El sector de comercio está preocupado ante el incremento en casos de inseguridad que tiene azotado a Norte de Santander, la región ha enfrentado una ola de secuestros, robos, homicidios y actos de violencia, provocando alarma entre las autoridades y residentes. El ámbito empresarial no ha sido inmune, sufriendo amenazas constantes que han llevado a los comerciantes a considerar la posibilidad de cerrar sus establecimientos y abandonar la zona.
“Empresarios y comerciantes están tomando la decisión de cerrar sus empresas y sus negocios para irse del país o a otras ciudades donde el peligro no sea tan inminente como lo que está sucediendo en este departamento”, dijo Sergio Palacios, presidente de Fenalco Norte de Santander.
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La ola de inseguridad en Norte de Santander también desencadena otros problemas como la escasez de puestos de trabajo formales, “una situación que aumentaría la peligrosidad, el hambre y la miseria”, agregó Sergio Palacios, presidente de Fenalco Norte de Santander para Noticias RCN.
La violencia también mina el emprendimiento en Ocaña, Norte de Santander: El auge delictivo no se limita a las grandes ciudades de Colombia, sino que también azota con severidad regiones como el Catatumbo, donde la problemática adquiere dimensiones complejas.
Es particularmente notorio en Ocaña, una provincia en la que el tejido empresarial ha sufrido un revés significativo. Según reportó Noticias RCN, la creación de nuevas empresas ha caído en un 13,47% debido al incremento de la violencia en esa zona.
En palabras de Fabián Rincón, presidente de la Cámara de Comercio de ese municipio, “Se han cerrado más de 140 establecimientos a raíz de la ola de violencia y de secuestro que se viene presentando aquí en la provincia de Ocaña. Solicitamos la atención oportuna e inmediata del Gobierno Nacional”.
Extremar medidas
Ante los casos de extorsiones y secuestros, empresarios como Wilman Tarazona se han manifestado sumamente inquietos por la creciente ola de extorsiones y secuestros, especialmente en localidades como Ocaña y Tibú.
En una declaración dada al medio de comunicación citado, Tarazona afirmó: “Seguimos muy preocupados por lo que está pasando en Ocaña, donde la extorsión y el secuestro son el pan de cada día; también la zona de Tibú, donde hay que pedir permiso hasta para llevar una cerveza”. Esta situación plantea un desafío considerable para el comercio y la seguridad regional.
El clima de inseguridad afecta significativamente la dinámica económica y social del Norte de Santander. Este departamento, que se ha visto marcado por acciones de grupos al margen de la ley, experimenta una afectación directa a la libertad de empresa y el bienestar de sus ciudadanos.
El reporte de RCN también puso de manifiesto que el sector empresarial ha elevado un llamado urgente a las autoridades y al Gobierno nacional para implementar estrategias efectivas que contrarresten la ola de criminalidad que actualmente amenaza la estabilidad económica del país. Los líderes empresariales destacan la necesidad apremiante de acciones concretas para salvaguardar el clima de negocios y la inversión.
Esta insistencia emerge ante el crecimiento de incidentes delictivos que no solo afectan la seguridad pública, sino que también minan la confianza de inversionistas y afectan el desempeño de empresas en diversos sectores. El fenómeno delictivo ha llevado a un aumento de costos operativos y a una notable disminución de la competitividad en el mercado internacional. Los empresarios subrayan que la situación actual requiere de una respuesta integral y eficaz que involucre diversas esferas del poder estatal.
Delitos más recurrentes
Un éxodo de empresarios se está registrando en Norte de Santander, conforme a las denuncias sobre un incremento en los casos de extorsión y secuestro. Estos incidentes están motivando la salida de numerosos empresarios de la zona, quienes buscan refugio ante la creciente inseguridad que ha alcanzado niveles alarmantes en los últimos meses de 2023.