Con dolor, el bogotano José Luis Bello reconoce que esta será la primera Navidad que pasará sin uno de los seres más importante que ha pasado por la vida de él y su familia: Lebrón, un gato criollo de cinco años que falleció en las fiestas de fin de 2022 por el ruido de la pólvora.
“Estábamos todos en la calle (celebrando) y cuando entramos encontramos al gato en la sala y la había destrozado del susto. Lebrón tenía taquicardia, tenía varios golpes en la cabeza porque no podía ni caminar bien, como cuando los animales se pegan que quedan como tontos. En ese momento, mi papá dijo ‘nos vamos al veterinario’ y lo alzó, pero fue cuestión de ir por el guacal cuando el gato ya había fallecido”.
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Y es al igual que la familia Bello, son decenas de hogares que pierden cada fin de año a sus mascotas de compañía por cuenta del fuerte ruido que genera la explosión de la pólvora, a pesar de que las autoridades nacionales hayan restringido su uso desde hace varios años.
Aunque no siempre resultan en la muerte, las consecuencias que deja el ruido en los animales podrían ser devastadoras, según comentó el veterinario de la Cruz Roja Bogotá, Esteban Bravo.
“El miedo lo pueden manifestar de varias formas, incluso agresividad condicionada por la situación. También hay una situación conocida como entumecimiento emocional, que es cuando están aislados, ansiosos y temblando. Esta afección físicamente contribuye al estrés, porque la hormona del cortisol se dispara y esto trae una serie de consecuencias físicas bastante graves, incluso fallecimiento por infarto”, señaló el profesional en diálogo con Infobae Colombia.
Sin embargo, aunque los expertos concuerdan en que la pólvora no debería usarse como forma de celebración para las festividades decembrinas, reconocen que existe una posibilidad para evitar que los animales se sometan a niveles extremos, debido a que los gatos, perros y aves tienen un sentido el oído más desarrollado que los humanos, que les permite escuchar frecuencias más altas.
“Debemos saber que los animales tienen un oído selectivo, por ejemplo un perro que está acostumbrado a un ruido de una aspiradora, tú estás aspirando y el perro está durmiendo, pero si abres un paquete de galletas y el perro inmediatamente corre y mira qué es lo que tienes en la mano, entonces hay que trabajar esa escucha selectiva”, indicó el educador canino Ángelo Torres, de la Cruz Roja Bogotá.
Según comentó Torres, las mascotas, especialmente los perros, a pesar de tener un oído tan desarrollado, su sentido predominante es el olfato. De hecho, el educador afirmó que los perros activan su pensamiento en el momento que perciben olores que los inducen a comer, por lo que convencer a las mascotas con alimento resulta una buena alternativa.
“Podemos buscar sonidos de todo lo que es el contexto de un mundo real, como fuegos artificiales, gatos maullando, perros ladrando, el ruido de la ciudad, etc., y si lo comienzo a usar en un volumen muy bajo, que el perro lo perciba y mueva las orejas e intente identificar qué es, mientras juego con el perro, mientras que come, mientras le estoy enseñando un truco sencillo al perro y siempre motivando con alimentos muy deliciosos que el perro babee, funciona muy bien”.
Según indican los expertos, con dos o tres días de sesión las mascotas podrían asimilar el ruido que será casi que frecuente durante todo diciembre. Sin embargo, existen otras medidas más inmediatas en caso de que las familias no tengan el tiempo suficiente para adecuar a las mascotas al ruido de la pólvora.
“Si el perro comienza a entrar en pánico, comienza a tener micciones involuntarias, estereotipias como morderse las patas, arrancarse el pelo o perseguirse la cola, ubicar en la casa un espacio donde el perro esté muy tranquilo, como la habitación más alejada de las ventanas y ubicarle una cama, colocarle una cobija oscura para que el perro se tape la cara”, indicó Torres.
Sin embargo, Esteban Bravo señala que, a pesar de que estas medidas pueden funcionar de manera inmediata, siempre será necesaria la presencia de su amo o persona que le genera más seguridad a la mascota, pues la sensación de soledad podría agravar el estrés del animal, como le sucedió a José Luis Bello, quien reconoció que su mascota estuvo sola mientras se escucharon todas las explosiones de pólvora.
“Se puede cubrir la parte del pecho y hacia el área dorsal con un vendaje, esto le puede dar la sensación de que está siendo abrazado por el tutor y puede ayudar un poco a mitigar el miedo, pero lo más importante que este tipo de técnicas es estar con él, es transmitirle esa tranquilidad, ser muy conscientes y empáticos con ellos y tratar de no estresarnos, o regañarlos, porque ahí estamos haciendo un refuerzo negativo”, señala el veterinario de la Cruz Roja Bogotá.
Asimismo, en caso de que la mascota pueda entrar en un episodio de crisis clínico, que puede incluir la presencia de convulsiones por estrés, Bravo entregó recomendaciones para los propietarios de animales: “Primero, mantener la calma, cronometrar el tiempo de las convulsiones para que cuando ingresen a la clínica los veterinarios tengan esta información, ya que es muy relevante para saber cómo tratarla”.
Esteban Bravo también recomendó no usar elementos extraños para obstruir las vías auditivas de los animales, como algodones o tapones, pues podrían obstruir las orejas y desencadenar patologías en las mascotas.
Por su parte, José Luis Bello sabe que, en muchas ocasiones, la imprudencia de quienes usan la pirotecnia y el desconocimiento de los propietarios de mascotas puede terminar con resultados devastadores, como lo fue la pérdida de Lebrón, a quien recuerda con mucho amor.