Tras conocer la noticia sobre la captura de Edison Camilo Gómez, de 48 años, otras mujeres de su secta religiosa se han atrevido a denunciar públicamente los abusos a los que fueron sometidas durante años.
Conocido como ‘el Ungido’, Gómez atraía a hombres y mujeres de Guatapé, Envigado y Medellín, con relatos fantásticos, en los que no dudaba en atribuirse poderes místicos, como el contacto con el más allá, la sanación y la capacidad de atravesar paredes y otros objetos sólidos.
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Sin embargo, en sus años como líder religioso sí logró desarrollar un poder: el control sobre las mentes de mujeres, parejas e, incluso, familias, que llegaban a él buscando reconectar con su lado espiritual, como es el caso de Cristina, que, según comentó en dialogo con Blue Radio, conoció a ‘el Eterno’ por medio de su suegra y su entonces pareja sentimental.
“Me hicieron un ritual como de iniciación. Él me dijo: ‘Por fin vas a conocer al Eterno’, y me mandaron a recoger en un carro. Yo llegué a una casa, creo que era como en Belén... había personas como si estuvieran vigilando la casa, yo entré y en ese lugar tenían, obviamente, como música instrumental, tenían velas y me sentaron en una silla frente a un televisor y en ese televisor me mostraron el matrimonio de él (’el Ungido’) con su exesposa, que era Nancy. Y ahí, ya me hicieron saber que la persona que había estado compartiendo conmigo en realidad era (a quien llamaban) ‘el Eterno’”.
Por medio de rituales en los que utilizaba brebajes para quebrantar la voluntad de sus víctimas, Gómez logró a acceder a cada mujer que dejó su vida a un lado para unirse a la secta. Les decía: “Vas a concentrarte en lo espiritual y yo te voy a ungir con este aceite. Efectivamente, yo en mi mente pensé que ya iba a quedar pura, libre de todo pecado y pues sí, me tocó quitarme la ropa, él cogió aceite, me lo untó por todo el cuerpo, toco mis partes íntimas y era... pues hablando como en lenguas y en un lenguaje raro y bueno, pues eso duró más o menos como media hora o un poco más”, relató Cristina sobre su ritual de iniciación.
En realidad, Gómez no temía que sus seguidores pudieran volcarse en contra de él. Se conocen relatos de personas que presenciaron vejámenes de todo tipo en medio de rituales, en los que menores de edad también eran víctimas.
“Pareciera que es algo como de película, que son cosas que no se ven, pero allá se realizan rituales tanto de sangre, cortarse, tener que poner la sangre en lugares donde él dice para supuestos pactos, hasta la forma en la que bailan, fuman habano, narguila, el licor que él proporciona. Otras veces él cantaba, también acostumbraban a hacer como rituales donde oraban”, recordó María, en conversaciones con el medio citado.
Durante meses estuvo bajo las garras del hoy capturado y fue testigo de cómo utilizaba su poder para hacer de las suyas: violar mujeres a las que obligaba a someterse a cirugías para encajar en sus estándares de belleza, y luego utilizaba como fuerza laboral para cumplir sus caprichos.
“Estaba como en el vestir que es el de las niñas y pasaba una a una, y teníamos que estar desnudas y había que cerrar los ojos y él usaba como un aceite de oliva y teníamos que cerrar los ojos y hacer una oración, y él empezaba desde la frente a hacer oraciones y bueno, como a simular que estaba haciendo algo religioso. Bajaba por los senos, tocando los senos de una manera en la que ya se excedía de ser un tacto normal, ya bajaba a la parte íntima y tenía que introducir sus dedos con aceite como para que termináramos de quedar limpias, internamente”.
Según Rosa (otra de sus víctimas), todos decían “que él era el ‘Elegido’, que él era ‘el Eterno’, que él había hecho cosas más grandes que Jesús, entonces, todos los chicos que estaban allá eran guerreros. Él era el Eterno y las mujeres eran las mariposas, era algo así como un juego para ellos”.
Un “juego” por el que, dese octubre pasado, se encuentra en prisión, a la espera de un juicio en el que tendrá que enfrentarse a los delitos de acceso carnal, acto sexual en persona puesta en incapacidad de resistir y menor de 14 años, trata de personas con fines de explotación laboral y porte ilegal de armas.