1989 es catalogado como uno de los años más violentos de Colombia, la guerra del cartel de Medellín, liderado por Pablo Escobar contra el Estado y el cartel de Cali generó una oleada de sangre que mantenía en alerta constante a las personas.
De cara a las elecciones presidenciales de 1990, Escobar y las estructuras criminales enfrascaron su ira en los posibles sucesores de Virgilio Barco, lo que desencadenó en que cuatro candidatos fueran asesinados antes de los comicios, siendo Luis Carlos Galán Sarmiento, el blanco seleccionado por el cartel de Medellín.
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Desde las elecciones de 1982, Galán, y su entonces fórmula vicepresidencial, Rodrigo Lara Bonilla, se habían convertido en detractores del accionar criminal de Escobar, negando cualquier tipo de apoyo del Nuevo Liberalismo a las aspiraciones del capo para llegar a la Cámara de Representantes, lo que continuó en el Congreso de la República.
Rodrigo Lara Bonilla fue la primera persona que acusó públicamente a Pablo Escobar de ser narcotraficante, lo que terminó con la renuncia de este en el Congreso y el magnicidio de Lara Bonilla en abril de 1984, cuando era ministro de Justicia.
La tragedia se repitió
Cinco años después, Pablo Escobar ya no era considerado un empresario antioqueño, se había convertido en el narcotraficante más buscado del país y enemigo público del Gobierno de los Estados Unidos, debido a que el capo era la persona que más enviaba droga a este país.
La estrategia del presidente Virgilio Barco para mitigar el poder de los narcos había fracasado, y aunque Carlos Ledher (miembro activo del cartel de Medellín) había sido extraditado, Colombia se había convertido en una nación controlada por los criminales.
De esta forma, la ciudadanía veía en Luis Carlos Galán un líder que podría cambiar el panorama del país, lo que lo hacía partir como principal candidato para llegar a la Presidencia de la República; sin embargo, esto se vio truncado el 18 de agosto de 1989.
Durante un evento público en Soacha, Galán fue baleado junto a uno de sus escoltas y un concejal del municipio, los tres murieron, y con ello, las proyecciones de los colombianos que buscaban un país mejor, quedaban de lado nuevamente.
El objetivo era continuar con la cacería de los liberales
Por petición de la familia de Luis Carlos Galán, el Nuevo Liberalismo decidió que César Gaviria sería el nuevo candidato de este partido para las elecciones presidenciales de 1990, convirtiendo al pereirano en el nuevo objetivo del cartel de Medellín.
Un mes después del magnicidio de Galán, Pablo Escobar ordenó la muerte de Gaviria. El plan era claro, el 27 de noviembre el candidato presidencial debía tomar un avión en Bogotá con rumbo hacia Cali, este vuelo despegaría, pero no llegaría a su destino.
En un hecho del que aún existen preguntas sin respuestas, dentro del vuelo 203 de Avianca, en un Boeing 727-21, explotó una bomba luego de que saliera del aeropuerto El Dorado, cayendo en zona rural del municipio de Soacha, las 107 personas que iban a bordo perdieron la vida.
Dentro de las víctimas no estaba César Gaviria ni su personal de seguridad, debido a que uno de sus escoltas le informó al candidato que tenía una sensación negativa del viaje, Gaviria decidió no subir al avión y se quedó en Bogotá.
34 años de impunidad
En un principio se especuló con que había sido una falla mecánica, después, se conoció que había sido una bomba y el crimen fue adjudicado a Pablo Escobar (que dio la orden); sin embargo, 34 años más tarde, aún se desconoce el nombre de quienes ejecutaron uno de los mayores atentados en la historia del país.
Por una parte, la justicia considera que Carlos Mario Alzate Urquijo alias el Arete, uno de los sicarios de mayor confianza de Pablo Escobar, mintió en su testimonio y realmente, él sería la persona que armó la bomba, planeó el atentado y supervisó que este se desarrollara. Actualmente, se desconoce el paradero de Alzate Urquijo, pero se especula, está escondido en España.
Debido a esto, los familiares de las víctimas han entregado un informe a la Comisión de la Verdad que no ha recibido respuestas, en este se cuestiona la responsabilidad del Estado, las incongruencias de la investigación y la participación de la única persona que ha sido condenada por el atentado.
Se trata de Dandeny Muñoz Mosquera, alias La Quica, que fue condenado a tres cadenas perpetuas en Estados Unidos por la bomba al vuelo 203 de Avianca, pero, en repetidas ocasiones, Mosquera ha afirmado que no tuvo ninguna participación en este crimen.
“Me pusieron en un cuarto con mucha gente, gente de la DEA, del FBI, estaban grabando todo lo que se hablaba ahí, me dijeron que tenían un negocio para conmigo, que si yo les ayudaba a encontrar a Pablo Escobar iban a traer a mi familia para acá, me iban a dar dinero, me iban a poner en una prisión de menos seguridad, pero si no me iban a dar nuevos cargos por los cuales me iban a matar en la silla eléctrica, o me iban a dejar de por vida en prisión”, afirmó la Quica a Testigo Directo.