La Fiscalía General de la Nación informó que a través de un operativo que tuvo lugar en la capital del Atlántico, al norte del país, decomisó más de 30 toneladas de insecticidas falsificados. De acuerdo con el ente investigador, la incautación de productos fraudulentos estaría valorada en más de 3.000 millones de pesos (aproximadamente 757.000 dólares).
La diligencia judicial se llevó a cabo en la mañana del sábado 2 de diciembre, como parte de una investigación en curso. De igual forma, se conoció que los insecticidas, aparentemente, eran comercializados como si fueran de marcas legítimas y estaban destinados para uso doméstico.
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“El trabajo investigativo liderado por la Fiscalía General de la Nación, a través del eje temático de propiedad intelectual de la Dirección Especializada Contra las Violaciones a los Derecho Humanos, permitió ubicar un inmueble que servía como centro de acopio de mercancía falsa en un sector comercial de Barranquilla” indicó Hugo Tovar Pérez, rector especializado contra derechos humanos.
Con base en la misiva de la entidad que imparte justicia, se detalló que, en la diligencia de registro y allanamiento, realizada por funcionarios del Cuerpo Técnico de Investigación, CTI, se descubrieron tapas, envases plásticos, sellos y otros componentes destinados a simular la legalidad de los productos, al interior de la vivienda utilizada como almacén.
Expertos determinaron que los insecticidas fraudulentos eran en realidad artículos vencidos y presentados en formatos no aprobados por los legítimos propietarios de las marcas, lo que pone en duda su eficacia y seguridad, pues no se garantiza que funcionen realmente para el control de plagas, además de que no hay claridad sobre sus efectos y consecuencias para las personas que los utilizan.
En este sentido, los productos no cuentan con registros, ni aprobación del Ministerio de Salud. La producción manual de estos productos incluía el empaque y etiquetado que imitaba a reconocidas marcas de productos de control de plagas para uso doméstico.
El hallazgo de estos elementos falsificados contribuye a una investigación más amplia que abarca delitos como la usurpación de derechos de propiedad industrial, fraude procesal y fabricación y comercialización de sustancias nocivas para la salud. La Fiscalía avanza en las indagaciones para determinar la cadena de producción y distribución detrás de esta operación ilícita.
¿Cómo identificar un insecticida falsificado?
Para identificar un insecticida falsificado, es importante prestar atención a los siguientes aspectos:
- Etiquetado y empaque: Verificar que el producto tenga una etiqueta clara y completa, que incluya información como el nombre del producto, ingredientes activos, instrucciones de uso, precauciones de seguridad y número de lote. Los productos falsificados pueden tener etiquetas con errores ortográficos, impresiones de baja calidad o información incompleta.
- Registro y aprobaciones: Cada insecticida debe estar registrado y contar con las aprobaciones necesarias de organismos reguladores sanitarios del país. Verificar que el producto tenga un número de registro legítimo que se pueda contrastar con las bases de datos oficiales.
- Precio: Desconfiar de los productos que se venden a un precio significativamente más bajo que el habitual, ya que podría ser un indicador de falsificación.
- Distribuidores autorizados: Adquirir insecticidas solo en comercios de confianza o distribuidores autorizados.
- Consistencia y aspecto: Observar la consistencia, color y olor del producto. Los insecticidas falsificados pueden presentar diferencias notables frente a los legítimos.
- Efectividad: Si el rendimiento del insecticida es inusualmente bajo o no cumple con lo prometido, podría ser un indicio de falsificación.
En caso de duda, contactar al fabricante o a las autoridades competentes para reportar el producto y obtener asesoramiento.