El cine en Colombia, en los últimos años, ha tenido un desarrollo importante con producciones que ya han empezado a ser reconocidas en festivales internacionales, con difusión en salas de todos los rincones del país e, incluso, llegando a Latinoamérica, Estados Unidos y Europa.
Infobae Colombia habló con Julián Casanova, director, guionista y productor de cine de 47 años, que nació en El Bordo (Patía, Cauca), y está radicado hace 20 años en el departamento de Santander. En la actualidad tiene en cartelera en los cines de varias ciudades del país a La Matriarca, película protagonizada por una mujer indígena.
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Sobre la importancia de hacer cine en Colombia, aseguró que esto es necesario, porque este es un reflejo y un espejo de lo que somos, y a través de ese espejo se pueden identificar las luces y sombras de cada persona para poder ejercer procesos de cambio por medio del arte, la belleza y de la estética.
“Vale la pena hacer cine en el país, porque el cine es una memoria intangible, intachable, imborrable, una memoria bella, profunda, visceral, hermosa. Necesitamos vernos retratados, inmortalizados desde la altura y la grandeza del séptimo arte. Culturas muy grandes se han posicionado y se han retratado muy bien en el cine, porque no podemos olvidar de quiénes somos, de dónde venimos para saber, para dónde vamos”, sostuvo.
De los retos de hacer cine en Colombia, resaltó que lo difícil se encuentra en la promoción y la distribución:
“Retos son todos, decir cuál es el mayor o el menor, creo que es difícil, pero el que más me acuerdo, ahorita es el último, que es la promoción y la distribución. Es un reto muy grande, es una dificultad muy grande porque no tenemos un público. Invito a generar esos públicos a través de festivales de cine, del Ministerio de Cultura, de los medios de comunicación, de las salas de cine, de los cineastas y de los mismos usuarios, que aprendamos a ver el cine, no tenemos que comparar nuestro cine con otra clase de cine, Hollywood o europeo, y no porque sea menor, sino porque somos diferentes, somos únicos”.
Ante la duda de si en el territorio nacional se hace cine para generar ganancias o sigue siendo por amor al arte, detalló que es por amor al arte, por amor al oficio, al cine y a contar historias y a tratar de entender el espacio en el que estamos: “Para generar dinero yo creo que todavía no, pero tenemos que ser autosostenibles como toda industria y vamos caminando hacia ello”.
La Matriarca, que está presentándose en ciudades como Bogotá, Cali, Popayán, Valledupar, Bucaramanga, San Gil, Barrancabermeja, Cartagena, Medellín, Rionegro, Neiva, Villavicencio y Sogamoso, nació, según su director, de una semilla que le sembró su abuela a los 8 años.
“Mi abuela, Filomena Muñoz, me contó que su abuela Dionisia Daza, que es la indígena protagonista de la película, no hablaba español. Yo no sabía que teníamos una herencia indígena en mi línea y eso me cautivó cuando me dice que ella fue raptada por los rebeldes liberales cuando huían de los conservadores en la Guerra de los Mil Días, y que la amarraron en su pelo, en su cabellera, la bandera liberal y por eso le iban a cortar la cabeza. A mí esa imagen me rondó toda la vida y hoy se convirtió en una película”
Esta producción nacional va a llevar a 20.000 mujeres a verla gratis, repartidas en las salas donde se está proyectando. De esta iniciativa confirmó que nació de la necesidad y el compromiso de la película con el valor de la mujer en la representación de la sociedad.
“Vamos a España el 15 de febrero y también vamos a llevar mujeres colombianas a las salas de cine. Ese es el compromiso social de la película…, y seguimos en ese intento de que las mujeres que nunca han ido al cine o que poco puedan ir, vayan a sentir esa inspiración y esa valentía de la mujer matriarca”
La Matriarca, en etapa de posproducción, logró proyectarse en el Festival de Berlín y en Cannes ante agentes de compra y exhibición en secciones no competitivas: “Ya tiene ofertas para canales de streaming, consiguió exhibición en salas de cine de España y ya estamos negociando otros países. Para nosotros el logro más grande es salir a Colombia en 16 ciudades, en 30 pantallas, eso es muy importante para una película independiente”.
Julián Casanova reiteró a los colombianos la invitación a ver la película, que es la primera en retratar escenas de la Guerra de los Mil Días y protagonizada por una mujer indígena.
Finalmente, habló de los proyectos que vienen para su carrera y del consejo que da a los jóvenes que quieren hacer cine en Colombia.
“Los proyectos que vienen, tenemos un par de películas, nos ofrecieron la dirección de una película que se va a hacer en México y de una productora de Estados Unidos, estamos organizando la coproducción, una historia extraordinaria y que tal vez se filmara parte en Santander y el resto en México. Y estamos armando una coproducción entre Colombia y Europa, para hacer otra gran historia. Los jóvenes cineastas tienen una gran responsabilidad de retratar la memoria de este país y hacer una propuesta de cambio, el cambio está en los artistas”, concluyó.