Si bien la inflación en Colombia ha mostrado un descenso desde marzo de este año, sigue en niveles altos en comparación con otros países de la región como Brasil, Chile o Perú. El último registro de noviembre indica una tasa del 10,15% anual, y se proyecta que para finales de este año se sitúe entre el 9,5% y el 10%. Este panorama desafía la capacidad financiera de los ciudadanos ante un 2024 con pronósticos económicos inciertos.
El ajuste del salario mínimo para 2024 se basará en la tasa de inflación actual, lo que influirá directamente en el costo de vida y en los precios de bienes y servicios esenciales como arriendo, cuotas de administración, educación y peajes.
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Este incremento del salario mínimo se reflejará en el valor de las Viviendas de Interés Social (VIS), que han experimentado un aumento significativo. El fenómeno de El Niño, junto con el aumento en los precios del combustible, podrían ejercer una presión adicional sobre los precios al consumidor.
Además, el 2024 traerá el impacto completo de la reforma tributaria instaurada por el Gobierno Petro, afectando principalmente a las personas naturales con una reducción notable de las deducciones. Así mismo, se planea una actualización de las bases de datos para asignar subsidios, lo que podría resultar en la pérdida de estos para algunas familias que ya no cumplen con los requisitos de pobreza establecidos.
Estos factores se combinan en un contexto desafiante para los hogares colombianos, que deberán enfrentar no solo el ajuste del salario mínimo y la reforma tributaria, sino también las fluctuaciones en la economía global que podrían agudizar la situación.
La realidad impone una revisión de los presupuestos familiares de cara al 2024 y plantea interrogantes sobre la resiliencia de la economía local frente a desafíos climáticos y políticas internas.
Las preocupaciones sobre el costo de vida y la inflación permanecen como las principales inquietudes económicas de Colombia, después de la inseguridad. De acuerdo a un estudio de Ipsos, la perspectiva para el 2024 es complicada, anticipando una disminución gradual de la inflación y un ajuste tardío de las tasas de interés.
José Ignacio López, director de economía de Corficolombiana y próximo presidente de Anif, sugiere cautela para el inicio del año, instando a revisar presupuestos y evitar un mayor endeudamiento.
Los arriendos representan una preocupación significativa, ya que pueden llegar a constituir hasta una cuarta parte del gasto de los hogares colombianos. Por eso, Andrés Langebaek, director económico del Grupo Bolívar, le indicó a Semana que: “Los colombianos están buscando viviendas más económicas para enfrentar posibles aumentos cercanos al 10% en 2024″.
Camilo Herrera, de la consultora Raddar, señaló en el mismo medio que, “aunque los incrementos pueden llegar al nivel de la inflación pasada, estos se han mantenido por debajo del total del año anterior”.
La educación enfrentará aumentos por dos vías en 2024: tarifas de instituciones privadas y costos asociados con la temporada escolar. Estos incrementos están vinculados al Índice de Precios al Consumidor (IPC), que a agosto de 2023 era del 11,43%.
Además, los precios de los peajes y combustibles se verán afectados por las indexaciones y políticas gubernamentales. En el caso de la gasolina, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, anunció que solo habrá un incremento más, aliviando parcialmente las expectativas de aumento.
Pero en el caso del Acpm el anuncio del jefe de la cartera de Hacienda hace que haya incertidumbre acerca de las repercusiones en la economía de los hogares, la canasta familiar y la inflación que el aumento en el precio del diésel pueda traer.
El fenómeno de El Niño podría tener un impacto significativo en los costos de los alimentos y energía en los próximos meses, con efectos previstos en febrero y marzo, según Langebaek.
Además, afectaciones económicas derivadas del aplazamiento de pagos de energía durante la pandemia podrían reflejarse en incrementos futuros. En esta compleja situación, el dólar ha mostrado una tendencia bajista, ofreciendo un respiro en medio de la tensión inflacionaria.
Por último, las negociaciones del salario mínimo para 2024 siguen en curso entre los representantes de empleadores, trabajadores y el Gobierno. El aumento del salario mínimo tiene implicaciones en la estructura de costos de las empresas y la definición de precios en sectores como la vivienda.
Las próximas decisiones del Banco de la República en cuanto a tasas de interés y la fijación del salario mínimo serán determinantes en la política económica del país.