Nicolás, el sobrino de Pablo Escobar, y las negociaciones con el cartel de Cali tras la muerte del capo: “Me tocó sentarme a hablar con ellos porque nos iban a matar”

Nicolás Escobar Urquijo, el hijo mayor de Roberto Escobar Gaviria, “El Osito”, fue uno de los familiares más cercanos al cabecilla del cartel de Medellín; hoy, tres décadas después de la muerte de su infame tío, asegura que es un convencido de la necesidad de eliminar la idea de la ilegalidad. Este es el relato que le hizo a Infobae

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Nicolás Escobar, el sobrino más cercano de Pablo Escobar y el cartel de Medellín - crédito Infobae
Nicolás Escobar, el sobrino más cercano de Pablo Escobar y el cartel de Medellín - crédito Infobae

“¿A Pablo lo mataron?, es imposible”. Nicolás Escobar estaba en el cuarto piso de una casa de playa en Marbella, España, cuando escuchó los gritos de su mamá que provenían de la primera planta. “Me decía que a Pablo lo habían matado y yo solo le respondía que eso era imposible”

Pocos meses antes, Escobar Urquijo, quien estudió en Suiza financiado por su multimillonario tío, y vivió temporalmente en varios países, exiliado, mientras en Colombia circulaban amenazas en su contra, había regresado a Colombia con el riesgo de ser asesinado justo en medio de la guerra de los carteles. Se había convertido en uno de los hombres de confianza de Pablo Escobar tras haber sido uno de los sobrinos preferidos del capo. En ese entonces, el único objetivo de Escobar era enfrentar a los Castaño y al cartel de Cali, que ya lo tenían como objetivo militar.

Sentado en algún lugar de Medellín, Nicolás Escobar le relata a Infobae detalles desconocidos de ese hombre que conoció como pocos y asegura que si hubiera estado con él el día de su muerte la historia habría sido distinta.

La noticia de la muerte de su tío lo sorprendió. Subió a su carro y, por seguridad, condujo durante varias horas para poder hacer una llamada que le confirmara la noticia. “Yo tomé el carro, fueron cuatro horas de camino para poder hacer una llamada desde un punto donde me sintiera tranquilo, llamo a Colombia y pregunto si era verdad que Pablo había muerto y me dicen: afirmativo, Pablo murió, está confirmado”, recuerda en su charla con Infobae.

Nicolás Escobar relata el minuto a minuto en el que se enteró de la muerte del capo.

El sobrino de Escobar y amigo del cartel de Cali

No tenía entre sus planes quedarse en España “escondido como una rata”, por lo cual tomó un vuelo y aterrizó en Medellín a pocos días de la muerte de su tío.

“Con todo el tiempo, cuando ya Pablo muere, vine a Colombia porque, si no, seguía la guerra contra mí y si Pablo no fue capaz, yo menos, que nunca he sido bandido. Yo me voy de España sabiendo que, a lo mejor, cuando llegara acá me iban a matar, pero, sin embargo, prefiero que me maten que quedarme encerrado como una rata, escondido el resto de mi vida, eso no es vida”.

En Colombia tomó la decisión de enfrentar a los enemigos de su tío. Tuvo la oportunidad de reunirse con Carlos Castaño, cabecilla paramilitar que quería eliminarlo para disminuir el legado del capo, y estuvo en la capital del Valle, con los Orejuela, Pacho Herrera y Chepe Santacruz, la cúpula del cartel de Cali.

Su idea era negociar, tratar de limar asperezas y buscar que les garantizaran su vida y la de sus familiares; sin embargo, a pesar de sus buenas intenciones, en un principio fallaron las vías del diálogo y miembros de su círculo cercano fueron asesinados, incluso, aquellos que no tenían nada que ver con la guerra o con los negocios de su tío.

“Fue muy complejo negociar con los de Cali, yo fui a Cali y hablamos de que ya no nos iban a tirar a nosotros y no fue tan así; tanto que asesinan a mi abuelo Enrique y a mis dos tíos, Rodrigo y John Jairo, que no tenían nada que ver con la guerra, ni nunca estuvieron involucrados en la guerra. Mi abuelo ya era un anciano. Sin embargo, me tocó ir a hablar, me tocó sentarme a hablar con ellos en muchísimas oportunidades”, mencionó en la entrevista.

Con el paso del tiempo, las hostilidades fueron cesando, principalmente porque, tras la muerte de Escobar, el panorama cambió y las autoridades comenzaron a perseguir al cartel de Cali; al final, Nicolás Escobar le confesó a Infobae que incluso llegó a considerarse amigo de los cabecillas del que fuera el bando rival, al punto de sincerarse con uno de ellos.

Aunque la droga les dio fortuna, también desangró a los Escobar.

En una charla con José “Chepe” Santacruz Londoño, uno de los criminales más temidos del cartel de Cali, Nicolás Escobar aseguró que tanto él como su tío habían sido “los tontos más grandes del país”, algo que pocos se habrían atrevido a decirle a uno de los narcos más poderosos del mundo.

“Lo digo con toda la tranquilidad del mundo y no me importa lo que las demás personas piensen o crean de eso, terminé siendo muy amigo de Pacho, de Chepe, de Gilberto y de Miguel, de todos ellos termino siendo amigo, incluso una vez tuve la oportunidad y le dije a Pacho Herrera que los tontos más grandes que había tenido este país habían sido Pablo Escobar y él”.
El sobrino de Pablo Escobar da detalles exclusivos sobre su reunión con el cartel de Cali - crédito Infobae

“Se sintió incómodo y me dijo que cómo así, yo le dije que me dejara terminar, que ellos habían tenido todo el dinero del mundo y hubieran podido hacer cosas muy interesantes por el país, pero el ego de los dos tuvo más poder que su capacidad mental”, añadió.

Nicolás Escobar ayudó a los de Cali tras la muerte de Chepe Santacruz

Santacruz Londoño fue abatido en la capital de Antioquia en 1996, en una época en que todavía en Medellín no podía haber rastro del cartel de Cali, lo que limitaba la posibilidad de los familiares del narco para realizar todos los procesos fúnebres. Fue Nicolás Escobar quien se encargó de las diligencias e incluso, al final, fue quien llevó el cuerpo de uno de los peores enemigos de su tío hasta la capital del Valle del Cauca para que pudieran darle sepultura.

“Chepe termina siendo asesinado en Medellín y soy yo el que lo recoge y lo lleva hasta Cali para entregárselo a la familia, porque ellos no tenían la capacidad, porque sabían que si venían les podía pasar algo”

Nicolás sigue en Medellín y hace parte del reducido grupo familiar que quedó del capo; en la actualidad se dedica a contar la historia de su tío en el museo que creó; sin embargo, resalta que lo hace desde otra perspectiva, tratando de eliminar el discurso violento que dejó el narcotráfico y tratando de cambiar la vida de los más pequeños.

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