La diabetes es una enfermedad crónica que se caracteriza por niveles elevados de glucosa en la sangre. Esto ocurre debido a que el páncreas no produce suficiente insulina, la hormona encargada de regular el azúcar en la sangre, o porque el cuerpo no utiliza la insulina de manera eficaz. Existen dos tipos principales: la diabetes tipo 1, en la cual el páncreas no produce insulina; y la diabetes tipo 2, en la que el cuerpo no responde adecuadamente a la insulina.
El panorama de esta enfermedad en Colombia preocupa al sector de la salud, ya que en la actualidad hay 1.748.586 personas con ella. Según las proyecciones de la Federación Internacional de la Diabetes (FID), para 2030 el número superará los 4.000.000 de habitantes que podrían padecerla, y se calcula que uno de cada 10 pacientes desarrolla Edema Macular Diabético (EMD) como complicación derivada de la diabetes en el país.
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Otros datos importantes, actualizados a noviembre de 2023, detallan que el 77% de los colombianos diagnosticados con la enfermedad supera los 55 años. En el mismo contexto, las regiones con más casos reportados son: central (455.000), Bogotá (292.000), Caribe (286.000), Pacífica (273.000), oriental (250.000) y Amazonía (17.000).
La diabetes como causa de ceguera: ¿cuándo acudir al médico?
La diabetes es la principal causa de ceguera en adultos en edad productiva. Una de cada tres personas con esta enfermedad experimenta pérdida de capacidad visual. Así lo confirmó el Informe Mundial de Retinopatía Diabética, que sostuvo que el 79% de las personas con esta enfermedad afirma tener dificultades o incapacidad para desarrollar actividades cotidianas como conducir, trabajar, cocinar o limpiar el hogar, por su progresiva pérdida de la vista.
“Las personas con diabetes pueden aspirar a tener una visión que dure para toda la vida. Es muy importante el acompañamiento interdisciplinario y que visiten al oftalmólogo según el tipo de diabetes (1 o 2) y continúen con esta práctica de manera periódica durante toda su vida, con controles anuales”, recomendó Carolina Suárez, directora médica de AbbVie.
Asimismo, aclaró que como el ojo no tiene sensores de dolor en donde se hace la acumulación de líquido, el daño progresa de manera silenciosa sin que la persona lo note, hasta que empieza a percibir síntomas irreversibles como disminución del campo visual, dificultad para enfocar, manchas flotantes, puntos o telarañas en la visión, cambios en la visión de borroso a claro, áreas parcialmente oscuras en los campos de visión, poca visión nocturna, colores descoloridos y pérdida de visión.
En el mismo sentido, recordó que los altos niveles de azúcar en la sangre pueden dañar o bloquear completamente los vasos sanguíneos del ojo, provocando la creación de pequeñas protuberancias que filtran líquido en la mácula hasta inflamar y engrosar la retina. A esta anomalía se le conoce como Edema Macular Diabético.
“El 90% de las enfermedades visuales son prevenibles, tratables o contenibles, lo que hace que el diagnóstico sea clave para evitar una discapacidad visual. Cuando tenemos una diabetes controlada, el acompañamiento experto, acceso a los exámenes diagnósticos y el tratamiento adecuado, es posible retrasar las complicaciones del EMD”, agregó Suárez.
Finalmente, recalcó la importancia de acudir al médico ante cualquier síntoma, ya que el diagnóstico oportuno de la diabetes también es un factor clave para prevenir este tipo de complicaciones visuales, debido a que se estima que en el mundo entre 30 y el 40% de personas con diabetes está sin diagnosticar y en América entre el 50% y el 70% de los casos no se controla.