Amaury Smith Pomare, uno de los ‘Mellos de Cassandra’, es un apasionado de las joyas de oro. En su cuello cuelga una gruesa cadena con un dije de un timón de barco, sus iniciales y un pez espada, como símbolo del dominio del mar, un talento que le permitió convertirse en un hombre clave para las rutas marítimas del narcotráfico por el Caribe hacia Centroamérica.
Su nombre se hizo famoso cuando fue capturado hace 10 años en medio de una ostentosa fiesta de cumpleaños que celebró con su hermano mellizo Mario Smith Pomare. Pero volvió a sorprender en pleno 2023 cuando discretamente fue capturado y deportado nuevamente a Colombia para continuar una vida en tierra firme tras las rejas.
Ahora puede seguirnos en WhatsApp Channel y en Google News.
Funcionarios de Migración Colombia recibieron a Amaury en el aeropuerto El Dorado de Bogotá, el pasado 24 de noviembre. Venía deportado de Nicaragua, tras tránsito por Panamá, bajo la custodia de miembros de la Interpol que lo capturaron por el delito de concierto para delinquir agravado.
Amaury, de acuerdo con El Tiempo, tiene una condena vigente de 15 años de prisión por ese delito que fue emitida por el Juzgado Único Penal del Circuito Especializado de Yopal en abril del 2020. Sin embargo, no se sabía de su paradero hasta que las autoridades nicaragüenses notificaron al Ministerio de Justicia de que había sido capturado en ese país.
De pescador a capitán del narcotráfico
Mario y Amaury Smith Pomare, nacidos en el archipiélago de San Andrés y Providencia, aprendieron desde jóvenes los oficios del mar. Hijos de una mujer conocida como Cassandra, con otra hermana llamada Jackeline, conformaban un humilde hogar de la isla, trabajaban como pescadores por lo que adquirieron una amplia destreza para movilizarse por las aguas del Caribe.
Su historia cambió a mediados de la década de 1980 cuando las rutas del narcotráfico que se establecieron desde La Guajira hacia Centroamérica encontraron en el archipiélago un punto clave abastecimiento y logística. La destreza de los ‘Mellos de Cassandra’ fue valorada por los capos que los contrataron para manejar lanchas go fast y coordinar las rutas de la droga.
En medio de un ambiente de convivencia de los diferentes narcos que se abastecían de combustible en la isla, los hermanos Smith crearon su propio negocio para el transporte de droga. Pero la guerra que ya causaba estragos en el continente alcanzó la isla a mediados de 2008.
La banda Los Paisas se propuso dominar las islas, envió al cabecilla Juan Carlos Duarte alias ‘Chiqui’, quien estableció un impuesto para las mercancías legales e ilegales que se movilizaban por el archipiélago, que cobraba a sangre y fuego a través del reclutamiento de jóvenes sanandresanos.
Los hermanos Smith Pomare se negaron a pagar el impuesto y se acercaron a Los Rastrojos y a la Policía, a través del uniformado activo Joaquín Elías Palma, alias ‘Palma’, para emprender la guerra en contra de alias Chiqui. En el enfrentamiento cayeron derrotados Los Paisas, pero el inicio de la violencia narcotraficante en el archipiélago prendió las alertas de las autoridades nacionales.
Los Urabeños heredaron la estructura de Los Paisas y emprendieron la cruzada por dominar el archipiélago. Su llegada a la isla marcó uno de los hechos emblemáticos de la disputa armada al ordenar el homicidio de Jackeline Smith en 2011, al señalarla de ser la articuladora entre sus hermanos los Mellos y los Rastrojos.
El violento enfrentamiento puso a las islas en el ojo del Gobierno nacional que en el 2012 llevó a la Policía a lograr grandes resultados con la captura de ‘Chiqui’ y Wilmer Mejía, alias “Dólar”, cabecillas de Los Paisas; y Álex Cabeza, alias ‘Volanta’, junto a alias ‘Palmas’, ambos cabecillas de la organización de los Mellos de Cassandra.
Amaury Smith pasó en ese momento de ser un adiestrado pescador a un capo de interés nacional. En un consejo de seguridad en la isla, el entonces presidente Juan Manuel Santos fijó una recompensa de 200 millones de pesos por su captura que se produciría meses después.
La caída del capo
Ante la persecución de las autoridades, Amaury y su hermano Mario se establecieron en ciudades diferentes, pero los lujos y excentricidades que han buscado mantener en su vida criminal los llevó a delatarse en 2013, cuando se produjo su primera captura.
Ambos habían coordinado su fiesta de cumpleaños de tres días de celebración con licor fino y mujeres que hicieron llevar hasta Honduras y Panamá, donde permanecían ocultos. Ese detalle les permitió a las autoridades localizarlos y capturarlos tras seis meses de labores inteligencia.
Amaury estaba en La Ceiba en una casa lujosa, con botellas de lujoso whisky. Las autoridades encontraron evidencias de fotografías de la celebración con tabacos y otras excentricidades. Luego de su captura habría cumplido su primera condena, tras la que recobró la libertad y salió del país.
Sin embargo, tenía una cuenta pendiente que diez años después lo hizo regresar, nuevamente capturado, a Colombia. Llegó con ropa sencilla, pero en su cuello y su muñeca todavía se evidenciaban los lujos con una cadena, un anillo de oro y un lujoso reloj.