Del transporte público a los eventos multitudinarios. Delincuentes estarían replicando las nuevas modalidades de robo en cuanto lugar actúen. Cuanta de ello el testimonio de @santi.granobless publicado a través de la red social TikTok, sobre su experiencia en el ‘Megaland’.
Fue, según dijo, “el peor festival” de su vida. “Había escuchado muy malos comentarios sobre este festival, pero iba uno de mis artistas favoritos: Eladio Carrión. Y quería ver a un artista que me hacía mucha ilusión verlo, que era Jhayco... no había tenido la oportunidad de ir a uno de sus conciertos”.
Acompañado por su novia se presentó en el Parque Simón Bolívar, la tarde del domingo 25 de noviembre, hasta donde habrían llegado cientos de personas interesadas en el género urbano.
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“Había artistas que le gustaba bastante a ella, entonces era una oportunidad para los dos, de conocer a los artistas que nos gustaban. Llegamos a eso de la 1:00 de la tarde, hacíamos fila para general, porque a esa localidad iban bastantes amigos, así que era mejor, pero no había logística”, detalló.
Sin embargo, desde la entrada, notaron que algo estaba mal. Las personas estaban golpeándose entre sí y ni la Policía ni el personal de seguridad del evento se presentaron para separarlos: “En la parte de atrás, al darle la vuelta al Simón Bolívar, estaban los revendedores de boletas y los revendedores de puestos peleándose entre ellos, tirándose piedras. Alcance a ver gente con sangre y esa fue la primera red flag sobre el festival”.
Una vez traspasaron los distintos filtros de control, el ambiente pareció mejorar por un momento, pero, aun así, se mantuvieron alerta, pues habían escuchado sobre experiencias desagradables de quienes asistieron al evento en años anteriores.
“Íbamos precavidos porque ya sabíamos que robaban, que hacían cosquilleo y que podían pasar miles de cosas. No era Nuestra primera vez en el festival. Sin embargo, nos encontramos con nuestros amigos y estaba chévere. La música estaba buena, había buenos artistas, había puestos de comida y el espacio era bastante amplio”.
Al iniciar la tarde estaban frente a reja, pero conforme fue avanzando el día decidieron moverse hacia atrás para disfrutar de la oferta gastronómica y los juegos del festival: “Llegamos temprano y nos hicimos en la parte de adelante, pero, desde temprano, estaban las personas que hacían cosquilleo, que tobaban, realmente, son muy fáciles de identificar porque, en general, andan en grupo y son personas que no están pendientes del concierto, o sea, están mirando de lado a lado para identificar quien esta despistado y así robarlo”.
Hasta entonces, ya habían intentado robarlos, pero, por suerte, su experiencia los habría llevado guardar sus objetos personales en un lugar “seguro”. “A mí me trataron de sacar cosas del bolsillo de atrás de mi pantalón, pero no llevaba nada, todo lo llevaba adelante”, lamentó.
Cansados, decidieron ir a otra zona para tomar algo, comer e ir al baño. “Nos hicimos en una zona con más espacio, más libre y empezó una pelea entre unas muchachas, así que nos fuimos, porque también habíamos escuchado que en los momentos de pelea aprovechan para robar bastante”.
Buscando una solución, siguieron encontrándose con mas amigos, ampliando su grupo para disfrutar del festival, pero lo peor aún estaba por pasar: “Llegó un momento que terminó por tirarse toda la noche. Había escuchado sobre esta modalidad de hurto en TransMilenio, pero nunca en festivales. No había escuchado que pasara en festivales. Una persona empezó a decir que yo le había robado el celular”.
No entendía a qué se refería, pero no pasó mucho antes de que cayera en cuenta que, semanas antes, delincuentes habían utilizado la misma estrategia con una mujer en el sistema de transporte masivo de la ciudad. “Me miro y gritó: fuiste tú, me robaste el celular. Y otra persona empezó a gritar que estaba robando celulares. Alertó a todo el mundo y esta persona se lanzó hacia mí, a raparme el celular”.
Para ese momento se encontraba a solas con su novia, pero ella no titubeo a la hora de defenderlo, frente a la turba furiosa que estaba formándose a su alrededor: “Yo iba con mi novia y ella me abrazó, para evitar que estas personas me quitaran las cosas de los bolsillos, porque llegó más gente de su grupo y nos rodeó para quitarnos todas las cosas. Fue una situación bastante estresante y terrorífica, era un grupo de 7 u 8 personas tratando de quitarnos las cosas, de agárranos”.
No solo temieron por sus objetos personas, sino también por su integridad. Temían que lograron convencer a los demás asistentes de unirse a ellos para lincharlos y tomar todo lo que llevaban consigo.
“En situaciones así pueden pasar mil cosas, te pueden golpear, pueden robarte también, es la modalidad de hurto, pero las personas a tu alrededor pueden pensar que estabas robando, puede pasar a mayores esa situación; aunque, menos mal no fue así”.
Hasta entonces, a pesar de que los equipos de logística y seguridad parecían quedarse cortos, el festival era aceptable, pero después de verse en peligro, entendieron el por qué de las advertencias que recibieron de sus amigos:
“Nos pudimos salvar porque mi fondo de pantalla es una foto con mi novia, entonces, cuando por fin nos soltaron mostré mi celular, con algo de miedo, lo tuve super duro, pero les enseñé el fondo de pantalla en el que salía con mi novia y después de eso trate muy mal a esas personas, porque habían armado semejante show, fue una situación bastante penosa, todos nos miraba extraño, pensando que nos habíamos robado algo”.
Fue tan incomodo que, incluso, no se quedaron para ver a los artistas por los que decidieron asistir en un primer momento, aunque, por suerte, lograron salir de allí sin ser victimas de hurto o, peor, violencia por parte de los “demás asistentes”.