Navidad es una de las celebraciones más populares en el mundo. Esta festividad cristiana conmemora el nacimiento de Jesucristo, y aunque su origen es religioso, se ha transformado en un acontecimiento del que participan no creyentes para reunirse con sus seres queridos. Se celebra el 25 de diciembre.
Aunque sea extraño, esto no es así en todo el territorio colombiano, ya que existe un pueblo en el que la Navidad no se celebra en diciembre, sino en febrero.
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Se trata de Quinamayó, Valle del Cauca, ubicado a 20 minutos en carro de Jamundí, en donde celebran el nacimiento del Jesucristo, pero la figura tiene rasgos africanos, ya que con esto buscan representar la inclusión de la comunidad negra en la narrativa cristiana.
Allí, Navidad no es el 25 de diciembre, ni se celebra con regalos entregados el 24, sino que el nacimiento del “Niño Dios Negro” se registra cada 18 de febrero.
Para ese día, la comunidad se reúne y lleva a cabo una procesión que cuenta con danzas, comidas tradicionales y una tradición que se ha transformado en la representación del orgullo de sus raíces y cultura.
Esta celebración no es algo nuevo en Quinamayó, ni tiene el objetivo de llamar la atención de los turistas, que de manera natural han comenzado a visitar este territorio para conocer de primera fuente como es celebrar Navidad en febrero.
Esta celebración se registra desde el siglo XVI, época en la que se estima llegaron más de doce millones de africanos a América para ser vendidos y obligados a realizar diferentes tareas. En esta región se dedicaban a trabajar en las plantaciones de caña de azúcar.
Mientras los propietarios de los terrenos celebraban Navidad, como parte de las tradiciones cristianas adoptadas en el continente, los esclavos tenían que continuar con sus labores, que eran mayores en diciembre, por lo que no se les permitía sumarse o hacer ningún tipo de festejo.
De esta forma, los esclavos se reunieron y en un acto de resistencia comenzaron a celebrar Navidad, con varios cambios de lo tradicional, en febrero, lo que se ha mantenido en Quinamayó como un mensaje y comportamiento con el que buscan reencontrarse con sus ancestros.
Aunque es una tradición que se conserva hace más de 200 años, la Navidad de Quinamayó ha ganado reconocimiento en los últimos años, lo que ha hecho que a la comunidad de 6.000 personas se sumen turistas de otras regiones y extranjeros, convirtiéndose en un festival.
“A través del ritmo del tambor damos un mensaje importante. Le decimos al mundo, a la sociedad en general, que estamos listos y dispuestos para poder llegar a los espacios de toma de decisiones”, afirmó a The New York Times, Norman Viáfara, organizador del festival.
Estas celebraciones ahora cuentan con presentaciones musicales, representaciones de su cultura y un reinado en el que seleccionan a la mujer que se encargará de mantener y exponer sus tradiciones durante un año.
De la misma forma, desde la Alcaldía de Jamundí se encargan de promocionar la popular celebración, que además de llamar la atención de los viajeros, también es tomado como una de las últimas expresiones afrodescendiente que se conservan en el territorio.
“Somos conscientes de seguir preservando la celebración de estas fiestas que representan la cultura jamundeña y, además, busca ser declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad”, fue parte del comunicado de la Alcaldía de Jamundí para la celebración en 2023.