El precio de la carga de café colombiano ha experimentado un descenso significativo, pues el 28 de noviembre cerró en 1.4 millones de pesos colombianos (aproximadamente 351 dólares estadounidenses), cifra inferior a los dos millones de pesos (aproximadamente 501 dólares estadounidenses) registrados meses atrás.
En medio de esa situación, los representantes de los comités cafeteros de diversas regiones de Colombia se congregan en Bogotá para su congreso anual, allí buscan alternativas frente a la actual coyuntura económica del sector.
Germán Bahamón, gerente de la Federación Nacional de Cafeteros (Fedecafé), en su diálogo con El Tiempo, no describió la situación como una crisis, pero hizo énfasis en la creación de un plan de austeridad que se enfoque en la salud financiera y en acciones de apoyo a los caficultores.
A su vez, Bahamón mencionó la cooperación existente con el Gobierno colombiano en materia de políticas de desarrollo agropecuario. Además, dijo que si en los momentos en los que el precio fue tan alto no se habló de bonanza, ahora no se puede considerar que hay una crisis, “es más una estrechez en la rentabilidad y, por supuesto, eso no nos hace felices”, señaló Bahamón a El Tiempo.
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En la entrevista con ese mismo periódico, destacó varios puntos, y entre ellos se encuentra la concentración en políticas de tecnología para mejorar la productividad y reducir costos, así como el apoyo que ha estado brindando el Ministerio de Agricultura, el cual lidera Jhenifer Mojica, y quien ha destinado 35.000 millones de pesos colombianos (aproximadamente 8.77 millones de dólares estadounidenses) con el objetivo de renovar de manera eficiente y completa a los cafetales. Lo anterior incluye un incentivo de capitalización rural (ICR), que cubre hasta el 40% del valor de la inversión de los caficultores.
Además, Bahamón le señaló al mismo medio, que también se han logrado ahorros por 18.000 millones de pesos (aproximadamente 4.5 millones de dólares estadounidenses) cifra que representa el 58% de la meta de reducción de gastos operativos. En la entrevista, destacó la eliminación de cargos directivos y de gastos considerados no esenciales en la Federación Nacional de Cafeteros (Fedecafé). Así mismo, señaló la importancia de la internacionalización, con la apertura prevista de sesenta nuevas tiendas de la cadena Juan Valdez en el exterior. De esa manera el café colombiano puede llegar a muchas partes del planeta.
Por otra parte, la caída de la producción y de las importaciones de café también fueron temas abordados por el gerente de Fedecafé. Bahamón espera retomar niveles de producción de 11,4 millones de sacos y reducir las importaciones, que de por sí ya han disminuido un 32%. El gerente lamentó que el café de calidad superior sea exportado, mientras que el consumidor colombiano generalmente consume un café de menor calidad, conocido como pasilla.
En relación con el debate sobre la posibilidad de cultivar café robusta en el país, el gerente de Fedecafé insistió en actuar con responsabilidad y no emplear caficultores como “conejillos de Indias” en la experimentación de cultivos que pueden no ser adecuados. Añadió que aproximadamente la mitad de los caficultores del país no poseen títulos de propiedad, un asunto que podría verse impactado por la reforma agraria que promueve el Gobierno.
Para terminar, Bahamón criticó la idea de establecer un arancel del 70% a las importaciones de café, medida propuesta por sectores cafeteros como reacción a la caída de precios. Por lo cual, propuso que en cambio Colombia Compra Eficiente, plataforma del Estado, adquiera de forma exclusiva el 100% del café colombiano, pues desde su perspectiva eso podría incentivar el consumo interno de grano de calidad.