicitudes de búsqueda en todo el territorio nacional y, además, tiene un registro de 8.252 fosas, cementerios ilegales y sepulturas en las que yacen los cuerpos de miles de personas que fueron desaparecidas en el conflicto armado.