El cementerio Jardines de Montesacro podría ser uno más de los muchos campos santos donde reposan los restos de aquellos que han sido enterrados según los ritos de la fe católica; sin embargo, este extenso terreno, ubicado en el municipio de Itagüí, al sur de Medellín, lleno de árboles y, casi siempre, caracterizado por un profundo silencio, es hoy día uno de los principales centros turísticos del área metropolitana de la capital antioqueña gracias a que alberga el cuerpo de uno de los criminales más reconocidos del planeta.
La curiosidad de los turistas tiene nombre e historia, Pablo Emilio Escobar Gaviria. En este cementerio se encuentra la tumba del capo del cartel de Medellín, centro de atención de quienes quieren conocer un poco más del que fuera uno de los hombres más temidos y más perseguidos del mundo.
Al llegar al Montesacro la calma es notoria; únicamente se escuchan pájaros y podadoras, mientras grupos de familiares se dirigen a la capilla del campo santo. A pocos metros del templo y en medio de pinos se encuentra la tumba del extinto capo, rodeada de otras ocho lápidas, casi todas con los nombres de integrantes de su familia que también han sido sepultados junto a él, incluyendo su madre, Herminia Gaviria; su padre, Abel de Jesús Escobar Echeverry; su hermano, Luis Fernando Escobar Gaviria, asesinado en 1977 cuando solo tenía 19 años; Teresa, la niñera de los hermanos Escobar Gaviria, y Limón, el guardaespaldas que lo acompañó, literalmente, hasta la muerte.
Permanentemente llegan vans, colectivos, buses, taxis y autos particulares, que podría pensarse forman parte de caravanas fúnebres, aunque en el momento en que descienden sus ocupantes la perspectiva cambia; son grupos de visitantes liderados por guías bilingües que de manera repetitiva mencionan el nombre de Pablo, Pablo, Pablo.
Una tumba al lado de Pablo Escobar puede costar el triple
En este, como en todos los campos cementerios, los lotes en los que son enterrados los difuntos varían de precio según el sector. Son más costosos si están ubicados cerca a la capilla, a la entrada principal o a los senderos de ingreso; sin embargo, en este cementerio en particular las consideraciones son completamente diferentes.
Aunque no está registrado en los catálogos de venta, todo mundo sabe que el costo del lote para sepultar a una persona sube de manera considerable si se busca cerca a la tumba de Escobar; claro, también influye que es un lugar cercano al templo y que desde aquí hay una hermosa vista hacia el municipio de Envigado y algunas zonas de Itagüí.
Infobae Colombia estuvo allí y habló con uno de los trabajadores del lugar, para quien, a diferencia de los cientos de turistas que año tras año recorren el jardín sagrado, la tumba de Pablo Escobar es un hueco más dentro del cementerio.
Curiosamente, a unos cien metros del lugar donde reposan los restos de Escobar está enterrada Griselda Blanco, la denominada reina de la cocaína, la mujer que convirtió el narcotráfico en un verdadero negocio y quien, dicen, impulsó al capo en sus primeros años.
A diferencia de lo que pasa con el infame narco, el recuadro de mármol blanco bajo el cual se encuentra el cuerpo de “La viuda negra”, por su costumbre de asesinar a sus esposos, no recibe muchas visitas, es una tumba más, sin mayor arreglo y poco interés.
Los sicarios que le piden “ayuda” a Pablo Escobar
La tumba de Escobar, bastante más sencilla de lo que podría esperarse, decorada solo con bloques de mármol oscuro, que contrastan con el resto de lozas pálidas y sobrias, y un par de rocas traídas desde la Hacienda Nápoles, recibe constantemente la visita de completos extraños que limpian la lápida y le ponen flores, como si se tratara de un miembro de la familia.
De otro lado, jóvenes delincuentes llegan hasta la tumba del narco para pedirle ayuda en “las vueltas”, refiriéndose a todo tipo de actividades ilegales, e incluso hay quien, en medio del dolor o la celebración, se acerca de manera sigilosa al sitio para tomarse “un chorro”, haciendo referencia a la ingesta de alcohol, o a compartir “un bareto”, un cigarrillo de marihuana con el difunto, aquel que fuera considerado en algún momento el hombre más peligroso del mundo y que hoy descansa, no se sabe si en paz, como cualquier otro difunto.
“Con todo el dinero del mundo, con todo el poder, pero aquí llegó y se fue descalzo”, asegura Ómar Carmona, el tanatólogo encargado de preparar el cuerpo de Escobar para su residencia final.