El 9 de diciembre de 2017, con la Operación Omega, se registró la captura de Juan Carlos Mesa Vallejo, alias Tom o Carlos Chatas, líder de la organización criminal de la oficina de Envigado, Los Chatas, que llegó a ser denominado El actual Pablo Escobar.
De acuerdo con el informe entregado por las autoridades, el movimiento inusual de camionetas de alta gama con dirección al municipio de El Peñol, Antioquia, fue lo que llamó la atención de las fuerzas especiales, lo que posibilitó que en la madrugada se llevará a cabo el operativo.
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De la misma forma, se reveló que alias Tom estaba al mando del 80% de la delincuencia en Medellín, poder que adquirió tras 30 años inmerso en el mundo delincuencial, y aunque durante muchos años logró burlar a las autoridades utilizando un perfil bajo, la celebración de su cumpleaños 50 fue lo que terminó marcando su caída.
Además de los vehículos de lujo, en la finca La Casona del Ocaso, en la vereda Guamito, en donde fue capturado alias Tom, las autoridades encontraron 14.000 dólares en efectivo, una lancha, joyas y una pistola cubierta de oro, que era de uso personal de este criminal.
En el momento de la captura, alias Tom estaba en compañía de doce personas, incluyendo a Luis Fernando Castaño Alzate, alias Botija, e Iván Suárez Muñoz, alias Barbas, que habían sido capturados y cumplido con condenas por narcotráfico en el pasado.
De la misma forma, en la celebración privada estaba Jhon Jairo Velásquez Vásquez, alias Popeye, sicario del cartel de Medellín, al mando de Pablo Escobar, que había cumplido con su condena tres años atrás.
Un año después del operativo, alias Tom fue condenado a 16 años de prisión por el juez quinto penal del Circuito de Medellín, que lo encontró culpable de los delitos de concierto para delinquir, lavado de activos, porte ilegal de armas de fuego y uso de documento público falso, que fueron aceptados por Tom, que se encuentra recluido en la cárcel La Picota de Bogotá.
Presencia de Popeye en la fiesta de alias Tom
De acuerdo con el informe entregado por las autoridades, se tenía conocimiento de los encuentros de Popeye con Tom desde 2015; tiempo en el que el sicario se encontraba en libertad con un periodo de prueba de buen comportamiento, por lo que Velásquez Vásquez tuvo que explicar su presencia en la fiesta privada.
Sobre esto, Popeye se refirió en su cuenta de X (antes Twitter), desde la que afirmó que no era un delito estar en una fiesta, pero se escudó al afirmar que solo se encontraba en el lugar equivocado.
“Estuve bajo operativo policial. Me trataron con respeto. Lo mismo que a las mujeres y los niños. Y las mascotas. Allí habían familias. Era una fiesta de cumpleaños. En un hotel. Yo estaba en el hotel. En el lugar equivocado”, fue la publicación de Jhon Jairo Velásquez Vásquez en ese momento.
La otra versión de los hechos
En diálogo con Infobae Colombia, uno de los sicarios del cartel de Medellín que sobrevivió a la guerra contra el Estado y Los Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar), reveló detalles inéditos de cómo era su vida como lugarteniente de la organización criminal, pero también aprovechó para referirse a su excompañero, Popeye.
El hombre que optó por mantener en secreto su identidad, tildó a Velásquez Vásquez de “mentiroso” y “faltón”, asegurando que no era una persona importante dentro del cartel de Medellín, y asegurando que la posterior captura de Popeye en 2018 había sido algo planeado por él mismo.
Cabe recordar que en mayo de 2018 se registró la captura de Jhon Jairo Velásquez Vásquez, que fue acusado en dos procesos por concierto para delinquir y extorsión; crímenes por los que se mantuvo en prisión hasta el día de su muerte, el 6 de febrero de 2020, tras padecer durante varios años un cáncer de esófago.
Esta persona afirmó que la captura de alias Tom fue posible debido a que Popeye entregó la ubicación de donde se llevaría a cabo la fiesta privada, asegurando que esto obligó a que Jhon Jairo Velásquez Vásquez tuviera la necesidad de estar de nuevo en prisión ante las amenazas de muerte que tenía por traicionar al líder de Los Chatas.
Resaltó que con la venta de libros y el dinero que ingresaba a las cuentas de Popeye, producto de su trabajo en redes sociales, este no tenía necesidad de extorsionar a una mujer, que además era públicamente conocida en Medellín.
En el proceso en contra de Popeye, se expuso la extorsión que Velásquez Vásquez estaba llevando a cabo en contra de una mujer y su familia, en la que exigía el pago de 55.000 dólares a cambio de no atentar contra ellos. La identidad de la víctima no fue revelada.
Esta versión coincide con una de las costumbres que tenía Popeye cuando estaba en una misión criminal, la cual fue expuesta por Luis Villamil Mendoza, escritor que ayudó a Velásquez Vásquez a estructurar la novela El general de la mafia, libró que Popeye terminó antes de morir y fue estrenado como una recopilación de las memorias que Velásquez escribió durante su tiempo en prisión.
Luis Villamir recordó que le pareció extraño que en los últimos capítulos del libro parecía que Popeye estuviera recordando lo que vivió en la captura de alias Tom, incluyendo la gorra naranja, que le reveló, solo utilizaba cuando necesitaba ser identificado y con ello no terminar en un posible fuego cruzado.
Mismo color de gorra que tenía en el momento que se llevó a cabo la Operación Omega.
“Tenía en su cabeza una enciclopedia del crimen, sabía como secuestrar, como extorsionar… Lo más curioso que sucedió cuando Popeye volvió a la cárcel tras la captura de alias Tom, es que los últimos capítulos que escribimos de la novela se parecían mucho a lo que estaba viviendo en sus últimos días. La gorra naranja era algo que Popeye usaba siempre, cuando iban a asesinar a una persona él se ponía en el medio para que sus hombres lo triangularan y supieran donde estaba él”, afirmó Villamil a Testigo Directo.