Antioquia es un departamento caracterizado por sus riquezas mineras y la explotación de yacimientos de oro es una de las principales economías de esa región, lo que llamó la atención de empresas internacionales como la Zijín Gold Company dedicada a la extracción del material precioso; sin embargo, los grupos criminales también fijaron sus ojos en esa industria y a sangre y fuego se quieren tomar el control de Antioquia.
Grupos ilegales como el clan del Golfo, el ELN y las disidencias de las Farc alternan sus rentas ilícitas entre el tráfico de estupefacientes y la explotación minera ilegal, convirtiendo así a Antioquia en un campo de batalla por controlar las explotaciones de oro.
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Inicialmente el clan del Golfo y el ELN eran los grupos armados que se disputaban el territorio, pero las disidencias de las Farc entraron en la pelea y se aliaron con los otros guerrilleros para hacerle frente a los paramilitares que, de a pocos, se habían hecho con el dominio de algunos frentes de trabajo de la minera Zijín Gold Company y habían fomentado una ‘fiebre del oro’ en Antioquia con la convocatoria de miles de personas para que trabajaran dentro de las minas y en las orillas de los ríos.
El poderío económico del clan del Golfo condujo a que sus rivales idearan un plan para robar más de 5.000 millones de pesos en oro, según pudo establecer Semana.
De acuerdo con el medio citado, el material aurífero se lo robaron a alias la Bruja o la Viuda Negra, una de las máximas cabecillas del clan del Golfo en las finanzas mineras, pues es la encargada de ir por cada punto de extracción para recolectar el metal y trasladarlo hasta los lugares de almacenamiento del grupo armado.
Inicialmente se especuló que el robo había sido perpetrado por el ELN o las Disidencias de las Farc; sin embargo, posteriormente inteligencia militar confirmó que el hurto fue planeado y ejecutado por los mismos integrantes del clan del Golfo que no estaban de acuerdo con el manejo que le estaban dando al negocio ilegal de oro.
Lo sucedido desencadenó dos masacres y un homicidio más en menos de 24 horas. La primera matanza fue en la vereda de Laureles, zona rural de Santa Fe (Antioquia), donde fueron encontrados tres cadáveres con evidentes signos de tortura en la mañana del domingo 3 de diciembre.
La segunda masacre fue perpetrada en el sector de Moraditas, también en Santa Fe, donde encontraron otros tres cuerpos sin vida con los mismos patrones de violencia en la tarde del domingo 3 de diciembre. Un séptimo cadáver fue hallado en la vereda El Tunal con varios impactos de bala ese mismo día.
De acuerdo con el informado por el medio citado, las dos masacres habría sido ordenadas por alias el Zarco Tigre, otro cabecilla del clan del Golfo que inició una guerra con la Viuda Negra y las víctimas fueron varios delincuentes que la lideresa criminal había contratado para hacer inteligencia en la zona y recuperar el oro perdido.
“En forma de venganza por el reciente hurto y las exigencias de pago de extorsiones, contrató los servicios de un grupo de personas procedentes de la costa atlántica, que se dedicarían al hurto en diferentes modalidades. Les suministró logística, información sobre medios de transporte y lugares de almacenamiento del oro”, le dijo uno de los investigadores del caso a Semana.
Las autoridades están en alerta por una inminente escalada de violencia en ese sector de Antioquia, no solo por la guerra interna del Clan, sino también por las alianzas de las disidencias de las Farc y el ELN, grupos que aprovecharían para terminar de debilitar a su enemigo y hacerse con el control de la minería ilegal.