Llega el mes de diciembre y Colombia se prepara para celebrar distintas festividades de cara al final de año, en las que son protagonistas el mundo gastronómico, cultural y musical. Otras ciudades resaltan las tradiciones y reflejan la historia de cada territorio.
Medellín no es la excepción. En la capital de Antioquia y sus municipios vecinos se celebra la tradicional alborada, un festejo que de unos años hacia acá ha tenido un trasfondo oscuro en el marco de la violencia.
Durante el día previo a la alborada, es decir, el 30 de noviembre; los medellinenses y habitantes del Valle de Aburrá se preparan con juegos pirotécnicos y demás elementos de pólvora para detonarlos en la noche y la madruga del 1 de diciembre. Si bien, el cielo de la región se ilumina con las incandescencias, hay una historia más allá de querer recibir la navidad con alegría.
Todo se remite a decenas de referencias sobre la fecha, sin embargo, gran parte de estas están vinculadas con los narcos y sus excentricidades. La pólvora suele ser sinónimo de celebración en el país, siendo usada en diferentes eventos para festejar o conmemorar un hecho, incluso, los capos de la droga en algunas ciudades del país; lanzaban juegos pirotécnicos luego de “coronar alguna vuelta”, es decir, cuando finiquitaban con éxito el envío de algún cargamento de droga.
Del mismo modo, los narco paramilitares demostraban su presencia en la capital de Antioquia con el uso de pólvora, tal como sucedió tras la desmovilización del Bloque Cacique Nutibara en 2003. eJohn Wilson Osorio, jefe del departamento de Humanidades de la Universidad CES le explicó al portal Vivir En El Poblado que todo nace tras una orden de Diego Fernando Bejarano Murillo, conocido como alias Don Berna.
En lo que corresponde a la orden de paramilitar, tiene que ver con su idea de hacerse notar tras la desmovilización. En las Autodefensas Unidas de Colombia, Diego Fernando Murillo era conocido como Adolfo Paz, era el comandante del mencionado bloque y operaba en gran parte de Antioquia, priorizando el nordeste, norte y occidente Antioqueño.
Este mismo bloque habría estado vinculado con la mencionada operación Orión en las comunas de Medellín, diligencia mediante la cual se pretendía eliminar todo el rezago guerrillero en la ciudad, llevando a la incursión del Estado colombiano y la supuesta cooperación de grupos paramilitares, acabando con la vida de inocentes y la tortura de los mismos, hechos que han sido cuestionados por organizaciones internacionales.
Tras la desmovilización del Bloque Cacique Nutibara en noviembre del 2003, Don Berna supuestamente bajó la cabeza, pero aseguró que Medellín seguía siendo suyo, tal como le explicó Osorio al mencionado portal, en donde supuestamente el “para” aseguró: “Yo soy el dueño de Medellín, yo mando en el territorio. Nos desmovilizamos, pero seguimos mandando en Medellín”, citó Vivir En El Poblado.
Supuestamente, tras llegar a la capital de Antioquia luego de la desmovilización; esa noche del 30 de noviembre en Medellín fue distinta, luego que los paramilitares encabezados por el también capo del narcotráfico, estallaran cientos de elementos pirotécnicos ante la mirada desconocida de muchas personas, que simplemente naturalizaron el hecho como la conmemoración de la navidad y el arribo de una linda época.
Aunque el cielo toma un color distinto durante varios minutos, otros que sufren son los animales, pues el sonido del estallido de la pirotecnia llega a ser insoportable, además del manejo inadecuado de este tipo de explosivos, en donde la comunidad corre un alto riesgo por su misma imprudencia, siendo este, un día en donde se reportan decenas de quemados en la capital de la montaña.